22/04/2021
A 151 años de su nacimiento de Lenin sigue vivo como maestro revolucionario, como vocero de la necesidad de una organización, de un partido con una estrategia para la lucha por el sueño de una sociedad sin clases, una sociedad comunista, ecologista y feminista.
Si Marx y Engels son considerados como los grandes teóricos de la crítica económico-política al capital, Lenin lo es en relación con lo estrictamente político. Su teoría y práctica siguen ofreciendo claves para la lucha por el poder, para la disputa por una nueva hegemonía social.
Nos lega una estrategia con especial énfasis en las formas organizativas del partido revolucionario, como centro de agrupamiento y de dirección de las luchas y de los movimientos emancipatorios, como operador estratégico. El partido es el arma y la herramienta de la clase trabajadora para desplegar su acción de agitación y propaganda, expandir su influencia y fortalecer la resistencia contra la explotación y el dominio del capital.
Lenin nos deja la rica experiencia de los primeros años de la revolución rusa, con su desarrollo de los soviets y la autogestión obrera de la producción, con la reforma agraria e innovaciones sociales tan revolucionarias como la aprobación del derecho al ab**to o la facilitación de los divorcios. También, por supuesto, la creación y el impulso de la Tercera Internacional, como organización para extender la ola revolucionaria al resto del mundo.
Quienes somos de izquierda e integramos diversos movimientos populares de resistencia y lucha podemos seguir extrayendo de la acción y las prácticas de Lenin fuerzas y propuestas de organización que ayuden a potenciar el ímpetu subversivo de los sectores subalternos en resistencia.
Por eso hacemos nuestra la famosa frase del máximo referente soviético: “Es preciso soñar, pero con la condición de creer en nuestros sueños. De examinar con atención la vida real, de confrontar nuestra observación con nuestros sueños, y de realizar escrupulosamente nuestra fantasía”.