03/09/2019
Para quienes están en espera de su bebé
Quisiera decirte que no pasa nada, que todo vuelve a ser igual. Que las noches no se hacen largas y que los días a veces no se hacen eternos. Quisiera contarte sólo sueños dulces y sin preocupaciones, como en las películas y en la publicidad.
Quisiera asegurarte que el parto es sencillo, que la lactancia es un picnic, el posparto una ganga. Que nada pasa, que todo sigue igual también en tu cama, que probablemente será compartida a partir de ahora, igual que tu cuerpo. Porque tu cuerpo ya no es sólo tuyo. Porque el corazón ahora te palpita fuera del pecho. Porque tu cerebro piensa distinto.
Tal vez te encontraré luchando contra tu instinto, porque los expertos dicen otra cosa. Quizás te encontraré adolorida, feliz, sensible, con los ojos llenos de lágrimas y los pechos llenos de leche, por ratos satisfecha y a veces sin saber qué hacer.
No puedo asegurarte nada. No puedo predecir ni quiero hacerlo, porque este momento es tuyo y de nadie más.
Sólo puedo decirte que seas dueña del proceso, que recibas todo eso lindo y también a la nostalgia de verte tan distinta, porque la maternidad te hace otra.
Desde el momento en que alguien habita tu cuerpo, también habita tu alma y no te completa, como dicen algunas; más bien te rompe un poco y te confronta con todo eso que te hace falta. Te obliga a mirarte. A hacerte cargo de tu bebé, sí, pero también de ti misma, de tus luces y de tus sombras.
Pensándolo bien, no quiero decirte que nada pasa, que todo sigue igual. Quiero decirte que todo cambia, que todo se hace grande, que te hace crecer. Que todo se ve con otra mirada y se siente distinto. Que ser mamá en realidad no es perderte a ti misma, sino volverte a encontrar.
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📷 .ch.r