SIX-EYES

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ㅤㅤㅤㅤㅤ  ㅤ ㅤㅤㅤㅤㅤ  ㅤ もうあなたに嘘はつきたくない、あなたの側で休んで、私が持っている秘密をすべて話したい。  [JJK! SPIDERMAN AU!] ㅤㅤㅤ TELLING YOU THE TRUTH ∅ 日本では 202...
10/11/2023

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ㅤ もうあなたに嘘はつきたくない、あなたの側で休んで、私が持っている秘密をすべて話したい。 [JJK! SPIDERMAN AU!]
ㅤㅤㅤ TELLING YOU THE TRUTH ∅ 日本では 2023
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Había algo doloroso para él en la forma en la que Megumi le miraba en ciertas ocasiones, como si estuviese preguntándole “¿Por qué?”.

¿Por qué siempre llegas tarde a clases aunque sales horas antes del dormitorio? ¿Por qué siempre tienes heridas en la cara y moretones en las piernas? ¿Por qué siempre algo sucede en nuestras sesiones de estudios que te hace salir corriendo? ¿Por qué siempre estás desvelado? ¿Por qué me mientes? Itadori siente que Megumi le pregunta todas aquellas cosas con aquella mirada, y no hay nada que quiera más en el mundo que poder contestar esas preguntas.

Pero siempre que están al borde de hacerlo, lo evita. Siempre encuentra la forma de escapar, de huir su mirada, de hacerlo fingir que no podían seguir hablando del tema con alguna excusa tonta o una salida burlona y divertida de su parte. Pero Megumi no era estúpido y cada vez se le iban acabando las excusas, y de alguna forma con el paso de los días, Yuuji no podía combatir el egoísmo que embargaba su espíritu ante la posibilidad de alejarlo: El miedo a perderlo, a que le odiara si no le decía la verdad, comenzaba a ser un miedo tan grande como el que le generaba pensar en meterlo en alguna clase de peligro si se enteraba de su identidad secreta. Ahora, por las noches, Itadori no solo combatía el crimen, sino también la apremiante necesidad de volver al otro día a desayunar con su compañero de habitación en la universidad, a escucharlo aunque fuese de palabras breves, a acompañarlo aunque fuese por el limitado tiempo que sus exigencias como super-héroe le permitían. Pensaba que… tal vez si el supiera, no tendría que ocultarle donde estaba y que hacía, y tal vez podrían… compartir más tiempo juntos. Estar juntos. ¿No era eso lo que quería Yuuji al final?

¿Y realmente así, medio ensangrentado, empapado de pies a cabeza por la lluvia, era el mejor momento para pensarlo? Debían pasar las cuatro de la mañana, y Yuuji había recibido una paliza, aunque había salido victorioso, se sentía derrotado por las circunstancias, y es que aún así se las había arreglado su cabeza para lamentarse por Fushiguro mientras regresaba patéticamente a casa con sus heridas. Era cierto que sanaba más rápido que una persona promedio, pero seguía siendo una molestia. Y aún así no eran una molestia tan grande como la idea de hacer enojar a Fushiguro.

Estaba tan cansado que erróneamente pensó que era lo suficientemente tarde como para entrar por la ventana sin despertar a Megumi por aquella noche. ¿Cómo iba a contar con que Megumi estaría despierto?

Y ahí estaba esa profunda y penetrante mirada azul: ¿por qué, por qué, por qué? ¿Por qué estás entrando de madrugada todo ensangrentado, con tu estúpida sudadera cubriendo lo que claramente es una malla roja y azul?

—Soy spiderman —escapa entonces de sus labios. Absolutamente derrotado, vencido por las circunstancias. ¿Qué más podía hacer ahora? No tenía forma de salir de esa y ya había mentido con demasiado descaro antes. Yuuji se había rendido, ya no quería seguir batallando ¿no lo hacía lo suficiente día a día, con la universidad, el trabajo y su doble vida? ¿No podía descansar aunque fuera en casa? Porque ¿no era Fushiguro lo más cercano que tenía a un hogar desde que su abuelo había mu**to?

—Soy spiderman —repite. —Y me gustas.

21/07/2023

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ㅤ あなたは消えることのない燃えるような記憶です。 骨の髄まであなたがいなくて寂しいです。 [tw: JJK MANGA SPOILERS]
ㅤㅤㅤ MISSING YOU TO THE BONE ∅ 日本では 2010
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Habían pasado 372 días desde la última vez que vio a Suguru. No es que llevara la cuenta, sólo era bueno con los cálculos y hace poco se había cumplido un año desde la masacre de la villa. Llevar la cuenta sonaba un poco patético, pero se sentía constantemente patético cuando se trataba de Geto. Después de todo… se había ido. ¿Y hay algo más humillante que quedarse atrás?
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Satoru pensaría que tal vez tendría algo más que decir, habiendo pasado un año, pero la verdad es que descubrió que no era así. Que si tuviera a Suguru en frente otra vez, no sabría qué hacer o qué decirle. Ni siquiera podría decirle que lo odiaba, porque había intentado despertar aquellos sentimientos negativos hacia él y había fallado miserablemente. Tampoco lo había intentado mucho, la verdad es que pensar en odiarlo sonaba tan ajeno que no podía concebir aquella idea, pero durante algunas semanas pensó que si lograba odiarlo, tal vez dolería un poco menos. No funcionó, y pronto dejó de intentarlo.
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Más de alguna vez lloró de frustración, porque era Gojo Satoru y no lloraba por otras cosas, claro, aislado de todos, aunque ahora solo quedara Shoko. Y soltar las lágrimas ácidas y sentir aquella sensación aprisionante era mucho peor que extrañarlo, porque se sentía como un niño, un niño muy alto, y tal como uno, nada le frustraba más que sentirse infantil e impotente, que sus emociones fueran tan caóticas e irracionales.
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Tal vez lo peor de todo, era que habiendo pasado todo lo que pasó, nunca se pasaría por su cabeza la idea de arrepentirse de haberlo conocido, o de cómo serían las cosas si sus caminos no se hubiesen topado. Descubre con el pasar de los días que mientras más tiempo pasa alejado de él, más aprecia el que estuvieron juntos. Que cambiaría todo por volver a ese pequeño espacio en el tiempo a su lado, cuando nada más importaba, cuando eran invencibles, cuando podían contra todo. A veces soñaba que Suguru volvía a él y le pedía perdón por dejarlo atrás, y aunque deseaba tener todas las fuerzas para hacer “lo correcto”, lo que debería, siempre fallaba, y siempre le aceptaba de regreso. Siempre deseaba volver a él ¿Cómo podría reaccionar de cualquier otra manera?
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De vez en cuando se regañaba a sí mismo, pensaba con la mente clara. Se recordaba que Suguru no lo había dejado porque no le quisiese, o porque no fuese suficiente. Sabía que era más complicado que ello, y que lo que guiaba a Geto no estaba atravesado por superficialidad infantiles, sino por su corazón, por lo que le dictaba aquello desde adentro… y que en el fondo, Geto estaría decepcionado de él si se descuidaba a sí mismo por algo como aquello. Por eso trataba de no comer tantos azúcares, de tener un buen almuerzo y desayuno. Incluso se había vuelto responsable con sus clases el último año. Ya no ocupaba pronombres informales para hablar con gente adulta o gente que conocía, e incluso dejó de pedirle a la señora Yamamoto que le ayudara con el aseo en la casa, y comenzó a hacerlo él mismo. Y cuando hacía aquellas cosas cotidianas, imaginaba su voz. Su mente, automáticamente, comenzaba a pensar en las cosas que él le diría si estuviese allí a su lado. Pero la voz estaba solo en su cabeza, porque Suguru no parecía tener intenciones de volver a él.
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Se preguntaba si Suguru lo odiaba por haber dejado que todo se fuera al carajo. Por ser caprichoso y ególatra, y no hacer nada cuando todo se estaba desmoronando. Incluso pensaba que le odiaba sólo por ser él. Porque finalmente se había cansado de lidiar con sus estupideces.
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Y así, Satoru pensaba todos los días de todas las maneras, en todas las posibilidades. Desde lo más sano y amable para un corazón hasta lo más autodestructivo y tortuoso. Se cuestionaba todas sus ilusiones, se cuestionaba que había sido real y que no. Incluso en los buenos días pensaba en él, en especial en los buenos días, porque era inevitable revisarlos con una capa de nostalgia que venía acompañada a la pregunta de ¿qué tan mejor día sería si estuviese Geto a su lado? Lo pensaba cuando, de manera muy ocasional, probaba un ci******lo para recordarlo.
Pensaba todo, y se daba cuenta que no había avanzado ni un centímetro desde el día en que se fue. Se había quedado estancado allí, en aquella calle abarrotada de un montón de personas menos aquella que deseaba estuviese allí, se hubiese quedado. Y es que Satoru nunca había tenido a nadie de verdad, sólo sirvientes y familiares interesados, pero nada más. Nada como Suguru, y este, contra todo pronóstico, se había vuelto su persona, su lugar, el espacio que nunca imaginó necesitaría, y cuya calidez sólo él le había ofrecido, cuya comprensión sólo él le podía entregar.
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Y es por eso que no entendía aún como todo había acabado tan rápido… ¿O tan lento? ¿Cuando acabó todo en realidad? ¿En el momento que la bala atravesó el cráneo de Riko o en el momento que no pudo salvar a Suguru? Pensaba en cómo no había nada en su poder para cambiarlo. Cómo, a pesar de ser la persona más fuerte y poderosa del mundo, no podía salvar a quienes deseaba, ni tenía un hogar al cual volver, porque estaba quemado, hasta los cimientos. Entonces se enfadaba ¿Cómo podía Suguru estar bien con ello? ¿Por qué no lo había llevado? ¿Acaso no sabía que habría ido con él?
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Se quedó durante horas y horas esperando por un mensaje que no llegaría, porque no tenía deseos de ser enviado, y él se sentía patético con cada intento de mensaje que intentaba enviarle, cada uno sin éxito. Esperaba, esperaba algo, esperaba por él. Lo único que cambiaba con los días era la sensación creciente de que Suguru lo había dejado para siempre, y ya no iba a volver, y tenía la esperanza de que mientras más fuera consciente de ello, menos dolería.
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Pero pasaron tres meses, seis meses, un año y nada.No dolía ni añoraba menos, sólo de manera más silenciosa, pero apremiante. A veces cerraba los ojos cuando se acostaba y se concentraba con todas sus fuerzas, y rogaba que Geto le sintiera, le extraña, le escribiera. Pero nunca sucedió.
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Nunca hasta un día, un día en que recibió una hora y una dirección.

28/01/2022

五条悟, お誕生日おめでとう。
これ、ほんの気持ちです。
2021年12月7日
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ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ«¿Una fiesta sorpresa?»
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Mimiko y Nanako habían arribado a su cama temprano aquella mañana, despertando a Suguru de cualquier sueño que estuviera teniendo.
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Les había contado sobre su idea de hacer una pequeña cena en casa para celebrar el cumpleaños de Satoru. Sin embargo, parecía que las niñas habían pasado la noche anterior charlando y tenían otros planes.
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—Deberíamos hacer una fiesta y decorar la casa. —Había replicado Nanako mientras Mimiko tímidamente se acercaba a él para acurrucarse a su lado, asintiendo a las palabras de su hermana quien estaba de pie sobre las sábanas, muy segura de que aquella era una brillante idea. —Estoy segura que a Gojo-san le gustaría. —Murmuró la pelinegra que le abrazaba por uno de sus costados, a lo que él respondió con gentiles caricias sobre su cabello. Sabía que negarse no era una opción, y la verdad es que las hermanas no eran para nada niñas que pidiesen a manos llenas, siempre eran sensatas y se comportaban la mayoría del tiempo. Excepto cuando Satoru aparecía y se proponían a reñir con él, y claro que el mayor les respondería a pesar de ser el adulto a cargo. Eso lo hizo sonreír.
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En realidad toda aquella idea, el hecho de que ambas recordasen el día y darse cuenta de que los tres estaban emocionados por la fecha le hizo sentir una agradable calidez en la boca del estómago. Era la primera vez que Geto salía con alguien lo suficientemente en serio como para que incluso Mimiko y Nanako tuvieran lugar en los planes de alguien que no fuese él. Así que no fue capaz de negarse a la propuesta, ni al sentimiento de familiaridad e intimidad que los cuatro empezaban a crear. Y aunque eso lo ponía un poco nervioso aún, valía toda la pena.
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El resto de la mañana se trató de Suguru y las hermanas serpenteando entre pasillos de compras, con ellas tomando todo lo que tuviese la cara de Elsa de frozen o cualquier otro de los personajes de aquella película animada que a las dos tanto les gustaba y que de alguna manera siempre terminaban asociando con Satoru. —Es una princesa de hielo como Elsa. —Había dicho Mimiko con un inusual entusiasmo. —Mimi, ese sujeto no es para nada una princesa. —Reprochó su hermana, y aunque pareciera que en realidad a la rubia no le agradaba Satoru, lo cierto es que lo quería. Solo no le gustaba compartir ni demostrarlo demasiado.

—¿Están seguras que es una fiesta para Gojo-san y no para ustedes?
—¡Si! ¡Si!
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El resto de la tarde se trató de los tres decorando el pequeño departamento de Suguru. De guirnaldas llenas de escarcha y brillos en forma de copos de nieve intercalados con los personajes de la película que ahora parecía ser la temática principal. Ya que incluso los platos, vasos, servilletas y demás decoración estaban llenos de aquello. Realmente era una fiesta para ellas, aunque en realidad sabía que en verdad querían sorprender al mayor. Notándose en la manera en que habían decorado todo con tanto esmero y ahora se encargaban de envolver sus regalos y anexarles las cartas de felicitación que habían hecho a mano. Mimiko le había comprado una bolsa de dulces y Nanako una caja de chocolates.
Y Geto se da cuenta que no es solo la primera vez que sale tan en serio con alguien sino que también es la primera fiesta de cumpleaños que los tres celebran. Desde la muerte de los padres de las gemelas, ellas se habían negado a celebrar su cumpleaños así que era entendible que estuvieran emocionadas.
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Suguru se encargó de todo lo demás, del pastel que fue comprado en la repostería preferida del mayor, de preparar la cena, de bañar y arreglar a las niñas con sus mejores vestidos y obviamente él no se quedó atrás.
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ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤsms to: 五条悟.
ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤfrom: 夏油傑
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ㅤㅤㅤㅤㅤ¿Puedes comprar fresas de camino a casa?
ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤTe extraño. Ya quiero verte.
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Mandó cuando las cosas estuvieron casi listas, dándole la excusa para demorar en lo que el pastel llegaba casa y ellos terminaban de dejar todo listo. Solo restaba esperar que llegara.

28/01/2022

La habitación arde al igual que su cuerpo, sintiendo como apenas iba calmando su respiración luego de haber perdido y tiempo y la cuenta de cuanto llevaba con su boca y sus manos recorriendo el cuerpo de Suguru. Los dedos del albino se aprieta contra la piel de sus muslos y la otra contra su espalda tatuada, alzando sus caderas para prolongar la sensación del orgasmo que se habían robado el uno al otro. Satoru se inclina jadeante hacia él sobre las sábanas de la habitación que durante bastante tiempo fue solo suya y que ahora compartían como una sola. Va dejando una serie de besos sobre su cuerpo, recolectando el sudor de manera paulatina.

Besa sus hombros y clavículas, y las marcas que había dejado sobre su cuello recientemente mientras sus manos se deslizan por sus costados y se retira de su interior con una pequeña sonrisa porque sus labios alcanzan la piel de su rostro, tomándose todo el tiempo del mundo en mimarlo y besarlo, regalándole caricias a su piel sensible aprovechándose de ello para relajarlo. Era tarde, debían de pasar las tres de la mañana y ambos, agotados, se merecían un descanso.

Su nariz se roza contra el oído ajeno y se pierde en su pelo negro al tiempo que está a punto de invitarlo a dormir, pero el sonido inconfundible de unos pasitos acercándose por el pasillo lo saca de manera paulatina de su estado hasta que finalmente un débil golpe a la puerta lo despereza por completo, junto con la voz asustada y tímida de la gemela pelinegra, quien no abre la puerta aunque tampoco podría porque estaba cerrada con pestillo.

—¿Su-satoru-san?

28/01/2022

primer encuentro.
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Ser estudiante de primer año de preparatoria, tener un trabajo de medio tiempo y ser capaz de absorber ¿fantasmas? no era una vida sencilla y Suguru lo entendía perfectamente. Después de todo, era prácticamente como llevar una doble vida en la que el miedo poco a poco había desaparecido ante la necesidad de ser una persona funcional.
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Ella necesitaba estudiar y al mismo tiempo necesitaba dinero. Así que no había dudado en tomar aquel empleo de medio tiempo en la cafetería que quedaba a pocas calles de su colegio y de donde se había encargado de erradicar todas aquellas extrañas criaturas que le habían perseguido durante prácticamente toda su vida hasta que fue capaz de descubrir la inusual habilidad en la que literalmente las ingería a pesar de que aquello suponía un nauseabundo sabor, acompañado con la sensación de algo pesado reptando por su garganta. ¿A dónde iban? Ella realmente no lo sabía, de alguna manera se mentía así misma al pensar que era igual que comer cualquier cosa y eventualmente se deshacía de ellas aunque en el fondo sabía que no era del todo cierto. A veces las sentía, como un escalofrío en sus dedos o en su espina. Pero la ignorancia era mucho más sencilla, y eso lo había descubierto durante todos aquellos años en los que sus padres le hicieron visitar médicos y psicólogos, ya su hija “veía” cosas que no existían.
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Suguru entendió que fingir y pretender era mucho mejor que tomar aquellos medicamentos que la hacían sentir perdida o enferma la mayor parte del tiempo. Así que estaba bien hacerle creer a prácticamente todo el mundo que era una chica como cualquier otra, lo cual de alguna manera justificaba el porqué había crecido como alguien bastante reservada; ya que a pesar de tener modales impecables y buenas habilidades sociales, prefería mantenerse al margen de los demás.
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Pero pese a su personalidad discreta, ser una chica como cualquier otra implicaba que de vez en cuando los hombres se le acercaran, sobre todo en aquellas horas en las que se dedicaba a atender la barra de la cafetería. Así que no fue sorpresa aquella tarde en la que un chico que se veía más o menos de su edad se acercara a ella pidiendo por un café.
Suguru asintió, ofreciéndole una sonrisa cordial al momento de darse vuelta. Aquel joven era bien parecido, eso lo pudo notar. Y el inusual color de su cabello le concedía un un aura llamativa que no era fácil de ignorar.
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—¿Lo desea con leche?— Preguntó antes de que la voz ajena le respondiera con una pregunta completamente diferente. —¿Por qué trabajas en este lugar? —Y probablemente si ella fuese capaz de leer la mente habría podido saber que aquel chico lo preguntaba no porque el sitio fuera malo sino porque al igual que ella poseía habilidades que estaban fuera de la comprensión de los demás. Desafortunadamente, no lo hacía, así que fue inevitable que no lo tomase de mala manera. —¿Perdón? ¿Te preguntas por qué trabajo en una cafetería de mi**da acaso?

ㅤ ㅤㅤㅤㅤㅤ  ㅤ ㅤㅤㅤㅤㅤ  ㅤ ㅤㅤㅤㅤㅤ  ㅤ ㅤㅤsitting next ㅤ ㅤㅤto you is like ㅤ ㅤㅤtaking a sip ㅤ ㅤㅤof eternity, ㅤ ㅤㅤthe sun, the stars ...
24/11/2021

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ㅤ ㅤㅤsitting next
ㅤ ㅤㅤto you is like
ㅤ ㅤㅤtaking a sip
ㅤ ㅤㅤof eternity,
ㅤ ㅤㅤthe sun, the stars
ㅤ ㅤㅤthe sky never tasted
ㅤ ㅤㅤso good.
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ㅤ ㅤㅤㅤㅤㅤ ㅤㅤㅤㅤㅤ ㅤㅤㅤㅤ ∅

ㅤㅤㅤㅤㅤ  ㅤ ㅤㅤㅤㅤㅤ  ㅤ 私が持っていた唯一の愛と私がこれまでに愛する唯一の人 [tw: JJK MANGA SPOILERS] ㅤㅤㅤ BREAKING DOWN ∅ 日本では 2017 ㅤㅤㅤㅤㅤ  ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ...
14/10/2021

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ㅤ 私が持っていた唯一の愛と私がこれまでに愛する唯一の人 [tw: JJK MANGA SPOILERS]
ㅤㅤㅤ BREAKING DOWN ∅ 日本では 2017
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"I’ll take care of it now" he said scarily calm and no one dared to say otherwise. It wouldn’t matter to Satoru if someone did anyways, he wouldn’t listen.

To be honest, Satoru never liked that room. Always too cold and too dark even if the lights were on, too uncomfortable to be in. He didn’t turn the lights of the ceiling on though, but rather choose a little lantern with a soft warm light even if Satoru knew nothing could make that awful basement warm. His head was hurting even if it wasn’t supposed to since he was running an inverse technique around his brain to keep that from happening, he was always his exception. His muscles and arms felt beaten and tired as well as if he had carried a heavy weight for hours or days; and even if he did carry something, it wasn’t for hours and it wasn’t heavy. Actually, Satoru thought, Suguru always felt lightweight in his arms. Although this time, he felt heavier.

He filled a bowl with water and brought it next to the litter, over a tiny metal table, alongside white towels he knew people (shoko) used to use for the labor. The truth’s that although he was aware of how the process of cleaning worked thanks to Ieiri, he had never done anything like that. And he never thought he would, to be honest, but there he was.

It was difficult to be precise about what he was thinking or feeling. He looked calm but tired. His body felt dizzy and tense at the same time (is that even possible?) as if he was in some kind of drug. Satoru turned off his brain and thoughts as soon as his work and responsibility, one he avoided for over ten years, was completed. As he was really used to keeping things to himself and letting any other people or concerns out, it wasn’t difficult to pretend it was okay. He saved the day and he smiled at his students, congratulated them, he talked about ‘him’. Though he didn’t smile at Shoko, Yaga, or any of the higher-ups. He neither cried nor talked to anyone after it was over and no one talked to him either, without a word everybody let him carry the co**se to the morgue. He moved automatically and without thinking because, for Satoru, thinking meant feeling, and feeling something at that moment meant being crushed. And he couldn’t do that just yet. So he endured. He shouted down his mind and allowed, as he always did when he was by his side, his body to do the work.

He numbly sank the white towel in the water for a few seconds with the patience you put into a ritual, patience he’d never had before, and then got close to his best friend.

Satoru took his hand and held it softly. Something very unlikely for him, but not strange to Getou at all, who would always hold him back with the same softness. Of course, he didn’t do it this time. He cleaned the blood now dry fondly, brushing through his harsh skin. And so he thought about how much he used to touch his hands and how many years had passed since the last time he got to do it. How much since he was able to rush his lips against his knuckles and to play with his fingers or squeeze them just to make him mad, or laugh, just to get his attention. Suguru’s hands were always harsh, strong, and firm… but somehow gentle. Satoru's, otherwise, were clumsy and kinda rude even though they looked elegant and thin. Just one of their many contradictions.

“He is always gentle,” he thought, so he made himself sure to be as careful as he knew Suguru would be in his place, as the water in the bowl was slowly inking red because everything has happened painfully slow. Before that, he undressed him without any hurry, even though every time he did it before it was anxious and messy as if they were running out of time. Now it has already run over, so he guessed he didn’t have to go that fast anymore.
His hand slid through his chest and the water ran through the pale skin, framing scars, and he let his fingertips trace them as well; the new ones and the ones he already knew before, and all those little fights and little pranks and little laughs and little things that only they knew. He thought about how they were always running out of time. And before he knew it, he was already thinking too much. Always running out of time. Timeless. Even when they were younger and they didn’t know they would have a deadline. And even if he found out about it, it didn’t matter, he ignored it because he was a fu***ng coward, a selfish little bastard and now it was too late to fix it.

Satoru surrounded the litter and then looked at Suguru’s face… He seemed calm, and even apart from the state of the body, he looked beautiful, as he always did. His eyes closed just as they were when he slept in his arms or when he would make fun of him, smiling at him. His lips before pink, now white, slightly parted away and dry and broken, something he would always fix with a kiss. And Satoru knew that it won’t fix it this time, but he did it anyways. He pressed his lips against Geto’s absently, with immense tenderness.

And it didn't fix it.

And it wasn’t the same because Suguru would always, without exception, reach him back, even when they were supposed to be enemies. He would always cup his face or his waist or his hands and he would always kiss him back. But he didn’t this time, of course. And even though Suguru’s hands and body were always at a lower temperature than the common, his lips were always warm, especially against Satoru's. And now they weren’t.

His hand crisped against the cloth he was holding and his throat closed. Satoru realized that it felt like hellfire inside him, acid, like his eyes and chest were burning down, almost melting as his memories were merciless opening paths through his wretched heart and mind until it got transformed into a crushing pain.

A sore shattered sound made it's way roughly through his gullet and it sounded as if someone was scratching his neck from inside, choking him, making it difficult to breathe, and the harder he tried the worst it was, every second it was more and more incontrollable, even if he tried to keep it calm.

And then a single tear slid through Suguru’s cheek to the table. Then another one, and another one over his lips and nose and forehead and everything, and his face started to look blurry and distorted even before Satoru could notice. The white-haired man took his own hand to cover his mouth in a helpless and desperate way to try to stop the wail that tried to come out. His heart got torn apart under his chest if someone crushed it or was slashed with a salted blade. And a hurtful lament came out of his mouth.

"Why the f**k, Suguru?" he cried out barely understanding and his fingers sank into his dead skin, as if he was desperate to keep even the slightest blow of life left in his body, even if he knew there wasn’t any. Because Suguru was dead.

And when that fact he already knew but keep avoiding became clear in his head, once it was impossible to ignore it anymore, to deny it, he broke down.

"What am I supposed to do without you!?" he screamed or he thought he screamed, because his voice was so shaky he could barely talk, he put effort in every word, messy and sloppy and he sounded so defeated, he could barely pronounce anything because he was hardly breathing; because his hand was so tight clinging to his dead body he didn’t felt it anymore, his fingers won’t respond and neither would his legs, that were shaking uncontrollably because he couldn’t keep himself together anymore. His knees stormed into the ground but he didn’t feel any pain because all of it, every inch of hurt he could feel was consuming his chest, wrenching him apart as he cried and cried and cried. He couldn't stop crying.

He cried so loud and so inconsolable that he started to cough, he really couldn’t breathe anymore, the feeling and the crying felt like the blood in his mouth, choking him, and his face was all swallowed and red and messy, and yet he couldn’t stop, he couldn’t stop crying, nor put himself together, he couldn't even stand up. So he stayed there on the cold floor, a miserable poor soul without a reason to exist anymore. As he cried he thought about Suguru, and how and when everything went so wrong, how did they end up like this, with him having to clean his dead body on Christmas evening? He cursed, he cursed so loud that probably everyone heard it, the higher-ups, jujutsu high, earth, heaven, and hell, he cursed himself because he was supposed to be strongest but there he was, unable to protect the love of his life. He cursed everyone, everybody, but Getou.

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