21/04/2021
"BOUDICA" La Reina Guerrera de los Icenos
Boudica fue una reina de los icenos, que acaudilló a varias tribus britanas, incluyendo a sus vecinos los trinovantes, durante el mayor levantamiento contra la ocupación romana entre los años 60 y 61 d. C., durante el reinado del emperador Nerón. Estos hechos fueron narrados sobre todo por dos historiadores, Tácito (en sus Anales y en La vida de Julio Agrícola) y Dión Casio (en Historia romana).
Su nombre significaba ‘victoria’. También se la conoce como Búdica, Buduica, Bonduca, o por el nombre latinizado de Boadicea.
Tácito y Dión Casio coinciden en que Boudica provenía de familia de aristócratas icenos. Dión Casio narra de ella que “poseía una inteligencia más grande que la que generalmente tienen las mujeres”, que era alta, de voz áspera y mirada feroz, cabello pelirrojo hasta la cadera, túnica de muchos colores y un manto grueso ajustado con un broche. Siempre usaba un grueso collar de oro, posiblemente un torque, aditamento que entre los pueblos celtas siempre significaba nobleza.
Su esposo Prasutagus (probablemente llamado Esuprastus) era el rey de los icenos, tribu que habitaba la zona del actual Norfolk (al este de Inglaterra). Al principio no fueron parte del territorio invadido por los romanos, porque tuvieron el estatuto de aliados durante la conquista romana de Britania llevada a cabo por Claudio y sus generales en el año 43.
Pero había un problema y era que no tenía hijos varones y la ley romana solo permitía la herencia a través de la línea paterna, la realeza no podía pasar a sus hijas. No pudiendo asegurar su reinado e independencia frente al Imperio Romano; optó por nombrar al emperador romano coheredero de su reino, junto con sus dos hijas. Pero cuando Prasutagus murió, su idea de preservar su linaje fue ignorada, y su reino fue anexado como si hubiera sido conquistado.
Las tierras y todos los bienes fueron confiscados, y los nobles tratados como esclavos públicamente azotados... Pero el detonador que desato la ira de la reina, fue la violación de sus dos hijas. Y dio la entereza a Boudica de exigir venganza contra los invasores brutales de sus tierras. Tácito registra las palabras pronunciadas por Boudica como ella juró vengar las acciones de los invasores romanos:
“Nada está a salvo de orgullo y arrogancia romana. Ellos desfigurar lo sagrado y se desflorar nuestras vírgenes. Vencer la batalla o perecer, es lo que yo, una mujer, lo haré. “
Después del brutal ataque a sus hijas, Boudicca inmediatamente comenzó convocando a su pueblo para la revuelta. Se reunió con los líderes del Iceni, Trinovanti, Cornovii, Durotiges, y otras tribus, que también tenía motivos de queja contra los romanos, incluyendo la imposición de altos impuestos, las subvenciones que habían sido redefinidos como préstamos, la toma de posesión de la tierra, y los intentos de suprimir las prácticas religiosas celtas. Planearon a rebelarse y expulsar a los romanos, y Boudica fue elegida como su líder.
El Senador romano e historiador Tácito, describe a Boudica exhortando a las tropas desde su carro, con sus hijas a su lado:
-Se presentó, no como una reina y una aristocrática para vengar a su riqueza perdida, sino como una persona común y una madre, que buscaba venganza por su libertad perdida, su maltrecho cuerpo y el alma, y la contaminación de sus hijas. Ella le dijo a su pueblo, y los que pertenecen a las tribus aliadas, que su causa era justa y las deidades estaban de su lado.
El historiador romano Dión Casio, escribió que Boudica empleo un metodo de adivinación: la liberación de una liebre entre los pliegues de su vestido e interpreto la dirección en la que corría, invocando a Andraste, diosa de la victoria británica.
Los registros históricos sugieren que Boudicca logró reunir un ejército de hasta 100.000 guerreros. Su primer objetivo fue Camulodunum (ahora hoy en día Colchester), un pueblo de soldados romanos dados de alta y el sitio de un templo al ex emperador romano Claudio. Los Icenos y sus aliados cayeron sobre la ciudad, no tomaron prisioneros; cada ciudadano romano de la ciudad fue asesinado, rompieron las estatuas y lápidas, y quemaron todo el asentamiento. Los romanos pidieron refuerzos pero el procurador Cato Deciano, solo había enviado 200 auxiliares. El ejército de Boudica cayó sobre una ciudad mal defendida y la destruyó.
El futuro gobernador, Quinto Petilio Cerial, entonces legado de la Legión IX Hispana, intentó socorrer a la ciudad con un destacamento de esa legión, pero sus fuerzas fueron derrotadas. Su infantería fue emboscada en una zona boscosa y solo el comandante y parte de su caballería consiguió escapar.
Cuando las noticias llegaron a Cayo Suetonio Paulino (gobernador de Britania), éste ordenó dirigirse a Londinium, el próximo objetivo de Boudica; pero ante la imposibilidad de defenderla, se retiró de la misma, pudiendo así Boudica incendiar la ciudad y masacrar a sus habitantes. Suetonio Paulino no llegó a tiempo para defender Verulamium, y la ciudad también fue devastada.
Por lo que fue la tercera y última aniquilación de Boudica en Verulamium (ahora conocido como St Albans), que a su vez fue arrasada y destruida por completo. Al final del ataque final, se estima que 70.000 – 80.000 habían mu**to. La crisis hizo que el emperador Nerón considerase la retirada de todas las fuerzas romanas de Gran Bretaña.
El ejército de Boadicea había incautado tiendas de alimentos romanas, cuando las tribus abandonaron sus propios campos para librar la rebelión, Suetonio había quemado estratégicamente las tiendas romanas, cortando sus suministros debilitado sus fuerzas. Boudica y su pueblo lucharon una batalla más, pero no iba a ser una victoria.
Suetonio y Boudica entablaron combate en la Batalla de Watling Street, en un sitio todavía no determinado, en la ruta actualmente llamada Watling Street, entre la antigua Londinium y Viroconium (actualmente Wroxeter en Shropshire). Los británicos superaban en número ampliamente a sus oponentes. Lo que debería haber sido una victoria aplastante, fue un desastre.
Los romanos estaban en gran inferioridad numérica, 5 a 1 aproximadamente, pero se ubicaron en un terreno rodeado de bosques, donde no podía ser flanqueados, rebasados ni emboscados. El ejército romano estaba bien disciplinado y armado; el de Boudica era muy numeroso pero poco uniforme en cuanto a las armas que portaban y a la edad de los guerreros (desde niños de 10 años hasta ancianos). En cuanto el ejercito rebelde se presento en batalla, las legiones se formaron en filas de siete en fondo, con sus escudos, espadas y lanzas (dos por cada soldado). Cuando Suetonio vio que en el campo enemigo los carros de transporte y las familias de los guerreros habían sido colocados detrás de los combatientes, comprendió que había ganado la batalla. Nada más la infantería britana atacó, las mucho más disciplinadas formaciones romanas hicieron caer sobre ellos una lluvia de lanzas que diezmó sus primeras líneas.
Los hizo retroceder, dejando en el campo un tendal de mu**tos. Suetonio ordenó a sus soldados avanzar a paso lento pero sostenido, en una línea en forma de sierra dentada, cubriendo sus flancos con sus escudos. Al verlos venir, los guerreros de Boudica volvieron a cargar, encajonándose entre los "dientes" de las filas romanas. Los legionarios de la primera hilera, defendidos por los escudos, atravesaron con sus espadas a centenares de atacantes, casi sin recibir daños. Al cabo de cuatro o cinco minutos de combate, a una señal de sus oficiales, dejaban el puesto al que formaba detrás, colocándose en la última posición. Eso permitía entrar en combate a soldados "frescos" y recuperar fuerzas a los que habían peleado. La masacre fue total y al no poder perforar la formación enemiga, los britanos sintieron pánico y comenzaron a retroceder, aplastándose unos a otros mientras los romanos seguían su avance implacablemente. Cerca de 40 000 murieron aplastados entre los combatientes en desbandada y los vehículos que impedían la retirada.
Los romanos no tuvieron piedad, ni siquiera de mujeres encinta y niños y durante horas se dedicaron a asesinar a los heridos y a perseguir a los que habían logrado traspasar los carromatos.
Boudica acabó suicidándose con veneno para evitar que los romanos la atraparan según Tácito, aunque Dión Casio da otra versión de los hechos, en la que se dice huyo con sus hijas, enfermo, murió y se le dió un entierro suntuoso.
Tal fue el grado de violencia que los romanos aplicaron, que durante los cuatro siglos siguientes, la provincia se mantuvo en paz. Incluso el emperador Nerón calificó de "muy duro" el castigo infligido a los celtas que lucharon en esa batalla.