13/09/2023
Los grandes triunfos en la vida requieren un sacrificio doloroso.
En ocasiones terminamos algo que nos complace, un trabajo en equipo, una clase, un proyecto, la carrera quizá; pero nos cuesta pensar en todo lo que implicó eso. Y ¿por qué no, mejor, analizar y reflexionar todo aquello que nos sucedió, lo que aprendimos durante nuestro desarrollo, y los fracasos que tuvimos que afrontar? En otras palabras, disfrutar el proceso.
No importa cuanto tiempo me tome o cuantos años demore, se que lo voy a lograr. El tiempo no es el mismo para todos, confío y creo en mí, no necesito que nadie más lo haga, con eso me basta. Soy capaz, muy capaz y se que voy a poder con todo, porque si hay algo que me prometí es nunca bajar los brazos por más difícil que sea el recorrido. Unos tardarán menos, otros tardarán más pero lo importante es llegar. Una de mis metas mas grande en la vida, espero poder cumplirla.
Lo verdaderamente importante en la vida son las experiencias, ya sean buenas o malas, pero eso ya depende de cómo las percibimos. Para eso, es necesario detenernos a reflexionar un poco en ello. Si todo lo que vivimos es una experiencia, entonces, piensa, ¿qué fue lo que hiciste bien? ¿Qué fue lo que hiciste mal? A partir de ello, podrás darte cuenta del proceso, y de todo aquello que tuviste que atravesar para llegar a donde hoy te encuentras. Reconocer lo positivo y negativo te ayudará a identificar en lo que puedes mejorar, ya que lo que nos sucede no es tan importante como la interpretación que tenemos de ello.
Parte fundamental de disfrutar el proceso está en tu foco de atención en lo que tiene importancia. En el caso de la escuela, podríamos mencionar el aprendizaje y las buenas relaciones interpersonales. Por ejemplo, muchas veces nos enfocamos más en el número, la calificación que obtenemos en una materia, y realmente no pensamos lo nuevo que aprendimos en el parcial, y qué parte de eso nos puede servir para nuestro futuro.
De igual manera con las relaciones; buscamos muchas veces ser “populares”, que nuestros compañeros nos aprueben y nos acepten, tener amigos para pasarla bien, pero no analizamos cuántas de esas relaciones que construimos nos ayudaron en el proceso, y cuántas de ellas seguirán con nosotros cuando la experiencia universitaria termine, ya sea como un buen amigo, o como un colega con quien podamos trabajar posteriormente.
Ahora bien, parte del proceso es aceptar las derrotas, ya que con el paso del tiempo éstas se convierten en auténticas victorias. La derrota es lo que te hace crecer como individuo si sabes apreciar y aprender las lecciones que te da. La misma vida es la gran maestra, recuérdalo.
Dependiendo de la perspectiva que tengas, podrás encontrar qué fue lo que pasó en el transcurso de la experiencia. Por eso, lo más importante es pensar en qué fue lo que hiciste bien a pesar de obtener, quizá, un resultado no favorable para ti. Siempre hay algo bueno que podemos sacar de nuestras experiencias. Por ejemplo, si obtuviste mala calificación en un trabajo, reflexiona en qué hiciste, y qué es lo que crees que pudiste haber hecho mejor; y aun así felicítate por el esfuerzo a pesar del resultado. Quizás es tiempo de tener mas disciplina.
Igual con los triunfos. Debemos pensar en qué fue lo que hicimos bien. Pregúntate, ¿qué te llevó a ese resultado? Así, sabrás qué es aquello que puedes replicar para futuras ocasiones. Sin embargo, no hay que olvidar el proceso. Date un momento para pensar si, a pesar de haber logrado el resultado que querías, disfrutaste el camino. Si es así, ¡qué bueno! Y si no, recuerda que siempre se puede cambiar la manera de vivir las cosas, porque la vida da segundas oportunidades.
Recuerda que en cualquier experiencia debes detenerte un poco, pensar si todo aquello que estás haciendo realmente te satisface, y si es así, qué es lo que aporta a tu vida. Porque al final, eso es lo que quedará, la satisfacción de que hiciste o aprendiste algo que tuvo un impacto en tu vida.
Debemos ser conscientes de que vivimos en una sociedad que va demasiado a prisa, y por ello, hay que parar un momento para reflexionar, y si es necesario, cambiar nuestra manera de vivir las cosas, porque el viaje es lo que aporta a la felicidad, no el destino.
🎯¿ERES de los que disfrutan con el proceso o con el reultado?
Hoy creo que me he dado cuenta de una posible nueva clasificación aplicada al mundo laboral que reconozco que me ha gustado mucho.
Se trata de separar a los individuos en dos tipos: los que disfutan del proceso o los que disfrutan del resultado.
✔️Los que disfrutan con el proceso
Si disfrutas con lo que haces, independientemente del resultado que obtengas; estás acostumbrado a analizar todos los puntos de vista posibles en lo que acometes; siempre estás buscando nuevas ideas para mejorar lo que haces; eres inconformista con la forma en que trabajas; en definitiva que te preocupas más de los procedimientos que de los resultados obtenidos, que las cosas se intenten hacer siempre mejor y del modo más eficiente posible, qu no te queda duda de que eres una persona que disfruta con lo que hace, con el proceso, sea cual sea el resultado final obtenido.
✔️Los que disfrutan con el resultado
De lo contrario, si sólo buscas la obtención del resultado marcado desde el inicio; te da igual la mejora de los procesos y hacer las cosas de un modo más eficiente; te obsesiona más el fin que los medios; eres de los que te gusta no opinar hasta ver el producto final; consideras que el proceso es un mero paso para conseguir tu objetivo; está también claro que eres de los que disfrutan con los resultados.
La pregunta del millón sería, ¿cuál es mejor de las dos posturas?
Ambas tienen sus pros y sus contras.
Así la primera, representa la figura de alguien inconformista con lo que hace, que siempre está dándole vueltas a la cabeza para conseguir mejoras en lo que acomete y fruto de estas preocupaciones constantes, se consiguen importantes mejoras en las tareas que representan muchas veces el progreso. Si algien alguna vez no se fijase en los procedimientos no se hubiesen descubierto cosas como «las cadenas de montaje».
No obstante, un exceso de preocupación por «las formas» puede llevar aparejado una pérdida de visión del objetivo final, con lo cual, en el mundo tan competitivo como el actual podrían suponer o bien una pérdida de tiempo muy difícil de valorar o bien incluso, llegado al caso extremo el finiquito de un proyecto.
Mientras tanto, la segunda, da la imagen de una figura práctica. Alguien enfocado realmente hacia los resultados, una persona eminentemente finalista. Le obsesiona la consecución de los objetivos marcados antes de empezar sus tareas. Esto, en su lado positivo, significa la personalidad de alguien que le gusta llegar lo antes posible a lo encargado. Es una persona que en el mundo actual, se adapta con rapidez a los cambios rápidos del entorno. Muchos lo identificarián como una persona competitiva.
También tiene sus inconvenientes. La obsesión por el fin, hace que se descuiden muchas veces los medios utilizados para intentar conseguirlos. Descuidos en los procesos pueden llevar aparejadas pérdidas de tiempo innecesarias. Incluso puden derivar en conductas durante los procesos que bordeen lo éticamente correcto. Llevado al caso extremo, sería como el pensamiento de Maquiavelo: «El fin justifica los medios»
Las preguntas del millón serían entonces: ¿qué prefieres ser tú? y ¿con quién prefieres contar en tu equipo de trabajo?
Las respuestas dependen de la actividad que desarrolles, del equipo en el que te encuentras, de la firma para la que trabajes y también, como no, del tipo de líder que tengas, seas o quieras ser.
A la primera pregunta, creo que a todos nos gustaría decir que un fifty-fifty sería lo ideal. Conseguir siempre nuestros resultados disfrutando y mejorando los procesos empleados para ello. En la práctica, cada uno de nosotros tenemos más hacia una tendencia u hacia otra. Pero comprendemos que si no disfrutamos en lo que hacemos, tampoco vamos a disfrutar de los resultados que conseguimos de ello y viceversa.
La segunda es más compleja la respuesta. Pero probablemente la respuesta más común sería la de que en tu equipo te gustaría contar con los dos perfiles profesionales, los que disfrutan con los procesos y su mejora continua, y con los que se obsesionan por los objetivos como fin último de lo que hay que hacer. Es por eso, que el tener un grupo heterogéneo, con formas de trabajar tan distintas y expectativas laborales distintas en lo que hacen, necesita de tener una figura de un líder en «strictu senso».
Aquel que se dedique a fomentar los talentos de cada miembro en aras a la consecución de buen fin del grupo, anteponiendo en ocasiones los procedimientos a los fines y en otras , los objetivos finales a los procesos, es el que mejor podrá desarrolar su liderazgo en el grupo.
En mi modesta opinión, siempre sería aconsejable tener en el equipo las dos posturas y que sea el líder el que las sepa aprovechar en cada momento. Eso sí, ser necesario tener un líder adecuado. pero eso ya es «harina de otro costal».
Yo creo que ahi radica uno de los puntos del éxito de un lider en una organización, el saber adecuarse a las circunstacias con los medios de los que dispone.
Un buen líder sabrá apreciar los puntos fuertes de su equipo y coseguirá alcanzar un equilibrio teniendo en él «lo mejor de cada caso».
«Enamórate del proceso y los resultados llegarán».