15/03/2023
Malintzin
15 de marzo de 1519.
El corazón de la chiquilla de 15 años latía apresuradamente, sentía temor por su futuro, sabía muy poco de los hombres a los que sería entregada. Eran tan diferentes a los que ella conocía. Habían llegado por el mar y venían en una casa flotante enorme, traían animales desconocidos y eran dueños del trueno que mataba a quien se pusiera enfrente.
¿Y si esos hombres barbados también sacrificaban?
No entendía sus palabras, era una lengua desconocida para ella pero uno de ellos podía y sabía hablar con ellas en su lengua, les había ordenado que se acercaran con un hombre que vestía diferente a todos los demás, ese hombre vertió sobre su cabeza agua y le dio un nombre: Marina, ¡que cosa más rara! ¡las esclavas no tienen nombre!
Después la entregaron a un hombre, ahora el sería su amo y tendría que satisfacerlo sexualmente además de mantenerlo bien alimentado y atendido, ¡vaya!, al menos tendría que satisfacer a un sólo hombre! Ojalá no la tratara mal.
El hombre al que la habían entregado le pidió con señas que lo acompañara, una vez solos se lanzó sobre ella, las manos de Marina sudaban, el hombre olía a suciedad, pero bueno, así olían todos ellos. Una y otra vez entró en ella como lo habían hecho muchos hombres desde que era una niña pequeña, cerró los ojos deseando que pasara pronto, a lo lejos se escuchaban las risotadas de un hombre, los gritos de dolor de una mujer y el ladrido de un enorme perro.
Su corazón seguía latiendo aceleradamente, al parecer por el momento no la sacrificarían. Pero quien sabe lo que pasaría el día de mañana, tendría que estar atenta una vez más, tendría que agradarle a esos hombres venidos de otro mundo para lograr sobrevivir una vez más a su destino.
Ella aún no lo sabe, pero será la pieza clave que le dará a Hernán Cortés el más grande imperio de estas tierras. De su vientre nacerá el primer hijo varón del conquistador, también se convertirá en esposa, sería libre y adinerada, luego sobreviviría algunos años para después morir sin que nadie sepa el motivo, su nombre será recordado por siempre: Malintzin.
Texto original de la página de Facebook Historias de tierra sagrada, mi México