29/01/2024
Sirena estaba cansada de las decepciones, y, aunque su vida apenas comenzaba, ya arrastraba varios fracasos que no la hacían sentirse segura.
Mira que dejar ir el pasado y empezar de nuevo ha sido una de sus mejores decisiones; la música antigua le acompañaba a cada lugar que ella visitaba, su remera estampada y en sus brazos esa mochila que tanto me encantaba.
Sonreía, sin importarle ya nada. La misión era simple, pasar ratos con los amigos, la naturaleza, los atardeceres, las tocadas en el parque.
No pedía mucho, tan solo dejar de pensar, alegrarse con ver un acto de humanidad, acariciar a los perritos que paseaban con hambre y miedo por las calles, darle una moneda al indigente que con una taza suplicaba sentado en la banqueta.
Ya comenzaba a ver todo de manera diferente, su corazón se llenaba de bondad, la niña mágica se estaba forjando. Con el tiempo comenzaba a darse cuenta que merecía ser feliz y que no dependía de nada ni nadie para conseguirlo, solo de ella y de sus buenas acciones que al mundo podría brindarle. ✍🏻
De mi libro: “Ella, con encantos de Sirena” 📘
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