La palabra “museo” tiene su origen en el griego para significar la casa de las musas. Aunque hoy el museo es ese lugar especial que alberga y exhibe de forma profesional objetos preciosos, quizás la inspiración de las musas está presente en ellos más de lo que imaginamos. Si bien se habla de nueve musas, parece que en la Antigua Grecia eran tres inicialmente: Meletea (‘meditación’), Mnemea (‘memor
ia’) y Aedea o Aoide (‘canto’, ‘voz’). De manera que a la ‘memoria’, cuya dedicación siempre ha sido propia de los museos como custodios de objetos que representan por su valor la identidad de un pueblo, se une también más modernamente la reflexión y la ‘meditación’ a partir de la didáctica sobre los objetos. Pero a los museos les falta todavía una mayor influencia de la musa Aedea (también luego Eutherpe) para introducir la ‘música’. Es, pues, el momento de reivindicar la presencia de la música en los museos, obviamente por muchas más razones –como se verá- que albergar en ellos la musa que aún falta. En este encuentro de disciplinas auspiciadas por las musas se dan la mano las artes visuales y las artes escénicas, el pasado y el presente, lo sagrado y lo profano, lo efímero y lo permanente, lo popular y lo culto. Gracias a ese mestizaje fruto de las distintas personalidades que conforman la sociedad contrastamos ideas y creencias y generamos nuevo conocimiento. Pero para comunicar estas distintas personalidades entre sí, necesitamos establecer nuevas conexiones, puentes que nos permitan cruzar y visitar esos lugares que nos eran desconocidos. Este proyecto parte de la idea del flujo incesante entre públicos y entre artes, construido desde la certeza de que apenas unas horas después de la inauguración de un puente, todo tipo de personas circula ya por ellos. El hombre cruza en ocasiones sólo por la complacencia que le supone saber que puede hacerlo. Encontramos que la rebeldía de los artistas que pueblan museos, auditorios, exposiciones, teatros…en su obstinación por la búsqueda de lo auténtico reinventan una y otra vez el mundo donde vivimos, es ese joven espíritu sediento de utopía el que nos impulsa a perseguir una sociedad mejor, una sociedad más bella. MusaE pretende llegar a lo más íntimo de cada espectador, ese lugar donde la persona se reconoce en el arte y se regocija al contemplarlo, donde tiene la oportunidad no solamente de verse reflejado sino de proyectarse en una nueva idea que descubrir. Nuestros jóvenes artistas son el estandarte de la nueva cultura, el nuevo conocimiento, son ellos quienes tienen en sus manos la posibilidad de regenerar una sociedad que ha cambiado la riqueza intangible por la riqueza material, una sociedad que se ha olvidado de valorar la exuberante belleza del espíritu, del alma, de la vida interior o dicho de otra manera: de su SER.