23/03/2023
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ㅤTHE FIRST ENCOUNTER.
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El sonido retumbó en lo profundo de sus oídos y en señal de que todo iba de mal en peor distinguió el movimiento telúrico que ratificó el dolor poseyente en sus sienes. Anna no guardaba silencio yendo de un lado a otro sin cuidado, ignorando la tranquilidad de su hermana y descanso que con tanto esmero necesitaba luego de gobernar un castillo, pero qué podía hacer, la muchacha gritaba y canturreaba por los pasillos sin importar qué mientras la mayor advertía una extraña sensación en la atmósfera.
Cuando el sol caía sobre las montañas e invitaba a la luna a soltar sus estrellas, se refugió en la ventana más alta del palacio propia de un paisaje que tocaba aquello que gobernaba. El silencio era perfecto, tierno en sus oídos al ritmo del sonido del viento atravesando las paredes del castillo. Necesitaba un espacio para sí misma, para ser ella en silencio a pesar de que el cambio radical sufrido en los últimos tiempos habían sacado a relucir características que esperaba no tener, después de todo, no era la más sociable y mucho extrovertida. Para entonces, la de cabellos largos advirtió la luz y, en su procedencia, un movimiento que acaparó su atención.
Raudos fueron sus pies atropellados por la alfombra situada en la escalera, para su suerte, tener poderes evitaba las prósperas caídas, sin embargo, no se detuvo a pensarlo hasta optar por el primer caballo y galopar hasta la ubicación del hallazgo. El silencio nuevamente fue parte de la escena y la soledad sólo le indicaba una cosa: había sido descubierta, y aunque todo levantaba sospechas nefastas, el griterío por parte de un arbusto, la siguiente queja y el reproche no hicieron más que recordarle a su pequeña hermana.
Con grandes ojos la observó estupefacta mientras surgía de la verdosa arboleda oculta por la oscuridad de la noche. En efecto, abandonar su montura no estuvo entre sus opciones, nada lo estuvo cuando la melena color rubia acaparó su mirada visualizando un rostro tan propio al suyo. ¿Qué había sucedido? Por defecto, llevó sus manos a su rostro mientras impulsaba al equino a tomar cierta distancia. Saltar al suelo fue la siguiente orden escondiéndose por voluntad para observar a la intrusa en la lejanía –si es que a un par de metros se le podía llamar–, sin embargo, no fue hasta que volvió a escuchar su voz cuando comprobó que no se trataba de un mal suelo.
ㅤㅤ—¿Quién eres? —Preguntó fuertemente extendiendo sus dedos para dar origen a un arma creciente del hielo. —¿Y qué haces en mis tierras? —cuestionó imponiendo su presencia tras cruzar la oscuridad del animal.
La sorpresa era compartida, pero existía una pequeña diferencia que fruncía sus cejas y rompía la «igualdad» existente entre las dos mujeres. Su risilla fue curiosa, no era propia, al menos nunca la había escuchado salir de sus labios, pero su siguiente palabrerío sólo le hizo notar que estaba tan confundida como ella misma.
ㅤㅤ“—De repente desperté aquí… —”, la escuchó decir ¿con ternura? sí, entonces, la de cabellos claros soltó una rápida teoría sacada desde las historias más fantásticas de la biblioteca del palacio. Bien, hace un tiempo podía no haberle creído, pero el arma que tenía en sus manos le hacía justicia. Entonces se preguntó: «Si era cierto, si existía un mundo alterno, ¿quién lo defiende del mal? Más, quién era el mal», y la primera imagen en su mente resolvió su inquietud: Anna.
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