28/04/2022
Los días pasaron, Nori se había quedado más días de los que incluso ella se habría imaginado. No más fiebre, tos o estornudos, me sentía renovado. Sin embargo, mi plática con ella seguía pendiente.
Me preocupaba la interacción entre ella y Haku, pero una vez más ambos demostraron ser personas pacientes y discretas al no mencionar el evidente tema.
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La hora de la comida llegó y el chico de cabello plateado sacó a relucir sus habilidades culinarias con un espagueti al que no le pediría nada más.
Mientras se encargaba de servirnos a cada uno sentí la mirada fija de Nori, había una evidente curiosidad, como si tuviera la necesidad de soltar una bomba en cualquier momento.
De alguna forma, las cosas se habían alineado para que yo no tuviera un momento a solas con alguno de los dos... al menos desde que pude abrir los ojos sin sentir un dolor intenso en la cabeza y mi garganta dejó de pedir auxilio.
Sabía que debía ser sincero.
A Haku no se le escapa ninguna y de inmediato notó el ambiente, así que se retiró amablemente con la excusa de que tenía cosas pendientes por el pueblo y aunque sé que eso era una mentira piadosa, en el fondo lo agradecí.
Después de eso, un silencio adornó el comedor. No sabía si esperaba que fuera el primero en hablar, pero estaba en blanco, mis palabras no salían.
— ¿Te agrada estar aquí? —Preguntó finalmente; me conocía de pies a cabeza, así que acertó al optar por hacer tareas domésticas mientras esa charla comenzaba a fluir.
— Es tranquilo, me gusta. —Tomé cada traste que iba siendo envuelto con jabón y lo colocaba bajo la lluvia para enjuagar antes de secarlo, y finalmente acomodarlo en su lugar.
— ¿Planeas quedarte mucho tiempo más?
— No lo sé... al menos por ahora sí. —Tenía una risa nerviosa interior, sólo esperaba el golpe, el reclamo por haber desaparecido... pero no fue así, sólo recibía más y más preguntas generales de mi estadía.
— ¿Y quién es Haku? —Soltó por fin.
Sabía que esa pregunta la tendría que responder en algún punto, pero quedé en blanco.
— No es lo que parece. —Murmuré, casi en modo automático.
— Parece un buen chico, ha cuidado de ti todo este tiempo. Estoy agradecida con él.
Mi corazón comenzó a acelerarse sin razón, ni yo mismo entendía el por qué.
— Hablo en serio, ha sido la única persona con la que he podido congeniar en éste lugar. Le tengo mucho aprecio y el trato que tenemos el uno con el otro actualmente me parece bien. No haré nada que él no quiera, es algo mutuo.
De pronto me llené de pensamientos, como una especie de resumen en mi cabeza de lo que había sido mi vida en los últimos meses.
Llegué aquí para iniciar de cero, sin ninguna expectativa en lo absoluto. Los primeros días fueron difíciles, tanto que terminé encerrándome dos meses y no fue hasta unas semanas atrás que decidí volver a salir. Haku se convirtió en un punto clave. Y es verdad, no tengo un plan. Pero, ¿por qué he de tenerlo cuando, después de tanto, las cosas por sí solas están tomando buen camino?