Ese momento en el que invitados y agasajados gozan de cada detalle, será la recompensa por los días y meses dedicados para que cada detalle este perfecto. Las fiestas y banquetes tienen particularidades según el motivo que las convoca, ya sea un cumpleaños. Una boda, un bautismo, una comunión, un aniversario, una reunión empresarial, pero todas tienen en común acciones necesarias que se repiten s
in importar el motivo de la celebración. Existe un protocolo básico que debe cumplirse para que mínimamente se presente un evento profesional y de categoría. El decorador u organizador a cargo de una fiesta o banquete debe ser una persona idónea que, además, tener conocimientos de arte, cultura, diseño y estilos, debe estar perfectamente interiorizado de la organización general de un evento de esta magnitud. Debe, además, tener nociones básicas de gastronomía para poder supervisar la labor de la empresa o personal encargado de los alimentos, pues son una parte muy importante de la fiesta y nunca pueden pensarse por separado del resto de los elementos que la integran. Las tendencias en cuanto a diseños aportaran los suyo en cuanto a delimitar cuestiones decisivas de la decoración, pero la última palabra la tendrá el agasajado u organizador que deberá plantear claramente qué tipo de fiesta quiere ofrecer. Al fin y al cabo se trata de disfrutar y compartir una velada que deberá ser inolvidable para todos y que durante años quedara en la memoria y los comentarios de invitados y homenajeados.