29/11/2022
Ariel Amador, el guionista de Los Hijos de Pandora reflexiona ante la polémica con la telenovela 👇
Hola a todos. Soy el guionista de la novela.
Quiero, en primer lugar, agradecer a todos, tanto partidarios como detractores de Los hijos de Pandora, o de algunos de sus personajes o historias, la pasión con la que se han entregado a exponer sus criterios en cada capítulo. De eso se trata la novela: de las pasiones humanas. También de la familia como eje indispensable de la sociedad. Pero sobre todo Los hijos de Pandora se trata del amor, en cada una de sus variantes, estén bien o estén mal.
Ahí tienen el amor asfixiante de Nidia por su hija, el poco convencional de Raidel por su abuela, el doloroso amor de Reinaldo por Cristian y Yohana, el tóxico de Yamila, el familiar de Heriberto y la madre hacia Raidel, el profundo de Carmen por Augusto y sus hermanos... y el cuestionable entre Raidel y Addis, entre otros más, bastantes más, que tienen su parte en la historia que se cuenta.
Está no es una novela de seres perfectos. No es una historia sobre personas buenas y personas malas. Todos, en algún momento, cometen errores, son crueles, cobardes, soberbios, egoístas u oportunistas. Me refiero a los personajes. Y también a cada uno de nosotros. Nadie, absolutamente nadie, es perfecto. Y como se ha dicho más de una vez en este y otros grupos, la historia que se cuenta es, o trata de ser, un reflejo de la vida real, del día a día, no solo del cubano, sino del ser humano en cualquier parte del mundo, que pasión, familia y amor coexisten en cada rincón del planeta.
Yo esperaba a que la novela terminara para escribirles agradeciendo sus innumerables comentarios (buenos y malos, no importa) y el interés con que han seguido cada capítulo, pero ha habido un estallido tal en las redes por el tema de la relación que se inicia entre Raidel y Addis, que decidí pronunciarme antes de tiempo:
No, no se trata de justificar traiciones, ni de ensalzar una supuesta pérdida de valores sociales, ni santificar una relación amorosa que, a primera vista, nos deja un gustico amargo por todo lo que arrastra. Tampoco se trata de reafirmar la idea descabellada de que no se puede confiar en nadie porque nadie quiere a nadie. Nooo, nada de eso, ¡por nada del mundo!
Se trata, lo digo una vez más, de la familia, en cada una de sus variantes; de las pasiones humanas, que todos padecemos o disfrutamos y, por encima de todo eso, del amor, cualquiera que sea su origen y la forma que adopte. Pero también se trata de la amistad puesta a prueba, de la honestidad con nosotros y los demás, y de encontrar soluciones dignas y apegadas a la realidad a los conflictos éticos que la vida nos presenta a cada rato.
No se rasguen aún las vestiduras. Todavía les quedan algunos capítulos por ver. Y no sean tan duros, que ninguna obra humana es perfecta. Ni la mía, ni la de ustedes, ni la de Los hijos de Pandora.
Mi abrazo a todos. Y también el abrazo de Nubia Viera Destrade y de Yamila Suárez .
Nos vemos cuando llegue el capítulo 50.
