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La última clase del día había dado lugar en aquella sala, donde más de una docena de alumnos escuchaban atentos al p...
06/06/2021

La última clase del día había dado lugar en aquella sala, donde más de una docena de alumnos escuchaban atentos al profesor en turno. Las pociones, una asignatura obligatoria, instruida por el mismísimo profesor Snape, era el dolor de cabeza de cualquier adolescente. No sólo por la dificultad de la misma, sino por el carácter errático de aquel emblemático sujeto.

Minutos después de asignarles su nueva tarea y a su nuevo compañero; las diferencias entre ambos no se hicieron esperar.

— Necesita un poco más de esto.

— ¿Qué? ¡No! Podremos hacer un desastre si le aumentamos la dosis.

El chico perteneciente a hufflepuff rodó los ojos y le quito los ingredientes a su compañero, simplemente no iba a discutir sobre algo que sabía sólo iba a traer más problemas. A ambos les había tocado preparar la solución agrandadora, una poción que ya hace unas clases les habían enseñado cada uno de los pasos a realizar, pero al parecer Makko no entendió a la perfección o simplemente no prestó atención.

— Estoy más que seguro que eran cuatro ojos de pez globo.
— Que ya te he dicho no es así, únicamente se necesitan tres, eso es más que suficiente y como en la clase nos lo han enseñado, ¿acaso tú quieres que nos castiguen? O peor aún, que esta cosa nos explote encima y quedemos gigantes un buen rato.

Después de varios desacuerdos vertieron los demás ingredientes dejándolo en el fuego todo lo que restaba la clase que eran los cuarenta y cinco minutos. Era un poco evidente que no se habían caído bien desde el primer momento en que los pusieron juntos como pareja, aun así, siguieron con sus deberes hasta que, al parecer todo ese martirio de estar juntos había terminado, pues tal sólo unos minutos después de que la poción estuviera lista, el alumno de slytherin llamó al profesor para que viera el resultado que los dos habían logrado.

— Por fin hemos terminado, profesor Snape –habló Makko con una sonrisa en el rostro.
— Veo que les ha quedado bien
— Puede creer que Ryuu estuvo a nada de agregar cuatro ojos de pez globo, lo detuve antes de que eso sucediera.

El docente se quedó́ mirando a Ryuu mientras que este apretó́ por debajo de la mesa sus manos, cómo se le había ocurrido decir semejante mentira cuando fue él quien casi comete el error.

Una vez que el mayor se retiró del lugar de ambos rubios, el slytherin comenzó a tomar sus pertenencias con el afán de salir del lugar. Claramente había sido una clase totalmente agotadora. Si de por sí las pociones lo hacían estallar, el tener que trabajar a lado de Ryuu, fue la gota que derramó el vaso.

— Así que te crees muy gracioso, ¿eh? — la voz desafiante proveniente del más bajo se hizo eco a las afueras del aula. Un puñado de alumnos se dieron vuelta para poder observar lo que se estaba a punto de suscitar.

El chico que se hallaba metros atrás del hufflepuff no reparó en las palabras ajenas, esbozó una sonrisa para dejar escapar una risa burlona y decidió continuar con su camino. No fue hasta que una potente luz impactó a pocos centímetros cerca de su cuerpo. Era claro que había sido en contra suya.

— ¡¿Te volviste loco?! — gritó una vez que se dio cuenta de donde provenían aquellos hechizos. El rubio de corbata con franjas amarillas le apuntaba directamente con la punta de su varita.

— ¡Vamos! ¿El slytherin tiene miedo? — lanzó otro hechizo en contra de su oponente.

— ¡Maldito tejón! — pronunció al mismo tiempo que tomaba su varita, la cual se encontraba entre los pesados libros que cargaba; mismos que cayeron al suelo una vez que aquel duelo dio inicio. No esperó y pronto se encontró lanzando hechizos en contra del sujeto de la casa rival, mientras un tumulto de gente presenciaba en primera fila el espectáculo que ambos estaban ofreciendo.
Todas las personas alrededor sólo formaron un círculo alrededor de ambos contrincantes, el pequeño duelo estaba siendo realizado en uno de los pasillos principales y por ende la atención hacia ellos era mayor, las actitudes que tenían sus compañeros variaban, pues mientras que la mayoría de los slytherin le echaban porras a Makko, los de hufflepuff estaban preocupados por la reacción que Ryuu tuvo inmediatamente contra Makko.

— ¿Quieres saber qué es algo que me molesta además de una sucia serpiente como tú? Que se roben el crédito de los demás. ¡Cómo te atreves a decirle a Snape que tú hiciste todo cuando no sabías ni qué iba! –el ajeno sólo soltó una corta risa y después regresó su vista a él.

— Tan débil, por ahí escuché que tu padre quería que fueras uno de nosotros, pero no sé cómo esperaba eso su mírate, era más que obvio que Aleksey sería parte de slytherin y no tú. –aquello únicamente hizo que Ryuu explotara, elevó bien su rostro y miró directo al ajeno

— Depulso! –lanzó el hechizo contra el chico de uniforme con detalles en verde tirándolo en el suelo y haciendo que su varita se soltara de su mano no tan lejos.

— ¡Vamos, Makko! No me digas que tienes compasión sólo porque soy “débil”

La última palabra tomó énfasis al momento de que la pronunció y una risa áspera fue lo que después se pudo escuchar. El escándalo que ambos habían formado fue suficiente para que varios alumnos caminaran hacia algún profesor cerca para que los pudieran detener, por otra parte, Ryuu dejó que el contrario pudiera levantarse del suelo, de los hechizos que estaba recibiendo también uno de ellos lo dejó en el suelo; con rapidez tomó su varita y apuntó al frente.

— Atabra-

Antes de que pudiera lanzar el encantamiento desde el suelo llegó la profesora minerva quien a ambos les retiró su varita e hizo que se levantaran del suelo.




Las clases cada cierto tiempo y a medida que se iba pudiendo dominar lo aprendido se subía de dificultad. Uno de los mej...
11/05/2021

Las clases cada cierto tiempo y a medida que se iba pudiendo dominar lo aprendido se subía de dificultad. Uno de los mejores hechizos protección tomaba lugar aquel día en el salón de clases.

— El encantamiento Patronus. Seguro ya han escuchado sobre este hechizo, ¿alguien puede decirme lo que sabe?

La clase se quedó callada un momento, al rubio en sus salidas con la abuela había escuchado hablar de él un par de veces, antes de que la profesora pudiera mencionar una palabra más elevó la mano en petición a poder participar, con un asentimiento de cabeza le otorgó el permiso.

— Mi abuela me ha contado algunas cosas. Sé que es un encantamiento con cierto grado de dificultad, pues hay brujos y brujas que no han podido completarlo en su mayoría. Esta genera una fuerza de energía positiva que se convierte en algo así como tu espíritu guardián, es lo que sé, profesora
— Así como Fluriè lo ha dicho, veo que sí tienes ya la idea de qué trata, muchas gracias, Ryuu

La docente agradeció y prosiguió con la teoría meramente importante, los pasos a seguir y todo lo necesario para que comprendieran el tema. Por último, dio una demostración de su patronus explicándoles el cómo lograr obtenerlo.

— Recuerden que para poder hacerlo funcionar deben concentrarse en un solo recuerdo que les dé mucha alegría

El pequeño rubio intentó un sinfín de veces y en ellas sólo pudo obtener un patronus incorpóreo, pero no tan luminoso como era de esperarse. Las clases del día habían concluido y era hora de ir a cama, en cambio, el niño no iba a quedarse tranquilo sin siquiera poder realizar el encantamiento que se les había enseñado; tomó un abrigo y se cubrió el cuerpo completo sólo dejando sus ojos al descubierto, agarró el mapa del merodeador para conseguir llegar cerca del bosque, ahí obtendría mayor concentración e inspiración.
Para su suerte no muchos se encontraban vigilando entradas y pasillos, si lo hacían estaban medio dormidos, a ello le atribuyó un poco de suerte en su fuga. Sabía que tener el mapa les serviría de mucho en algún momento, ahí una prueba de que estaba en lo correcto.
Se adentró lo mínimo posible al bosque, le gustaba ir a explorar, pero ésta era la excepción, no iría de noche hasta por fin lograr su escudo de protección, además tampoco podía alejarse mucho del castillo. Retiró de su cabella el gorro del abrigo que portaba y se dispuso a comenzar. Cerró sus ojos y se tranquilizó, el aire se escabullía entre su cuello, algo que le relajaba más, a raíz de eso surgió un primer recuerdo, él corriendo sobre un campo lleno de muchas plantas, era primavera y su abuela siempre le había prometido sacarlo a conocer en cuánto las semillitas comenzaran a brotar; comenzó a dibujar pequeños círculos con su varita para ir probando.

— Expecto Patronum!

Dijo el conjuro apuntando su varita hacia el frente, aunque la luz comenzó a ser más potente que las veces anteriores no le satisfacía, otro mejor recuerdo debía existir. La imagen de su gato apareció en su memoria, ocurrió un día de otoño mientras las hojas de los árboles caían con tal delicadeza que parecía el aire las mecía para que se durmieran en su descenso, un pequeño minino descansaba bajo un gran árbol de haya, curioso Ryuu se acercó y de a poco fue ganándose su confianza, estaba solo, con frío y hambre, no podía dejarlo siendo tan indefenso. Lo tomó en brazos y lo envolvió entre sus brazos, donde al instante comenzó a brindarle calor, el gatito se acorrucó con tal cariño en su pecho que logró robarle el corazón al joven rubio.

— Expecto Patronum!

Repitió nuevamente y para su sorpresa de la punta de su varita comenzaba a brotar un destello que poco a poco fue elevándose, las alas de un ave se pudieron notar hasta por fin dar con la figura completa; un goshawk.
Su felicidad era tanta que la sonrisa que portaba sobre su rostro no la pudo opacar nada, movió su cuerpo de una forma un tanto chistosa debido a su festejo, lanzó el hechizo un par de veces más para poder ir dominándolo. Sabía que siempre el fresco aire del bosque le traía paz y concentración.

Las clases habituales de cada mañana ya habían terminado y la tarde por fin se hacía presente. Los tres hermanos Fluriè ...
08/05/2021

Las clases habituales de cada mañana ya habían terminado y la tarde por fin se hacía presente. Los tres hermanos Fluriè se quedaron de ver en el gran comedor para abrir unos obsequios por parte de su abuela, no era novedad que ella les hiciera regalos cada cierto tiempo, desde pequeños suéteres tejidos a manos hasta una pequeña nota pero llena de cariño.
Elijah, Aleksey y Ryuu abrieron felices sus paquetes, en ellos se encontraban unas preciosas bufandas del color de cada casa a la que pertenecían; dos amarillas para hufflepuff y una verde de slytherin.

Los tres chicos dialogaron, más con Aleksey, con quién ya no pasaban tanto tiempo debido a sus cambios de rutinas. En un abrir y cerrar de ojos las bufandas ya no se encontraban sobre la mesa, una acción demasiado rara debido a que únicamente ellos se encontraban dentro de la habitación. Buscaron hasta donde pudieron sin dejar ningún espacio sin revisar, debían salir de alguna u otra forma.

— Qué raro, juraría que no había nadie en el comedor a la par que nosotros

— ¡Hey, aquí están!

El hermano perteneciente a Slytherin anunció mientras les mostraba las tres prendas. Ya estaban dañadas y algo muy peculiar de ellos era que se encontraban unidad con hilo, cosidas unas a las otras.

— Qué ha pasado aquí...





ㅤㅤ     ㅤ   𝘓𝘦𝘵'𝘴 𝘨𝘰 𝘵𝘰 𝘏𝘰𝘨𝘸𝘢𝘳𝘵𝘴                   Ya un tiempo había pasado desde que por fin dejó su hogar, sus hermano...
28/04/2021

ㅤㅤ ㅤ   𝘓𝘦𝘵'𝘴 𝘨𝘰 𝘵𝘰 𝘏𝘰𝘨𝘸𝘢𝘳𝘵𝘴
       
Ya un tiempo había pasado desde que por fin dejó su hogar, sus hermanos y padres lo despidieron con cariño y sintiéndose orgullosos de él, la sonrisa del rubio podía notarse todavía estando a una distancia considerada, irradiaba tanta emoción y brillo con tan sólo un pestañear. El expreso de Hogwarts había terminado su recorrido, tomó sus pertenencias junto a su pequeño gato y salió del transporte, frente suyo se encontraban unos pequeños botes que posteriormente tendrían que ser abordados para remar sobre ellos hasta Hogwarts.
Ryuu jamás había sido fanático de navegar por agua, más sin embargo ésta resultaba ser una experiencia única y digna de presenciar, subió mientras de un lado reposó sus cosas sin soltarlas, sonreía a cada estudiante que se sentaba al frente y a un lado suyo, siempre había sido una persona muy amigable, por lo que no se le hizo una molestia preguntar el cómo les había ido estando en el expreso. Justo el último alumno que abordó el bote era aquel niño que se topó en la tienda de Ollivander, se movió un poco dándole un espacio al lado suyo y que pudiera sentarse.

— ¡Heath! Qué dicha volver a verte, ¿estás emocionado? Yo sí, demasiado, casi hasta siento que mi corazón se sale –dijo con suma alegría sin apartarle la mirada de encima.
— ¡Ryuu! Lo mismo he de decir, todo esto es inimaginable

Tuvieron una corta charla porque después de eso Hagrid mencionó algún que otro dato al azar sobre el castillo, además prefería perderse en la vista que tenía, no todos los días se podía ver esto, dejó que el aire rozara con su rostro sintiendo el fresco danzar del viento. Casi se le hizo que el recorrido sucedió en un abrir y cerrar de ojos, pues ya se encontraban en la puerta principal del castillo, sus nervios comenzaron a invadirle, pues en cierta parte estaba preocupado por su destino dentro del colegio, también estaba la parte de que llegar a un nuevo lugar siempre era increíble y estaba lleno de sorpresas.
Todos los alumnos de primer año hicieron una fila rumbo al gran comedor, los chicos de otras casas los veían con curiosidad, los de segundo hasta recordaban sus inicios. La directora fue nombrando a personas de una lista que tenía, cada uno pasaba y cuando alguien quedaba en alguna casa todos los miembros festejaban recibiéndolos con orgullo.

— ¡Ryuu Fluriè!

Por fin había sido nombrado, pasó al frente y se sentó en la silla; el sombrero seleccionador se posó sobre su cabeza quedándose callado por un momento, al parecer examinaba al muchacho.

— ¿A qué le tienes miedo, joven Ryuu? Dime, si pudieras elegir tu destino a alguna de las casas existentes, ¿cuál elegirías?
— Pues quisiera hacer sentir orgulloso a mi padre –mencionó casi en un susurro.
— Oh, mi querido Ryuu, no todo en la vida es complacer lo que los padres desean que se haga, además en ti puedo notar esa esencia de bondad y honestidad –calló unos segundos y después el viejo seleccionador se decidió–. ¡Hufflepuff!

Bajó y se encaminó a su nueva mesa, lo recibieron con muchos abrazos y palabras de aliento, en lo más profundo de su corazón anhelaba pertenecer a una casa así, además de admirar las cosas que su abuela contaba y hacia era más que suficiente para sentirse orgulloso de sí mismo, a su padre ya algo se le iba a decir, de cualquier forma, las palabras de su madre permanecían en su mente, estarían orgullosos de él sin importar a qué casa es a la que pertenezca.


ㅤㅤ     ㅤ     𝘋𝘪𝘢𝘨𝘰𝘯 𝘈𝘭𝘭𝘦𝘺                   Salir más allá de casa y de los lugares a los cuáles acompañaba a la abuela ...
26/04/2021

ㅤㅤ ㅤ    𝘋𝘪𝘢𝘨𝘰𝘯 𝘈𝘭𝘭𝘦𝘺
       
Salir más allá de casa y de los lugares a los cuáles acompañaba a la abuela le resultaba algo sumamente emocionante, además de la alegría de tener a la mano lo que necesitaría para Hogwarts, el ir a conocer más del mágico mundo al que pertenecían hacia que su piel se erizara un poco. Aquella vez toda la familia fue en compañía del rubio, pues a pesar de no ser ese el plan, Ryuu rogaba a sus padres que a sus hermanos de igual forma llevaran, como siempre deseaba compartir nuevas experiencias en compañía de sus hasta ahora únicos amigos.
El padre de los Fluriè caminaba a la par que el hermano mayor, emocionado le contaba historias de cuándo vino a adquirir su varita y todo lo que necesitaría, también le recalcaba lo bien que se sentía portar el uniforma de Slytherin, y que cada año la copa de la mejor casa a ellos se les otorgara. Cierto era que aún con un poco de nervios por no cumplir las expectativas de su padre, Ryuu no dejó que eso le afectara, estaba demasiado feliz en ese momento. Primero pasaron por sus libros, era lo que más solía llenarse de gente y para ahorrar tiempo, le pidieron ir por su varita con el señor Ollivander, fue fácil encontrarlo, tenía un letrero que anunciaba a la perfección el lugar; abrió a puerta y en su interior estaba Garrick, justo como sus padres dijeron iría a encontrarlo, encima de una silla estaba acomodando varitas que niños anterior mente había probado.

— Creo que un Fluriè ha entrado, ¿estoy en lo correcto? –preguntó Ollivander sin dejar de ver lo que hacía, después bajó y se acercó al menor.
— Sí, señor
— Mira qué tenemos aquí, pero si es el hijo mayor de Sophie y Clément, tus padres vinieron hace unos días anunciando tu llegada a la tienda. Cuéntame, ¿estás emocionado? –preguntó mientras buscaba alguna varita útil para el chico.
— ¡Señor Ollivander, estoy muy contento! Esto se me hace como un nuevo recorrido, me dan ganas de anotar todo en una libreta especial que tengo cuando salgo
— Aventurero y de buen corazón… –mencionó en un corto murmuro yendo específicamente a un rincón con más varitas–. Arce y núcleo con pelo de cola de unicornio, intenta con ella, muévela ligeramente

Le hizo entrega de la misma y se alejó un poco, sabía que esto de dar a probar varitas no siempre resultaba de la mejor forma, Ryuu por su parte, atendió las indicaciones del dueño del lugar, giró en una posición que no pudiera causar mucho revuelvo, movió su mano y fue ahí como la varita se le salió de las manos.

— Veamos, al parecer ha huido de ti, cambiemos de madera y núcleo –recogió lo antes usado del suelo y buscó otra, casi estaba seguro de saber sería la correcta–. Madera de peral con núcleo de fibra de corazón de dragón, ahora prueba con esta

Nuevamente le hizo entrega, a lo que el rubio con cuidado la tomó, apuntó hacia el mismo lugar de unos minutos antes; cerró sus ojos por un momento y suavemente la movió. A diferencia de la anterior, esta se acopló a él y no causó desastre alguno, Ryuu sonrió mientras posaba su mirada sobre Ollivander.

— Una varita con esplendidos poderes mágicos, por lo general las personas que obtienen este tipo de varitas llegan a ser populares y respetuosas –le comentó sin quitar la vista del chico y su varita–. Una de las más resistentes y debo decir que no he visto a alguien oscuro portándola, por otro lado, tenemos su núcleo; uno con mucho poder y capacidad de realizar hechizos extravagantes, aprenden con rapidez y su inclinación puede dejarse guiar por las artes oscuras en muchos de los casos, aunque mh, es de mi agrado decir que un tanto temperamental. Espero hagas buen uso de ella, joven Ryuu, por cierto, ¡suerte en Hogwarts!

El rubio se despidió con una gran sonrisa, tal vez a su padre le encantará de que está hecha su varita. Al salir chocó de espaldas con una persona más, era casi de su tamaño, por lo que seguro un niño más iba a comprar con Ollivander.

— Perdón, me he emocionado un poco con esto de ir a probar, ¿tú ya compraste la tuya? –preguntó mientras observaba a un castaño al frente de él.
— Me di cuenta, fue algo divertido cómo la varita huyó de ti, todavía no la compro, ¿irás a Hogwarts?
— ¡Iré ahí! ¿tú también? Eso supongo, y en serio perdón, ni me he presentado, me llamo Ryuu Fluriè y es un placer conocerte –le extendió la mano mientras portaba su típica gran sonrisa y ambos se dieron un apretón de manos.
— Soy Heath y sí iré a Hogwarts, espero pueda verte por ahí, por ahora debo entrar por mi varita, ¡en serio fue un gusto!

Se despidieron con un saludo en el aire, sus padres y sus dos pequeños hermanos ya se encontraban con todo listo para poder regresar a casa, se paró a un lado de su padre mientras que con emoción le platicaba sobre su varita.

— No cabe duda que sí será parte de Slytherin, ¿ya viste, Sophie? –el padre soltó con orgullo a la par que llevaba sus manos al cabello de su hijo mayor despeinándolo con alegría.
— Sea o no lo sea de igual forma estaremos orgullosos de ti, Ryuu. Por ahora hemos terminado, ¿seguro que quieres llevar a tu gato y no adoptar alguna otra criatura?
— No, mamá, quiero llevarme a Figer, con él estoy muy cómodo

Figer era un gato que Ryuu encontró al caminar de regreso a casa una tarde de tiempo con la abuela, tenía rayas por todo su cuerpo que lo hacían parecer un pequeño tigre, decidido estaba y todo estaba más que listo para llegar a su primer día de clases, la emoción recorría cada parte de su ser y anhelaba la llegada del gran día por pisar Hogwarts.


.                          𝘖𝘸𝘭𝘴 𝘢𝘯𝘥 𝘭𝘦𝘵𝘵𝘦𝘳𝘴— ¿No crees que la carta ya tardó en llegar para Ryuu? –preguntó el padre de ...
24/04/2021

. 𝘖𝘸𝘭𝘴 𝘢𝘯𝘥 𝘭𝘦𝘵𝘵𝘦𝘳𝘴

— ¿No crees que la carta ya tardó en llegar para Ryuu? –preguntó el padre de los Flurié haciendo referencia a que al mayor de los hermanos todavía no le llegaba su aceptación a Hogwarts.
— No te desesperes, siempre es lo mismo contigo, yo estoy segura que no va a tardar en llegar, al fin y al cabo, a nuestra familia no la dejarían pasar –la madre respondió con un tono de voz tranquilo y seguro.

Cierto era que ya había pasado una semana desde aquella platica y el padre un poco impaciente empezó a ser algo distante con el rubio. Él mismo sabía que era casi imposible que no lo admitieran, pero sin duda su miedo era grande y la actitud de su padre le tenía colgando de un hilo, a veces se ponía a pensar si su actitud de ir y venir de un lado a otro llegó a afectar en ello, pues cada que tenía oportunidad salía de casa a cualquier lugar al que pudiera explorar.
Por otro lado, sus dos hermanos menores le distrajeron con algunas bromas y juegos que cada día hacían después de que su mamá les diera sus clases básicas, ayudaba a su madre con cada cosa en la que podía y más que nada disfrutaba de pasar tiempo al aire libre, aunque la mayoría del tiempo sólo fuera en el jardín de su propia casa.

— Elijah, hermanito, ¿quieres ir con la abuela? –preguntó el más grande mientras mecía suavemente a su hermano menor.
— Pero, ¿y si nos regañan?
— No nos van a regañar, además la abuela seguro ya nos estará extrañando, vayamos a ayudarle con el jardín y que nos lleve a ver más criaturas, no quisiera ir solo

Dicho aquello le miró con un corto puchero en sus labios que sólo bastó para que Elijah aceptara. Le colocó un suéter, era una época fría en donde ellos se encontraba y por nada iba a dejar que su hermano llegara a enfermar, él hizo lo mismo y con una pequeña mochila con bocadillos salieron rumbo a la casa de su dulce abuela, el ir con ella se les había hecho costumbre desde que Ryuu cumplió los nueve años y junto con Eli la observaron cuidar de fabulosas criaturas y tener un enorme espacio con muchos tipos de plantas, a ambos les cautivó por completo que parte de su rutina fue escaparse hasta allá, algunas veces con permiso y otras no.
Al llegar a la casa de la anciana se debía pasar por un sendero de árboles muy exóticos y preciosos, una de las cosas que más le gustaba de ir con ella. A nada de poder tocar la puerta en su llegada, la cabellos blancos les recibió con cariño.

— ¡Eli, Ryuu! ¿Qué hacen aquí? Tú, Ryuu, deberías quedarte en casa estos días en espera de la llegada de tu carta
— Abuela, ya ha pasado una semana desde el inicio del recorrido de las lechuzas y nada
— Pff, puros retrasos con ellas, ya verás que estará a nada de llegar, ¿quieren unas galletas antes de comenzar nuestro paseo?

Los tres entraron a la casa, en realidad no hacían más que leer libros sobre herbolaria y criaturas mágicas, también de vez en cuando salían a pasear por el bosque cercano a petición de Ryuu, siempre había sido muy curioso con explorar. La tarde transcurrió con normalidad y era hora de retirarse antes de que oscureciera más.

— Vayan con cuidado, y tú, Ryuucito, tu carta pronto llegará
— Además de eso tengo un poco de miedo, he escuchado a papá hablar con el abuelo y en verdad está ilusionado con qué al momento de llegar pertenezca a Slytherin como él sólo por ser el hijo mayor –un poco desanimado comentó a la mayor quien después le acarició la coronilla y un corto beso le dejó.
— El sombrero te va a guiar a dónde crea que pertenezcas, que tu padre quiera otra cosa no debe de importar, aunque siendo honesta estoy segura que tú vas a ser un gran hufflepuff –dicho eso le guiñó el ojo para que sus nervios se fueran.

De la mano caminó junto con su hermano rumbo a casa, una ventaja era que no quedaba lejos, así que sin tanta preocupación iban y venían.
Justo a unos pasos de entrar a casa una lechuza hizo su aparición por el aire llegando hasta el rubio a quién le entregó una carta con el sello de Hogwarts, con una gran sonrisa entró corriendo con su hermano hasta el interior de su hogar.

— ¡Por fin ha llegado la carta!

Con emoción se la entregó a su padre que al sostenerla en sus manos su semblante cambió a uno feliz, mientras que su madre abrazó con fuerza al hijo mayor.




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