Licenciado en media y periodismo he vivido en Londres, Roma, Florencia y Madrid trabajando años como fotoperiodista para finalmente apasionarme por la fotografía social. Ahora llevo siete años dedicándome a las bodas y a los retratos. Viajando y conociendo estilos y técnicas, mi trabajo de fotógrafo de boda se dirige a todos los que quieran imágenes elegantes, naturales y llenas de emociones. Ador
o cuidar todos los aspectos de mi profesión, buscando detalles que hablen de las personas y de la magia del día de su boda. Fotógrafo sin ser percibido, utilizando la cámara para captar las emociones de una boda sin poses, buscando la sinceridad de cada instante. Me encanta que las imágenes hablen de los novios, no solo por que los retrata directamente sino porque describen sus emociones. Ser un fotógrafo de boda para mi no es pedir sonrisas y besos, es buscar la poesía de momentos únicos en los que mi trabajo no tiene que agobiar y avergonzar sino retratar con discreción todos los colores de un día de joya. Por eso no me considero el clásico fotógrafo de boda. No me gusta disminuir emociones y matices con imágenes seriales donde sonrisas forzadas enmascaran embarazo y frialdad. Mi fotografía de boda es distinta,no pide sino observa y capta, por eso cada enlace es un evento único e irrepetible que merece toda la creatividad y el cuidado posible. Jamás encontrareis imágenes repetidas en mis reportajes. Mi trabajo se dirige a todas las parejas que quieran un reportaje sincero y elegante además de único, como ellos. La responsabilidad de ser un fotógrafo de boda me lleva a dedicarme en cada enlace con todas mis energías y fantasía para que cada vez que los novios miren sus fotos puedan respirar las emociones y los colores del día de su boda. Es muy importante para mi este aspecto porque hacer buenas fotos no es difícil pero hacer fotos que se queden en tus recuerdos y hablen de ti, es otra cosa.