13/10/2022
Distintas versiones de la leyenda del tanicu
UNA TRADICIÓN – EL TANICU/O
Dra. Amalia Gramajo de Martínez Moreno*
compartimos un profundo estudio extraído del libro “La Tradición en Santiago del Estero” de Amalia J. Gramajo de Martínez Moreno y Hugo N. Martínez Moreno.
I – LA INVESTIGACIÓN, SU OBJETIVO:
Nuestro interés por el tema surgió hace unos años atrás, en ocasión de escuchar de boca de Don Sixto Palavecino** el relato de una tradición: El Tanicu, conocida por Salavina (Santiago del Estero). Desde entonces, intentamos conocer más al respecto e indagar la trama de la misma y sus posibilidades connotaciones.
II – LAS FUENTES ORALES Y ESCRITAS:
En primer término encaramos una investigación bibliográfica, a fin de obtener una mayor información y ampliar el conocimiento. Así nos encontramos con autores santiagueños que hacían alusión específicamente a Tanicu/o, tales como: Antonio Sosa, Domingo Bravo, Agustín A. Chazarreta, Orestes Di Lullo, Aldo L. Tévez, José Alfaro y Vidal Ulloa.
Asimismo, otros investigadores mencionan el tema, Samuel Lafone Quevedo en el siglo pasado en su lexicón de voces indígenas el “Tesoro de Catamarqueñismos”, y Juan Alfonso Carrizo que recopiló versiones orales por el Noroeste, para la publicación de sus “cancioneros” (Ver en Bibliografía adjunta).
La consulta efectuada en obras de autores bolivianos y peruanos (los que alcanzamos a manejar), a fin de localizar fuentes escritas, no nos aportó mayores datos, tampoco los cronistas del período Colonial: Garcilazo, Cieza de León, Felipe Guaman Poma de Ayala, entre otros. Estos presentan los rasgos de las tradiciones vinculadas a otras: La mecala, múchuy y el uma rayni; por señalar algunas celebraciones, fiestas y costumbres.
Al recurrir a la lingüística para obtener la etimología de la palabra, encontramos que difieren en el origen aunque no en el significado. Dos de los estudiosos citados; Lafone Quevedo sostiene que Tanicu es voz cacana, enfatizando que no es quichua ni aimara, en cuanto a su significado lo da como “hambruna”. Afirma así que la voz es indígena local (Diaguita), coincide con el resultado de los materiales orales recolectados por Carrizo en el área Noroeste (Catamarca y Tucumán). La tradición de Tanicu sería de esta área cultural y provendría de los portadores de la lengua cacana o kakán.
Domingo Bravo en cambio sostiene, que es voz quichua compuesta de Tani (probablemente onomatopéyico) y el sufijo Cu, que expresa que “el nombre tiene mucho de eso, que dice la raíz del vocablo”.
Agrega además, que le llaman Múchuy (s. y v. intr.), su significado carecer, pasar necesidad, sufrir carestía, escasez.
Si tenemos en cuenta el estudio del investigador mencionado, debemos pensar que la tradición del Tanicu es influencia cultural proveniente del área Andina Central (zona nuclear). Al respecto, el estudioso boliviano Jesús Lara, en su Diccionario Quichua-Castellano, puntualiza que “la raíz Thani no aparece en nuestro quichua, pero sí en el boliviano”.
El Padre Jorge Lira trae en su Diccionario de lengua quichua, las voces Tháni: adj. sano, sin daño, saludable que está libre de algún mal, vicio o error. El que ha recuperado la salud, y Thanichikk, adj.: Salutífero, que da salud o mejoría, que calma. Thanáku, sust.: Colcha remendada con toda suerte de tela y retazos. En “Los Cuentos del Alto Urubamba” del mismo autor se hace referencia al “mes hambruna”, en la personificación de un Viejo que pasa por el lugar del hecho, a quien si se le da algo y agradece con una recompensa.
Sergio Grigorieff, de origen ruso que vivió un tiempo en Santiago del Estero, en su campaña se mostró muy interesado en la lengua quichua, escribió un “Compendio del Idioma Quichua, el que se publicó en 1935 y en el cual trae en la parte de diccionario, la voz Tanta (Thanta), adjetivo que significa: Trapiento, harapiento. La voz Tanicu o Tanico no la consigna, pero sí la significación, seguramente el autor no oyó versiones de la tradición.
Cabe señalar, que el Dr. Orestes Di Lullo hizo el mismo trabajo de Carrizo en la Provincia de Santiago del Estero, publicado en “Cancionero Popular de Santiago del Estero” en el año 1940, nada apunta sobre el tema. En cambio, en su obra titulada “Contribución al Estudios de las Voces Santiagueñas”, hace alusión a Tanico como una voz existente en el habla del santiagueño. Y, en “La Razón del Folklore” su último libro trata de unos mitos y leyendas, ese mundo conceptual, ético y estético, el que está siempre revestido de formas solemnes que recuerdan la dignidad y el decoro colonial.
Se extiende con detenimiento sobre la memoria colectiva, el inconsciente colectivo pero nada agrega del Tanico, el emblemático personaje que otorga beneficios o lo niega.
III – VERSIONES CONOCIDAS – TEXTOS:
A – Versión recogida por Agustín A. Chazarreta, en “Tradiciones Santiagueñas”, páginas 133-34.
El día del “tanico” (en quichua quiere decir: Hambre), se celebraba en Salavina el 1 de Octubre. Cuenta la creencia popular que andaba a mediodía de esa fecha, por todas las casas, el diablo en forma de un hombre con sombrero grande (algunos dicen de sombrero blanco) y recorría las cocinas y los fogones para ver si se cocinaba, pues comenzaba el mes que generalmente era de gran carestía. Este hombre, “el Tanico”, raras veces se hacía ver, pero como ya se sabía la fecha en que andaba, la gente se preparaba y aunque hubiera carestía, se cocinaba abundantemente ese día o el primer domingo de octubre para demostrarle al diablo que había abundancia. Esa comida se distribuía entre la gente pobre y consistía en grandes holladas de “alcucu”, comida a base de trigo bien molido y charqui o carne de cabrito, generalmente, se cocina hasta que quede como una sopa espesa; también se hacían otras comidas a base de trigo o maíz. Todo iba acompañado de festejos o muestras de alegría para correr así al diablo demostrándole que había abundancia.
B – Versión extraída del Diccionario Quichua-Santiagueño-Castellano de Domingo Bravo, páginas 321-22.
“Tanicu, s., Deidad rural, Díos de la carestía, se le rinde culto en el Dpto. Salavina y su zona, es protector cuando se lo complace, pero castiga cuando se lo ofende, o no se le rinde homenaje. Hay cosas que no deben hacerse porque lo irritan, como moler en mortero vacío por ejemplo. En este caso, en su condición de carecido, tanicu viene a juntar los granos que saltan del mortero y al sentirse burlado se enoja y, en castigo les lleva todo lo que tienen en el troje y cuanta comida encuentre en la casa.
En cambio si le hacen fiesta, tanicu proteje la familia a la que no le faltará manutención en todo el año. Esta es la fiesta de la abundancia y la alegría. Se cocina en cantidad suficiente para que sobre: Alcucu, locro, chanfaina, empanadas, pasteles, tortillas... y no debe faltar, pues constituye el elemento ritual de la fiesta la icha, que consiste en arrojar a la concurrencia a puñados, pequeños bizcochitos fritos en grasa. Luego se bebe aloja, si la hay, u otro licor en su defecto, y se baila.
La fiesta se realiza el 1 de octubre mes de la carestía (del Rosario “quilla”, en la zona andina).
C – Versión de Antonio Sosa (cantor popular, músico y escultor de Villa Atamisqui, autor de un extenso poema en lengua quichua titulado “Juntando lo que va perdiéndose”), citado por Domingo Bravo en su Cancionero Quichua-Santiagueño, publicado en Tucumán en 1956.
Fragmento página 319, en castellano:
Cerquita de una población
me apeé a descansar,
anduve en horas de calor
ya estaban durmiendo todos
con lo que estuve por acostarme a dormir
se me presentó la Carestía.
-----------------
Era negro, pelo duro,
bizco, su dentadura acabada,
debía ser carecido
porque era muy flaco,
En cuanto quise levantarme a recibirlo
se perdió de mis ojos.
Realmente estos versos se enmarcan en el cancionero popular anónimo y seguramente Antonio Sosa, que conocía al respecto los reunió y a otros de diferentes temas y con ellos compuso el poema. Lo importante es que de esa manera los recogió, permitiendo hoy su valoración.
La versión en quichua esta dada por Domingo Bravo, y publicada en su Cancionero, en la página 313.
Suj población ckayllitapi
descánsaj uraiconani,
‘rupay horas purerani,
puñushcarunca na túcuy
siricunaashcayan puñoj
presentacuara Múchuy.
----------------
Yana cara, chujcha Sinchi
visqu, quirusnin tucuscka
debera cayta ususcka
porque ancha tullu cara,
chásquej atarinaachcayan
ñahuisniymanta chincara.
D – Versión extraída de “Huahuayay” – Tiempo de la Niñez, de Aldo Leopoldo Tévez, página 71.
El tanicu es un duendecillo que se suele aparecer a la hora de la siesta o en las noches temprano o al amanecer. Dicen que es un viejecito petiso, más bien gordito, que aparentemente goza de buena salud, sombrerudo, viste ropas andrajosas y calza ushutas. En ocasiones se lo ve rondando takanas y juntando los granos de maíz, trigo, o restos de misthol o algarroba que se esparcen cuando se muele.
Esta deidad rural, tiene la particularidad de obrar a veces como protector de la abundancia, cuando se lo complace en sus hábitos y deseos. Por ejemplo: Aquel que muele en el mortero de maíz, no debe recoger los granos que saltan fuera con el golpe, eso debe quedar para el dios de la carestía, otro nombre que se le asigna. En cambio, se enoja cuando se golpea en vano simulando moler. En éste caso se ve engañado y al mal año para las cosechas, sequías, heladas o calores fuertes que queman los tiernos sembradíos.
Antiguamente se hacían fiestas en su honor el primer domingo de octubre, donde los vecinos se reunían para pedirle la multiplicación de los bienes, y en su homenaje se hacían grandes comilonas de asados, empanadas, alkucu, sanku y otras variedades tradicionales. De las piruas, se extraía la algarroba que sobró del invierno y preparaban la aloja en cantidad suficiente, junto a otras bebidas a base de alcohol, yuyos y cáscaras de naranja.
Culminaba con la “icha” ceremonia de arrojar migas, pequeñas masitas, maíz y otros granos tostados. Hasta algunas décadas atrás, esta tradición se mantenía en algunas zonas de Salavina y Atamisqui.
El autor agrega además, lo siguiente: “No sabemos de donde proviene el nombre de Tanicu”. “Puede ser del quichua Thani que significa: Sano que goza de buena salud”.
Cu, es una partícula adjetivante que al agregar a un sustantivo se transforma en un adjetivo aumentativo.
Finalmente Tanicu: Es un duendecillo petiso y gordito, como gozando de buena salud porque se alimenta de granos”.
E – Versión extraída de “Cultura Quichua Santiagueña”, de los autores José Alfaro y Vidal Ulloa.-Tanicu, pág. 275.
Castellano: Tanico
El 12 de octubre solemos hacer, cocinamos alcucu (comida fuerte, de trigo molido y condimentado con ají frito), le pusimos pimentón y comino, y moliendo trigo hicimos el sanco (base espesa para el alcucu).
Todo el día hubo empanadas, asado y bebieron vino. Después, por la tarde, bailó toda la gente que anduvo.
Eso hicimos para que no llegue Tanico (deidad de la carestía), para eso hicimos mucha comida. Tanico, no suele querer retirarse de aquí.
Para que no llegue hicimos todas esas cosas.
Quichua: Tanicu
12 de octubre, ‘rúaj caycu, yanoraycu alcúcut: pimentón, cominut, churaporaycu; triguta cutas, sancuta ‘ruaraycu Chaymanta Rosario Quillapaj entero invitacoraycu amus micunancunápaj.
Entero punchau tiara empanada, asao y vinota upiarancu. Después tardenta danzarancu entero gente púrej.
Tanicu mana chayahánpaj, cháypaj ‘ruaycu ashcata. Maa retiracunáaj caymanta Tanicu.
Mana chayanánpaj tucuimanta ‘ruaraycu.
F – Versión levantada por Juan Alfonso Carrizo en la Provincia de Catamarca de Don Cruz Lucena, poblador del distrito Santa Rosa, Dpto. homónimo en 1915. Figura en su obra “Cancionero de Catamarca”. En Tucumán recogió otra similar.
El investigador Bruno C. Jacovella, que estudió la obra de Carrizo y realizó una selección de la misma, dice que éste da una explicación del argumento procedentemente escrito, de tal modo: “que es la guerra que, en los años malos, sostenían los lugareños con el hambre, que los paisanos llamaban con el nombre quechua de Tanico y la personificaba en un hombre montado en un caballo flaco, con poncho amarillo, cuchillo grande y de gesto muy malo. Tanico hacía su entrada triunfal en el Valle de Catamarca a fines de septiembre o a principios de octubre, cuando las despensas caseras estaban vacías. Aquí, Tanico fue finalmente vencido por el regimiento de brevas y huyó a Paclín.
Acota Jacovella, que Carrizo no pudo encontrar completo este cantar y lo que levantó, la mayor parte es incoherente por lo que se intentó una reconstrucción de la décima transcripta, y se da por separadas las cuartetas.
Consideramos que el hecho de que esta versión llegó al límite con la provincia de Santiago del Estero, extiende el escenario geográfico de las correrías del personaje que aparece algo modificado en su aspecto personal pero es el mismo; la personificación de la hambruna.
IV – ANÁLISIS E IDENTIFICACIÓN DE LOS ELEMENTOS INTEGRANTES DE LAS VERSIONES:
Personaje tipo: Hombrecito, hombre malo, el diablo, viejecito, duendecillo.
Características: Bajo, petiso, gordito, pelo duro, bizco, dentadura en mal estado, flaco, negro, montado en caballo flaco y con cuchillo grande.
Vestimenta: Sombrerudo (sombrero blanco), poncho amarillo, viste ropas andrajosas, calza ushutas.
Acciones: Se lo esperaba y cuando aparecía recorría las cocinas y los fogones para ver si se cocinaba. En ocasiones se lo veía rondando los morteros (tacanas), y juntando los granos de maíz, trigo o restos de mistol o algarroba.
Rara vez se dejaba ver, cuando advertía que había abundancia, comida y que se lo esperaba y se retiraba complacido, caso contrario se enojaba y se sentía engañado, lo que podía traer mala suerte, mal año para las cosechas, sequías, heladas o fuertes calores.
Una variante se daba, cuando él, al ver abundancia pasaba de largo.
Lugar del suceso: Noroeste Argentino, Valles de Salta, Tucumán, Catamarca y el espacio central de la mesopotamia santiagueña (Dptos. Salavina – Atamisqui – Loreto).
Tiempo del suceso: Fines de septiembre o comienzos de octubre, 1 de octubre, 12 de octubre y también, primer domingo de octubre; lo que indicaría integración a un contexto, el del ciclo de la agricultura.
Aparición del personaje: Mediodía, amanecer y al hacerse la noche.
Atribuciones: Deidad rural, protectora de la abundancia, dios de la carestía.
Actitud: Ambivalencia, con efectos contradictorios. Complacencia o disgusto, premio o castigo. Obliga al cumplimiento de una regla, o norma de conducta.
Elemento integrante: La fiesta o celebración en carácter de homenaje.
V – APROXIMACIÓN A SU INTERPRETACIÓN:
Pueblo o cultura que le dio origen: La quichua (ámbito Andino, Perú, Bolivia, Argentina), cuya lengua trae la voz Tanicu como propia.
Leyenda o Mito: Las versiones conocidas indican la forma o especie de leyenda más que de un mito. Razón por la cual esta problemática debe ser investigada de modo más exhaustivo.
Profundización acerca de su contenido significante: Se advierte necesidad de enmarcarlo en un contexto cultural más preciso, para poder interpretarlo más claramente.
Vinculación con el tema del tiempo calendario: En el Perú en época del Inca Pachacutec, hubo un cambio de calendario; así en el año empezaba en el solticio de diciembre y estaba compuesto de doce lunas. El año se llamaba “Huata”, (no se ajustaba el mes solar con el mes lunar). Ciertas fiestas se regían por el calendario lunar que mantenía con exactitud la época de los equinocios.
Los meses que tienen relación con el ciclo de la agricultura eran y son los dedicados a los trabajos de la tierra, (se ara y se siembra), el pueblo va a los campos y canta, está alegre: Chacra Yapuy (Agosto), Coya Raymi (Septiembre) y Uma Raymi (Octubre).
Toda esa actividad culmina en una fiesta (Busto, José Antonio del: “Perú Incaico”. Lima – 1982).
Celebración o Fiesta dedicada: Según el autor citado y también Guaman Poma, en el ámbito andino cada mes tenía su fiesta especial, el Uma Raymi Quilla era la correspondiente al mes de octubre, la cual se manifestaba con cantos, danzas, alegría y hasta con sacrificios de animales si era necesario.
En la mesopotamia santiagueña, también se da esta práctica pero con las características de una fiesta criolla, folklórica, sin duda porque las influencias culturales han sufrido transformaciones con el correr de los años. Al tiempo de llegada del personaje que venimos tratando el Tanicu, se lleva a cabo la fiesta que tiene el carácter de homenaje, es una ofrenda y una expresión de fidelidad.
En el área rural de Salavina se la llevaba a cabo con comilonas (alcucu, sanco, empanadas, asado; en general comidas en base de maíz y trigo) y se bebía aloja y vino y por cierto, no faltaba la música, canto y danza, en grado sumo. Esta celebración concluía con la “icha”, acción de esparcir o arrojar a lo alto migas, rosquilla, pequeñas masitas fritas, maíz u otros granos tostados que la concurrencia recoge luego con algarabía de arrebatiña. En lenguaje popular esto significa, “hacer quila” y tiene un valor ritual.
La fiesta del Tanicu en su origen fue de carácter pagano, pero posteriormente con la Conquista y Colonización se buscó remplazarla por una religiosa. Vemos así que, en el mes de octubre se celebraba la fiesta del Rosario Quilla (la luna de la Virgen del Rosario). Si tenemos en cuenta que en el calendario litúrgico de la Iglesia, el 7 de octubre se celebra a esta devoción mariana, podemos entender que este hecho cultural fue obra de la Evangelización.
Cabe destacar, que una de las patronas de Salavina es la Virgen del Rosario, y en los días del encuentro de los campesinos para celebrar el Tanicu, también se lleva a cabo la celebración religiosa (Gramajo de Martínez Moreno, Amalia J. y Martínez Moreno, Hugo N.-1980).
Ambito Geográfico y dispersión: Perú y tránsito por Bolivia hacia el Noroeste Argentino. área límite: Santiago del Estero (Salavina y Atamisqui).
VI – CORRELACIONES:
Por la riqueza de la tradición en estudio, creemos de importancia investigar otras relacionadas, caso de “Muchu” que significa “padecer, tener falta, o necesidad de algo, carecer”. O bien, “Muchuy”: hambre, y Muchuy Pacha: “tiempo de hambruna”.
Ahondar en las tradiciones religiosas del Area Andina y compararlas con las del Noroeste Argentino. Estudiar más a fondo las relaciones del tiempo calendario.
VII – TRANSCULTURACIÓN Y PATRIMONIO:
Es evidente que la penetración quichua al noroeste, tanto sea con los mitimaes antes de la Conquista Española, o bien Post-Conquista trajo no sólo elementos materiales, tangibles, sino también abstractos, e intangibles, que quedaron y se asimilaron al fondo cultural del Tucumán. De ahí, que rastreando testimonios se encontró por el Noroeste sus huellas, evidencias valiosas que son las que exponemos en este estudio y que muestran una marcada transculturación, como ya hemos puesto de manifiesto.
Fue importante pues la influencia incaica, tanto directa como indirecta; de hecho la lengua hablada por los yanaconas tuvo un papel relevante en la acción de comunicación, acercamiento y entrecruzamiento racial y cultural.
También contribuyó la Iglesia con su apostolado evangelizador, para lo cual empleó la lengua general o quichua, sin dejar de lado el aporte resultante del contacto Hispano-Indígena (Gramajo de Martínez Moreno, Amalia J. – 1979).
Un análisis más profundo de la subcultura regional que en Santiago del Estero aún subsiste; preservada por la vigencia de la tradición y del espíritu conservador, nos daría una visión más aproximada de esa realidad que vivió y vive el poblador del área rural.
El tiempo ejerció sobre esta tradición su poder disgregador, pero si bien este es un hecho preocupante, es más importante la acción enriquecedora de su tiempo de esplendor. Por su valor cultural, que ha pasado a ser patrimonio de nuestro pueblo, y que aún tiene vigencia. Aparte de que nos permite revalorizarla, para extraer de ella las esencias nutricias.
Debemos reconocer y apoyar incluso, a la comunidad que la vivió y vive con un sello muy particular, los quichuistas de la Mesopotamia santiagueña, que le dan continuidad, porque ella es parte de su idiosincrasia, de su identidad.
En estas últimas décadas, como efecto de la acción difusora y el apoyo del Alero Quichua Santiagueño, agrupación folklórica-nativista, y de otros grupos, la manifestación con sello santiagueño recobró aliento y vigencia. Incluso, en la Villa de Salavina, en los Cerrillos se lleva a cabo un encuentro denominado El Festival del Tanico al cual concurre gente amante de la tradición.
Finalmente, la trama de esta tradición nos descubre una época y una situación social-económica y cultural, no superada totalmente en el ámbito rural de la provincia de Santiago del Estero y que bien puede ser analizada también desde el punto de vista sociológico y político por sus implicancias.
Hasta aquí nuestro aporte, que lo acompañamos con una creación musical y literaria de Don Sixto Doroteo Palavecino, por el contenido alusivo y el valor de rescate.
“Una Tradición” – (Chacarera bilingüe)
Mi tata me dijo un día
El año pasado nomás
Primer domingo de Octubre
No nos descuidemos más
Resulta que cuentaranku
En casa se han descuidao
Cuando menos pensaranku
Tanico se ha apoderado.
Que es Tanicu taporani
Tuve esa curiosidad
Contestaara yuaqkani
Wawuay la necesidad.
Dijo mi tata esa vez
Tukuy watat carecieron
Porque mikuyt al Tanicu
En su punchau no le hicieron.
II
Traducción del Ing. Rubén Palavecino
Con mi tata yoqserayku
En el punchau del Tanicu
Para ver esos festejos
Fuimos hasta don Anicu.
Si vieran que comilona
Tukuy laya mikuy kara
Las ollas de alcucu llena
Aicha kanka y empanada.
Tanicu petiso kasqa
Llatan saqra, chaki, sapa
Tullu porque es un ususqa
Sombrerudu y humasapa.
Esto es una tradición
Que siguen en Salavina
Todos los años festejan
La familia campesina.
Con mi tata hemos salido
En el día del Tanicu
Para ver esos festejos
Fuimos hasta don Anicu.
Si vieran que comilona
Toda clases de comidas
Las ollas de alcucu llenas
Carne asada y empanada.
Tanicu había sido petiso
Desnudo, feo y descalzo
Flaco porque es un mu**to de hambre
Sombrerudo y cabezón.
Esto es una tradición
Que siguen en Salavina
Todos los años festejan
La familia campesina.
BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA:
ALFARO, José y ULLOA, Vidal: “Cultura Quichua Santiagueña”. Santiago del Estero. 1990.
BRAVO, Domingo: “Diccionario Quichua Santiagueño-Castellano”. Santiago del Estero. 1985.
“El Cancionero Quichua Santiagueño”. Tucumán. 1956.
BUSTO, José: “Perú Incaico”. Lima. 1982.
CARRIZO, Juan A.: “Cancionero de Catamarca” (Selección, Introducción y Notas de Bruno Jacovella). Buenos Aires. 1987.
CHAZARRETA, Agustín A.: “Tradiciones Santiagueñas”. Buenos Aires. 1953.
DI LULLO, Orestes: “Cancionero popular de Santiago del Estero. 1940.
“Contribución al Estudio de las Voces Santiagueñas”. Santiago del Estero. 1947.
“La Razón del Folklore”. Santiago del Estero. 1983.
GRIGORIEFF, Sergio: “Compendio del Idioma Quichua”. Buenos Aires. 1935.
GRAMAJO DE MARTINEZ MORENO, Amalia: “El Contacto Hispano-Indígena”. En Serie Estudio N° 2. Museo Arqueológico Wagner de Santiago del Estero. Santiago del Estero. 1979.
“Posibles influencias Incaicas en Santiago del Estero”. En Serie Estudio N° 3. Museo Arqueológico Wagner de Santiago del Estero. Santiago del Estero 1982.
GRAMAJO DE MARTINEZ MORENO, Amalia J. y MARTINEZ MORENO, Hugo N.: “Rasgos del Folklore de Santiago del Estero”. Publicación especial Museo Arqueológico “E. y D. Wagner” de Santiago del Estero. 1982.
LAFONE QUEVEDO, Samuel: “Tesoro de Catamarqueñismos”. Buenos Aires. 1940.
LARA, Jesús: “Diccionario Quichua”
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TEVEZ, Aldo L.: “Huahuayay” (Cuentos, Mitos y Leyendas). Buenos Aires. 1996.
* Dra. en Historia – Museóloga – Investigadora de la Cultura Regional
** Quichuista Santiagueño – Músico – Compositor- Nativista.