Milongas: la “obligación” de conocer esta propuesta única
El tango es una propuesta única, intensa, íntima, nuestra música ciudadana, declarado patrimonio de la humanidad. Y para todos los que frecuentan con fervor las ciudades vecinas, es casi una obligación conocer las milongas. Convergen en nuestras milongas el más diverso grupo de personas, movidas por un proyecto común: bailar, celebrar la
vida en danza como es mi propuesta en las clases que dicto, milonga que desde hace años convoca al público nacional como al extranjero. Poder ver la cara de los que pisan por primera vez una milonga, esa mezcla de asombro, admiración y de emociones, es. como diría Serrat: “un regalo para los ojos”
Los habitués, con mirada y paso seguros, casi como un cazador frente a su presa, participan de una fiesta, llena de magia. He conocido gente de muchas partes del mundo que concurren al sueño porteño y siempre hay una coincidencia unánime: no existe danza en el mundo como el tango. Trasladarse en el espacio a un mismo tiempo, abrazados, con la indescriptible sensación de estar enamorados, aunque sea sólo por tres minutos (que es lo que dura aproximadamente un tango), permitiéndonos dejar de pensar para únicamente sentir, hacen que el tango sea una experiencia inolvidable para los bailarines. No son pocos los que luego de asistir a una milonga por primera vez, deciden transitar esta experiencia, que rápidamente y a la mayoría los impregna de pasión por nuestra música ciudadana. Hay otros que milonguean varias veces a la semana buscando ese bailarín, esa bailarina, que con su baile los lleve a pasear por mundos llenos de emoción, de intimidad, de intensidad. La se*******ad del tango merece un párrafo especial. Siempre se dijo que es un baile que pone a flor de piel lo más femenino y lo más masculino de cada género. En esta época de tanta autonomía femenina, es toda una experiencia dejarse guiar por brazos masculinos. El tango nos hace más femeninas a las “papusas”: será por eso que la mayoría de las veces usamos vestidos para bailar. El tango hace más masculinos a los “guapos” en un abrazo protector y guía. Además, el espacio social que proponen las milongas, en una cultura donde cada vez es mayor el aislamiento y menor el contacto físico, es, sin duda, una alternativa interesante para los que quieren relacionarse con otros de una manera más humana y menos solitaria. Las milongas no discriminan edad, se puede ver gente joven bailando con bailarines experimentados, que muchas veces cuando comenzamos el show se transforman en pacientes maestros. El sueño porteño ha dado también una cuota de desacartonamiento. Hay una tanda de la rosa, con rosas naturales, propuesta de los guapos a las papusas. previo código del cabeceo. Y está la tanda del bombón, donde son las papusas quienes invitan a los guapos a bailar.
