Debe valerse de ella en cuantas formas le sea posible: fabricando escenografías, iluminaciones, vestuarios, pero, sobre todo, debe aprovechar esas capacidades productivas en un sentido más profundo: mediante la comisión de nuevas obras. El CETC es la vía ideal para que el Teatro contribuya a la formación de un circuito de encargos e interpretaciones que les permita a los compositores trabajar, al
público entrar en contacto con obras nuevas de forma constante y a los instrumentistas y cantantes encarar el desafío que nunca deja de representar un estreno. Para la temporada 2012, el CETC lleva a cabo once espectáculos (algunos de ellos que se desdoblan, como el Festival “Integrales”), y la novedad es esencial en ellos de maneras distintas: porque se trate de obras originales, de primeras audiciones, o incluso de concepciones o puestas en escena renovadoras de obras ya conocidas (paradigmáticamente, El arte de la fuga de Johann Sebastian Bach). Una nota original de esta temporada es la insistente aparición de grandes escritores argentinos en las diferentes obras, y de distintas maneras: bien como libretistas, bien como autores de textos en los que los compositores se basaron para sus obras. La obra de Pablo Ortiz Gallos y huesos, con puesta de Eduardo Stupía, tendrá a Sergio Chejfec como libretista. Martín Matalón se basa en textos de Borges para su obra La rosa, y Diana Theocharidis en un monólogo de Alan Pauls para su puesta …trazas sobre trazas… Martín Liut trabajará en colaboración con Pablo Katchadjian, que escribirá textos originales para Inventarios argentinos II. Valentín Pelisch basa su obra espera la piedra en el poema homónimo de Oscar del Barco. El fin de la temporada 2012 lo protagoniza también un escritor, aunque de otra especie: Fernando Rubio, reconocido dramaturgo y director teatral, lleva a cabo un encargo del CETC.