02/12/2024
Crónica de un Wedding Planner
El reloj avanza implacable. Con solo tres semanas hasta el día más importante de la vida de Cinthya y Emmanuel, el reto es titánico: organizar una boda de ensueño en tiempo récord. Como Wedding Planners, nuestro trabajo es darles el día perfecto, sin que el estrés se apodere de ellos.
Semana 1: El reto comienza
Recibo una llamada inesperada de Cinthya, una novia que acaba de decidir casarse en su ciudad natal, tras un cambio repentino en los planes. "Tenemos tres semanas. ¿Puedes hacerlo?" Me pregunta con incertidumbre, pero también con una esperanza palpable. Acepto el desafío. Lo primero es calmarla, asegurarle que todo es posible si trabajamos con rapidez y enfoque.
El primer paso es definir el estilo de la boda. Cinthya quiere algo clásico, pero con un toque moderno y chic. La elección del lugar será crucial, y tras una busqueda rápida conseguimos reservar un jardín que tiene todo lo que necesitan. La fecha queda sellada: 5 de noviembre.
Semana 2:
La maquinaria en marcha.
El vestido de Cinthya, por supuesto, es una cuestión urgente. Logramos que una diseñadora local nos apoyara para encontrar el vestido de sus sueños y le hiciera los ajustes necesarios. El vestido encierra la esencia de lo que buscaba: simple, elegante, perfecto para su boda.
Los proveedores se convierten en nuestros aliados. La floristería es la primera en ser contactada: flores blancas, rosas azules y toques dorados. En paralelo, me aseguro de que el fotógrafo, la música, el catering y el alquiler de mobiliario estén disponibles. Las llamadas fluyen como una coreografía de decisiones rápidas y certeras.
Los preparativos se hacen intensos. Las pruebas de menú deben ser rápidas, el diseño y la temática de la boda debe de estar finalizada.
Además, no olvido coordinar la logística del transporte para los invitados que vienen de fuera.
Semana 3: Los últimos detalles
A medida que se acerca el gran día, las cosas se complican un poco más. Cinthya pide un cambio en la decoración del altar. Un pequeño ajuste que resulta ser una gran mejora. Mi trabajo consiste en estar ahí para hacer que todo se vea perfecto, sin importar lo apretado del calendario.
El día antes de la boda, todo está casi listo. El salón se ve impresionante: una mezcla de luces cálidas, arreglos florales, y mesas elegantemente dispuestas. La noche se dedica a las últimas pruebas, y Cinthya aunque visiblemente cansada, no puede evitar sonreír. Es el día que siempre soñó.
El gran día: La magia sucede
El día de la boda llega rápidamente. Los nervios están a flor de piel, pero como Wedding Planner, mi trabajo es hacer que todo fluya sin contratiempos. Las flores están en su lugar, el catering es puntual, los músicos llegan a tiempo. Cinthya se viste con su vestido perfecto y Emmanuel la espera, visiblemente emocionado. Todo es perfecto. La ceremonia es emotiva, las sonrisas, los abrazos, las felicitaciones… todo parece fluir como si el tiempo fuera infinito.
La boda es un éxito rotundo. Los invitados disfrutan de la comida, de la música, de la compañía. Cinthya y Emmanuel radiantes de felicidad, celebran lo que parecía imposible hace solo unas semanas: un día de ensueño, perfectamente orquestado.
Cinthya no tenia idea de todas las sopresas que Emmanuel le tenia preparados, desde enviarle flores del patrón, una serentara, un baile sopresa de cumbia texana y para finalizar un show de pirotecnia aérea mientras bailan la canción que eligio para cerrar su boda.
Al final, cuando todo está en calma y la fiesta ha terminado, me quedo mirando alrededor del salon, satisfecho con el trabajo hecho. Las bodas a veces son una carrera contra el tiempo, pero lo más importante es que el amor y la felicidad siempre encuentran su camino. Y para mí, como Wedding Planner, ese es el verdadero logro.