08/06/2024
6 DE AGOSTO
Nació Yolanda Moreno “la Bailarina del Pueblo Venezolano”
La bailarina y coreógrafa Yolanda Moreno nació el 6 de agosto de 1936 en Caracas.
Contrajo nupcias con el poeta y escritor yaracuyano Manuel Rodríguez Cárdenas (1912-91), y el enlace tuvo 2 hijos: Manuel Rodrigo y Fernán.
En el año 1949 ingresó como corista al Retablo de Maravillas, del Ministerio del Trabajo, fundada por Manuel Rodríguez Cárdenas, entonces Director de Cultura y Bienestar Social del mencionado ministerio.
Fundó la Agrupación Venezolana de Danzas Venezuela, donde continúa formando a bailarinas y bailarines.
Ha bailado en países de América, Europa, y Asia; y recibido los siguientes reconocimientos: Doctorado Honoris Causa de la Universidad Centro-Occidental Lisandro Alvarado, UCLA; del Concejo Municipal de Chacao, Edo. Miranda; y la Orden Universidad Central de Venezuela, UCV.
Ser la embajadora de la danza nacional y llevar el título de “la Bailarina del Pueblo Venezolano” es un mérito ganado a pulso por Yolanda Moreno.
Admirada hasta el orgullo, esta caraqueña se ufana, y con razón, de haber promovido en tres décadas de vida artística sones folclóricos. Vigor le sobra. Vestida de talento pluridimensional, ha dirigido cada ámbito de la respetada escuela Danzas Venezuela, desde donde ha diseñado coreografías, propagado conocimientos a cientos de alumnos provenientes de los cuatro puntos nacionales y, por si fuera poco, ha superado los obstáculos, para hacer suyos los más prestigiosos escenarios nacionales e internacionales.
Todo empezó cuando debía. A sus incipientes 13 años no era mucho lo que podía hacer, hasta que el poeta y escritor Manuel Rodríguez Cárdenas, su mentor y futuro esposo, atajó las potencialidades de una fulgurante gema que traspiraba talento nato cuando pisaba la tarima del Retablo de Maravillas: “Como toda muchacha, a esa edad lo que me interesaba era salir, bailar y recibir el aplauso… De no haber existido él, no estaría ahora aquí”, recuerda agradecida.
Convencida de que ha vivido para su don, es la responsable de animar lo que hoy se conoce como danza nacionalista, género “basado en el hecho folclórico sin imitarlo porque, al sacarlo de su entorno y llevarlo a un escenario, pierde su natural esencia tradicionalista”, explica Moreno. Los siete lustros dedicados al placer del ritmo la han consagrado, sin embargo, “para mí lo más importante es enseñarle a la juventud el inmenso caudal que tiene el venezolano con su música y costumbres”, confiesa.
Regentar este concepto y concederle eco universal, mediante la estandarización de su nomenclatura, le ha cedido la responsabilidad de asignar a cada paso un nombre que, a la postre, es difundido y reconocido en el mundo entero, lo que habla de un inmortal legado.
Pero ser la reina nacional en su ámbito tiene su inversión: noches en vela, dolores de cabeza, desesperanzas y divergencias de pareceres, torbellino que al final del camino vale la pena: “Me gusta cuando las danzas están completas y las muchachas bailan bonito. Eso me llena y hace feliz. Quiero que la herramienta que les doy les permita superarme, eso hace que el arte persista”, evalúa.
Entre los avatares de una vida armonizada por el zapateo vernáculo, recapitula comprometedores y, a la vez, honrosos momentos, inmortalizando en especial una presentación realizada en Moscú, Rusia: “Estábamos preparados para salir a las 7:30 de la noche, sin embargo debíamos esperar a que llegara la ministra de cultura. Cuando se cumplió la hora exacta, de repente se abrió la cortina y empezó a sonar la música. Tuvimos que programar todo otra vez y, aunque pensé que se trataba de una mala señal, a la final salió bien. Creo que Dios siempre me ha acompañado a todas partes”, reconoce.