14/06/2024
Plaza de toros Miguel Cepeda “El Breco”
Por el Lic. Jorge Luis Cahuich Jesús
Cronista del Municipio de Escárcega Campeche.
El toreo es el arte más subjetivo y difícil de interpretar, no se puede negar que es cultura, costumbre arraigada, industria y forma de vida popular. Hay gente a la que le gusta y hay quienes sienten repugnancia por la fiesta brava.
A mediados de los años 40’s en el recién decretado ejido Escárcega, el progreso llegaba poco a poco, ya existían dos aserraderos “La Chiquita” del C. Jorge Vale Guerra y el Don Pepe Rosado, venteros ambulantes, una farmacia, una cantina y la gente que veía en el incipiente ejido un pueblo pujante y con mucho futuro.
Hablar de diversión, no existía, solo en las noches algunos pobladores se unían al canto de los grillos con sus guitarras para liberar el estrés de las labores cotidianas.
En el año 1948, llegó al ejido el C. Carlos Pulido Saldivar originario de Tuxpan, Veracruz y su esposa la Sra. Estefanía Peña Barrera. Estos personajes tenían parentesco con la familia Moreno Peña.
El C. Carlos Pulido era promotor de box que quería promover dicho deporte en el ejido, pero también organizaba corridas de toros, siendo esta última donde dejó huella.
El ejido le permite construir un ruedo en lo que actualmente es la calle 13 por 34 y 36 de la colonia Salsipuedes # 2.
Rellenó el terreno e inicio la construcción del coso taurino, era un ruedo fuerte, bien armado con horcones y madera dura.
Así, iniciaba la fiesta brava en el ejido Escárcega, el Sr. Pulido trajo varios toreros, pero uno de renombre fue el Zurdo Cámara de Mérida, Yucatán. Por el único medio de transporte de aquel entonces, el ferrocarril.
No había una fecha en especial para este arte en el ejido. Se podía se hacía.
Con el tiempo el C. Carlos Pulido regresó a su ciudad y el coso quedó en el abandono y manos ajenas retiraban la madera.
A propósito dejaré pasar varios años, y nos ubicaremos en 1968. Recordemos que para esta fecha el pueblo escarceguense ya demostraba su fe religiosa al realizar cada 13 de mayo la fiesta en honor a la Virgen de Fátima; con diferentes actividades (Rosarios, Misas, Gremios etc.), en la Iglesia del Sagrado Corazón de María. Era una fiesta sencilla, pero que ya se había hecho una tradición en este incipiente pueblo.
Es en la administración del Dr. Ángel Gamboa Rodríguez (1968-1970), que se inicia la fiesta del pueblo “La Feria del Arroz” (gramínea que se cultivaba en Escárcega). Dicha fiesta se une a la de la fe católica para que tuviera más auge la alegría del pueblo.
Por vez primera se elige a la reina de la feria del Arroz siendo la Srita. Gloria Luz Martínez Olvera, siendo coronada por el presidente de la Honorable Junta Municipal Dr. Ángel Gamboa Rodríguez en los amplios salones del Cinema Miguel Cambranis.
En el cruce de la calle 23 por Avenida Héctor Pérez Martínez actualmente Centro de Salud “Dr. Eduardo Boldo Gómez” se había construido un ruedo taurino, elaborado a base de palos, se habían organizado con tiempo autoridades y pueblo en general, formando un grupo de palqueros (personas que construían dichos palcos).
Los palcos eran de dos niveles, horcones de madera, palos, techo de palma de guano y su propia escalera. Todos los palcos tenían un baranda, (madera a la altura del primer nivel y que daba al interior del coso y la gente solía sentarse en ella para poder apreciar más de cerca a los toros y por supuesto, el peligro. Este coso taurino contaba con puerta de toriles, desembarcadero, puerta de caballos y cuatro burladeros.
Parecía frágil, pero gracias a Dios nunca hubo una desgracia que lamentar.
La primera corrida se hacia el sábado de la inauguración, la segunda a los 8 días, el horario 16.00 horas.
Se contaba con un grupo de músicos con instrumentos de aire que interpretaban algún Pasodoble, la Diana, etc. Siendo estos del agrado de los asistentes.
Se volvió una tradición que el día de la primera corrida se paseaba en camionetas adornadas a la reina en turno y a sus embajadoras por las principales calles de la Villa y terminaban en el interior del coso taurino, donde el público en general se volcaba en aplausos y demostraba su alegría a dichas señoritas.
Habían sido corridas sencillas, quizás no con los bureles adecuados, pero que habían dejado un buen sabor de boca en el pueblo.
Era esperada con ansias año con año la Feria del Arroz, por la elección de la reina, por los juegos mecánicos, los puestos, pero sobre todo por las corridas de toros.
Con el tiempo la fiesta crecía y tanto autoridades como pueblo trabajaban en conjunto para hacer de ésta mejor que la anterior.
Cada año se mejoraba el coso taurino, la materia prima (madera y palos había demasiado), se mejoró el cartel de toreros y por supuesto los toros. Lo que garantizaba un éxito total.
En una ocasión en el cartel de toreros apareció un nombre Miguel Cepeda “El Breco”, torero que nunca se imaginó que en tan poco tiempo se ganaría el cariño del pueblo escarceguense, un torero valiente, con carácter, con clase, entregado a su oficio, enamorado del arte de la tauromaquia, torero que impresionaba al público en general y él, sólo se dejaba querer.
El Breco y su cuadrilla, trabajaban los dos sábados, ya eran bureles bravos los llamados Sinkehuel, cada cartelera contaba con dos toreros y cuatro toros dos de lidia y dos de la región.
En la administración del C. Manuel Burad Adam (1971-1973), se instauró el paseo de los toreros por las principales calles del pueblo.
Estos se hospedaban en el Hotel “Bertha Leticia” propiedad del C. Jorge Burad Adam ubicado en la calle 29 por 28.
Desde las 15:30 p.m. niños y jóvenes esperaban la salida de los toreros que a pie se dirigían hasta el ruedo, recibiendo a cada paso los aplausos y las vivas del pueblo que se volcaba a los portadores del traje de luces.
Así, con baño de pueblo llegaban a su cita con el público y con el toro.
Al sonar las 16:00 horas y con un ruedo abarrotado sonaban las letras del pasodoble “Cielo Andaluz” toreros y cuadrillas partían plaza, iniciando de esta forma una corrida más en la fiesta brava.
En algunas ocasiones la fuerza del toro rompía las paredes de palos, y éste escapaba, ya sea a orillas o en las primeras calles cercanas al ruedo, para estas ocasiones se contaba con un grupo de vaqueros voluntarios que salían a buscar dicho animal, entre ellos el diestro vaquero Pedro Mena.
Impresionaba ver un toro en las calles del pueblo y detrás del mismo un grupo de vaqueros, pero era parte de la alegría de la feria.
Era tanta la alegría por la tauromaquia que se inició con las charlotadas, ésta se realizaba el último domingo de feria, donde se podía apreciar a la Negra Tomasa y a los intrépidos jóvenes escarceguenses que saltaban al ruedo para su minuto de gloria, o eran aventados al mismo usando sólo su camisa como capote o única defensa.
Eran dos horas de alegría, de entrega y sana diversión.
Al siguiente año, algo llamó la atención en la Villa de Escárcega; en el programa de la feria y en los carteles no se anunciaba el nombre del tan citado torero Miguel Cepeda “El Breco”, no se le había invitado esta vez.
Llegaron otros toreros, la gente se volcó al ruedo, pero no era lo mismo faltaba el grito de ¡Torero!, ¡Torero! y el del Breco.
Miguel Cepeda “El Breco” ya no regresó por estos lares y su paso había dejado huella.
En la administración del presidente Alonso Cuevas Sosa (1974-1976), le concede al C. Octavio Sánchez Rebolledo la concesión para que realizara las corridas de toros, esta vez se construyó un ruedo portátil en el cruce de la calle 24 por 31 donde actualmente se encuentra el Poliforum de la ciudad.
El C. Octavio Sánchez Rebolledo bautizó este ruedo como Plaza de Toros Miguel Cepeda “El Breco”, letrero que se colocó en la parte más alta del coso taurino.
Era como un recuerdo al torero que en pocos años se había ganado el cariño del pueblo escarceguense.
Con el tiempo la flama por la fiesta taurina se fue extinguiendo en la Villa de Escárcega, ya no se realizaban cada año, los presidentes preferían traer grupos musicales, artistas, peleas de gallos, carreras de caballos, etc. Ya no era aquella feria del Arroz, ahora era Fiesta Agrícola, Industrial, Ganadera, Comercial y Artesanal. Si, había crecido la fiesta del pueblo.
De vez en cuando algún presidente quería recordar esa época de la fiesta brava, trajeron toreros como: “Alfredo Conde”, Jorge de Jesús “El Gliso”, “Cristiano Ortega”, “Polo Casasola”, y otros.
Los ruedos de palos y madera y a veces los portátiles se construían en diferentes lugares: en las colonias Morelos, Esperanza, Revolución, y en la Finca de los Hermanos García.
Seguía siendo la fiesta brava, eran mejores los toros, mejores toreros, etc.
Pero el viejo escarceguense jamás borrará de su mente esos recuerdos inolvidables donde pueblo y toreros eran uno mismo.
Miguel Cepeda Valverde “El Breco”
Matador de toros. Nació en México, D.F. el 14 de febrero de 1950. Se presentó en la Plaza de Toros México el 04 de octubre de 1970 con el novillo “Guardian”.
El Breco sinónimo de Renco el que cojea, recibió más de 20 cornadas en el cuerpo, fue uno de los pocos toreros que logró llenar las plazas en los años 70’s. Fueron 50 años dedicados a la tauromaquia.