Uno de los espacios más emblemáticos de la ciudad es el Teatro Municipal, actualmente administrado por la Corporación Cultural de Antofagasta.
Una obra que fue entregada a la comunidad el 11 de septiembre de 1981, convirtiéndose a través de los años, en uno de los recintos culturales más importantes del norte de Chile.
Las obras de cimentación comenzaron en 1966, pero por falta de fondos tuvieron que ser postergadas, siendo reactivadas en 1975 realizando algunas intervenciones hasta llegar a su inauguración a comienzos de los ’80.
Un edificio ubicado en el corazón de la ciudad en calle Sucre 433, que destaca por su escenario, en el cual han pasado los espectáculos más importantes del país y otros reconocidos a nivel internacional.
Es un punto de encuentro sociocultural que posee un diseño de tipo Pullman con cinco pisos, teniendo una capacidad habilitada de 867 butacas, las cuales se distribuyen en platea baja y alta. En su interior se encuentran 567 en Platea baja y 300 en Platea alta. Un edificio que en los últimos años ha sufrido cambios positivos en su infraestructura interna como lo son la instalación de cómodas butacas, una nueva planta de sonido e iluminación, un telón de boca traído desde Argentina y además un ascensor y accesos para minusválidos, tercera edad y embarazadas.
El recinto cuenta con oficinas administrativas, camarines, baños, boleterías, bodegas, salas de clases y salas de ensayo, para las Escuelas Artísticas de Ballet, Música y Bellas Artes.
Un epicentro artístico que cumple a cabalidad con el eslogan de la Corporación Cultural "Construyendo Identidad, Patrimonio y Pertenencia", pues esta institución cultural destaca por otorgar espacios de creación, participación y formación para la comunidad a través de sus escuelas.
Pero sin duda uno de los principales atractivos artísticos y estéticos de este reconocido teatro regional, que ha recuperado la vista armónica de muros que exhibían puro concreto, es el inmenso mural que alberga en uno de sus sectores. Una creación que mide más de 900 metros cuadrados, ubicado por calle San Martín en pleno casco histórico de la ciudad, y que viene a levantar a este gigante recinto, que por muchos años, tuvo su fachada relegada al olvido y que ahora pasa a ser todo un atractivo turístico para el norte del país.
El mural que incorpora en su exclusivo trabajo 208 láminas de cobre fue realizado por el pintor chuquicamatino, Luis Núñez San Martín y su equipo, quienes usaron la técnica de “trampa al ojo”, que crea la sensación de que la pintura tiene mayor profundidad a la real.
Un teatro que cada día sorprende ya sea por sus innegables espectáculos como por la belleza de su infraestructura.