Érase una vez, en un reino muy muy lejano, una joven vivía al otro lado del bosque, era la única sin carroza, por eso tenía que conformarse mirando desde la lejanía los destellos de la gran fiesta que se celebraba en Palacio. De repente, un brillo centelleante entró por su ventana, era su Hada Madrina. La joven la siguió hipnotizada y vio como mágicamente convertía una de las calabazas del patio e
n una flamante Carroza. Sólo había una condición, que debía volver antes de las 12 campanadas de medianoche. La joven emprendió el camino a Palacio, guiándose sólo con la luz de la luna; la Carroza recorrió los peligrosos senderos del Bosque Prohibido hasta que en uno de ellos se topó con el Amenazador Lobo. Ella, asustada, ordenó huir a toda prisa; por suerte, la joven logró escabullirse y llegó a Palacio. Los Invitados se estaban preparando para el Gran Baile, pero de entre ellos, sólo uno destacaba. ¿A qué no adivinas quién era? El Príncipe Azul. Cuando la joven entró, los Invitados la miraban extrañados, el Príncipe, en cambio, lo hizo cortésmente, ella le devolvió la mirada con timidez y quiso acercarse, pero la orquesta empezó a tocar y todos se pusieron a bailar. Era la primera vez que la joven bailaba en Palacio. Con cada vuelta que daba intentaba acercarse al Príncipe. Con cada paso, cada movimiento, se acercaba más a él, tanto al final, que lo tenía sólo a cinco pasos, después a cuatro, a tres, a dos, a uno…
Hasta que sonó la última campanada y el hechizo se desvaneció…
Tienes Príncipe, tienes Palacio, tienes Invitados y tienes Carroza… nosotros seremos tu Hada Madrina y te ayudaremos en todos los detalles que faltan. Así, podrás tener tu Evento de Cuento. Próximamente más cuentos…