09/06/2024
鏡の前で君とまどろむ薄紅の指 先 その手は不意に弱さを見せて唇 をふさいだ. SO LONG, LONDON, STITCHES UNDONE, TWO GRAVES ONE GUN.
La suave llovizna de momentos atrás ha pasado a ser casi un diluvio en cuestión de minutos, el aterrizaje había sido tranquilo por lo que ahora en el auto mientras veía las gotas caer es que Kaoru caía en cuenta de que había vuelto a su antiguo hogar. No que lo hubiese dejado del todo, sin embargo, llevaba dos meses viviendo fuera debido a que su padre había insistido en llevarla con él para abrir sus shows. La única verdad de aquello era que deseaba estar un poco lejos de su madre y la muy insistente opción de ser una atleta como ella. Adoraba el agua, le gustaba nadar y pasar tiempo en las albercas del complejo educacional donde su madre solía ser entrenadora pero de eso a dar un paso tan abismal en su vida era algo sumamente diferente.
Poco a poco las calles de Londres comenzaron a ser recuerdos, lo notó al pasar por una tienda de tutús, si no estaba mal ahí fue donde su abuela le compró el primero de muchos, ella había optado por algo un poco más discreto como el negro, más su abuela eligió uno rosa con pequeños brillos alrededor de la tela y no pudo evitar verse con él bailando en la oscuridad de su habitación.
Le siguió el pequeño salón de ballet escondido entre tiendas enormes de ropa, la parecía curioso como nadie más había logrado notarlo ahí, entre colores llamativos y un ventanal donde se podían ver a las bailarinas dando vueltas o estirándose para realizar alguna rutina, sin duda esas paredes escondían risas y secretos, pero más que cualquiera otra cosa ahí estaban varios años de su vida, desde la primera vez que vió el ballet clásico acompañada de su abuela junto a la forma en que todo era tan encantador y mágico supo que estaba atrapada en ese sueño.
El suave carraspeó la sacó de su ensoñación, la lluvia había parado un poco, más seguía siendo igual de salvaje que siempre. La zona residencial en que sus padres habían decidido vivir, entre comillas, no había cambiado más que el color de algunos señalamientos y quizás la fachada de la entrada. El auto no tardó mucho en estacionarse frente a su casa, no es que pudiese decir que era su hogar dado que la mayor parte del tiempo vivía en la casa contigua, que era la de su abuela y aquella dónde estaban bajando sus dos maletas no era más que el lugar donde ella dormía o jugaba de vez en cuando en su infancia.
Sus padres no pasaban tiempo en casa, para nadie era un secreto que vivían en su burbuja cada uno, su padre incluso podía pasar años en Seúl alegando que no se sentía cómodo con tanta lluvia y su madre vivía incluso cerca de la universidad para la que trabajaba evitando a toda costa volver a aquella zona, no había un amor por mantener entre ambos y mucho menos un hogar que alimentar con sus presencias. Sin embargo su regreso fue interceptado por alguien que no esperaba ver, su madre estaba esperando por ella en la sala de estar, aquello era extraño.
— ¿Qué s**e-
— Vaya, así que era cierto que volviste, bueno seré breve, en dos semanas entras al equipo de natación, todo lo que necesitas ya fue comprado y desde mañana comienza el entrenamiento.
Su madre ni siquiera la dejó sentarse, todo estaba siendo tan apresurado y ni siquiera había visto a su abuela, aquello la distrajo de pensar en su nuevo futuro, la mujer mayor ya habría salido a recibirla, hacerle distintas preguntas y probablemente la esperaría con una de sus tantas comidas especiales. Más el eco de un lugar vacío fue todo lo que escuchó por varios minutos.
— ¿Por qué mi abuela no está, salió o está dormida?
— ¿No te avisó tu padre? ella murió hace una semana, no quisimos hacer mucho escándalo así que simplemente la enterramos, al parecer también te dejó su casa y varias cosas, eres afortunada, tan joven y ya con una fortuna, aunque también tienes parte de tu pa…
Todo el discurso de su madre sobre los bienes que tenía ahora a su nombre se volvió confuso, su abuela ya no estaba, ni siquiera se pudo despedir de ella y sus padres no tuvieron la consideración mínima de avisarle, es más, estaban arrancándole su sueño junto a su abuela sólo por querer algo parecido a lo que ellos hacían.
Londres ya no era más su hogar, la única persona que lo fue ya no estaba y no planeaba quedarse en esa familia que solo veían por sus propias vidas sin nada de amor, escuchó a su madre llamándola al verla dar la vuelta, sus maletas seguían en la entrada por lo que de inmediato salió con ellas, la lluvia en algún punto había alcanzado mayor intensidad, más eso no podía importarle menos. Miró por última vez la casa que realmente fue su hogar, ahí donde sus zapatillas de ballet y los tutús estaban escondidos, no seguiría una vida que no era suya por el capricho ajeno, su abuela no la había educado de esa forma. Lo único más triste que su perdida era que jamás podría decirle que había sido aceptada en la compañía de ballet de París, ahí donde una vez ambas fueron a pasar unas pequeñas vacaciones y fueron tan felices.