28/09/2014
La tecnología invade nuestras vidas, el futuro del coche automático cada vez está más cerca. A partir de ahora entra en conflicto la parte emocional con la racional, como ya decía Asimov, escritor conocido por sus obras de ciencia ficción, historia y divulgación científica, al cumplirse las tres leyes de la robótica, la máquina alcanza un nivel de inteligencia alto y es entonces cuando se establecen dichos conflictos.
El placer de conducir se destituirá por la programación de una máquina, así empiezan a surgir las primeras cuestiones, ¿hay un algoritmo que pueda incorporar una visión ética que nos convenza? ¿cada marca tendrá su propio y secreto algoritmo? ¿Es posible llegar a programar una conducción segura aceptada por todo el mundo?
El choque cultural es ineludible, estamos preparados a aceptar la muerte de un ser querido en un accidente por error humano, pero ¿lo estamos para el caso de ser atropellado por un coche autónomo conducido por una máquina?.
En situaciones de peligro el conductor toma decisiones de forma instantánea, qué hacemos si un niño de repente cruza la carretera, ¿pegamos un volantazo y colisionamos con otro coche? ¿y si al otro lado hay un precipicio? ¿y si es un animal quien cruza?
Se abre todo un mundo de interrogantes y debates éticos alrededor del coche autónomo, quizá no falte tanto tiempo para verlos en el mercado.