20/05/2024
☆🌟EFEMERIDES🌟☆
Hoy 20 de mayo se celebra el "Día Mundial de las Abejas", que se determinó a nivel internacional para crear conciencia sobre la tremenda importancia de su labor polinizadora para nuestro planeta y las amenazas a las que se enfrentan actualmente. Pero también la abeja es un gran símbolo esotérico y espiritual presente en todas las culturas del mundo.
Hablaremos entonces a continuación de las dos vertientes: su importancia física y biológica, y su gran importancia como símbolo espiritual.
Respecto a la parte histórica y biológica de las abejas, decir que fue en octubre de 2017 cuando la Asamblea General de Naciones Unidas proclamó el 20 de mayo como Día Mundial de las Abejas, coincidiendo con la fecha del nacimiento de Anton Janša, quien en el siglo XVIII fue pionero en las técnicas modernas de apicultura en su país natal, Eslovenia y reconoció a estos insectos por su habilidad para trabajar duramente en beneficio de muchos. Precisamente Eslovenia ha sido el país que más ha impulsado la celebración del Día Mundial de las Abejas.
Las abejas y otros polinizadores, como las mariposas, los murciélagos y los colibríes, están, cada vez más, amenazados por los efectos de la actividad humana.
La polinización es un proceso fundamental para la supervivencia de los ecosistemas, esencial para la producción y reproducción de muchos cultivos y plantas silvestres. Casi el 90 por ciento de las plantas con flores dependen de la polinización para reproducirse; asimismo, el 75 por ciento de los cultivos alimentarios del mundo dependen en cierta medida de la polinización. De esa manera los polinizadores no solo contribuyen directamente a la seguridad alimentaria, sino que además son totalmente indispensables para conservar la biodiversidad.
SÍMBOLO ESPIRITUAL
La abeja se ha relacionado siempre con la laboriosidad, la organización y la cooperación, tal y como lo demostraría el "enjambre", pero también de la pureza pues su alimento se encontraría en las flores, lejos de la suciedad, y además no se daña a la flor en el proceso de recoger el alimento sino todo lo contrario, se la ayuda en su proceso reproductor. Por todo ello la miel es considerada un “alimento místico”, fabricado desde las flores, símbolo de pureza.
El hombre y la mayoría de las especies dañan a otras criaturas para alimentarse. Las abejas en cambio elaboran la miel acariciando las flores, sin dañarlas, transformarlas ni destruirlas, pero encima con un "plus" altamente brillante: no solo no dañan, sino que además COLABORAN con la supervivencia de la flor y la hacen "inmortal" por la polinización que permite su reproducción.
La abeja poseería así, en casi todas las tradiciones culturales, una naturaleza ígnea, es decir, estaría dotada del poder del fuego. Sería el animal más "Agni" que existe, ya que la abeja purifica por el fuego y alimenta por la miel; quema por su aguijón, pero ilumina por su fulgor.
Si la abeja tiene una vinculación ígnea, como hemos visto, LA MIEL también tiene que ver con el SOL, pues recordemos que para elaborarse necesita la luz solar, fundamental para las plantas y flores, y además, es de color dorado. Por ello, la miel es considerada un alimento espiritual de santos y sabios. La miel se vincula con el conocimiento místico y religioso, el bien espiritual, y el renacimiento que sigue al momento de la iniciación.
En este sentido, los iniciados en los Misterios de Eleusis, los iniciados masones, rosacruces, etc. recibían miel en sus grados superiores porque era considerado el signo de su vida nueva, simbolizando la transformación que se produce en esa ceremonia. La miel es fruto de la transmutación del polvo del polen y néctares, en algo superior y sublimado, lo mismo que le ocurre al iniciado en el que se integran los distintos componentes para convertirse en un neófito.
En algunas corrientes esotéricas se nos cuenta que este insecto llegó de Venus hace millones de años, tal como lo hicieron los Kumaras, para ayudar al hombre y a la tierra en su progreso.
Presente en la mayoría de las distintas tradiciones y civilizaciones, la abeja es un símbolo iniciático y litúrgico, como también lo es su más preciado don, la dorada y dulce miel.
Por un lado ha sido un símbolo del alma y su chispa divina, y por otro de la realeza. Por ejemplo, los egipcios creían que simbolizaba el alma y que habrían nacido de las lágrimas de Ra, dios del Sol, que cayeron sobre la tierra. Pero también las vinculaban a la figura del faraón, porque éste, como las abejas, construye su vivienda según leyes geométricas, y vive en una estricta jerarquía, además de convertir el oro en miel.
Por otro lado, el ciclo estacional de la abeja se relaciona también con las divinidades griegas. Después de su aletargamiento invernal renace en la primavera, por lo que se asoció a los mitos de la resurrección, como los de Deméter o Perséfone. Los judíos vincularon la abeja al Verbo, y el cristianismo valoró su laboriosidad, y vinculó a la abeja con la esperanza. La miel y el aguijón terminaron convirtiéndose en símbolo de Cristo, ya que la miel sería la bondad, benevolencia y misericordia del mismo, mientras que el aguijón se hizo símbolo de su papel en la justicia universal. Incluso en algunos momentos de la Edad Media se pensó que las abejas no se reproducían ellas mismas, sino que recogían las crías en las flores, por lo que las asociaban al símbolo de la inmaculada concepción.
Es decir, para las distintas tradiciones y religiones estos insectos fundamentales para la vida tenían significados parecidos.
También las abejas son un símbolo de los Grupos Espirituales y Hermandades místicas. Siempre están atentas a su reina (mentor, guía, gurú), y también a sus compañeras en la colmena (condiscípulos, fraters, hermanos). La abejas trabajan en grupo, por el bien de la colmena (Ashram), en perfecta colaboración y cooperación. Cada cual realiza su trabajo pero teniendo en cuenta el de todos, y especialmente el bien de la comunidad, tal y como como hacen las verdaderas fraternidades.
La abeja es símbolo de virtud, obediencia iluminada, trabajo y constancia, virtudes del verdadero discípulo que no aspira nunca al descanso. Como la abeja que no descansa, el verdadero discípulo siempre está trabajando por su perfeccionamiento personal y, sobre todo, por el progreso de la Humanidad.
Omraam Mikhaël Aïvanhov decía a este respecto sobre las abejas:
«𝐄𝐥 𝐬𝐞𝐫 𝐡𝐮𝐦𝐚𝐧𝐨 𝐪𝐮𝐞 𝐡𝐚 𝐧𝐚𝐜𝐢𝐝𝐨 𝐩𝐨𝐫 𝐬𝐞𝐠𝐮𝐧𝐝𝐚 𝐯𝐞𝐳… 𝐞𝐧𝐭𝐢𝐞𝐧𝐝𝐞 𝐥𝐚 𝐥𝐞𝐜𝐜𝐢𝐨́𝐧 𝐝𝐞 𝐥𝐚𝐬 𝐚𝐛𝐞𝐣𝐚𝐬, 𝐪𝐮𝐞 𝐬𝐨𝐧 𝐮𝐧 𝐦𝐚𝐠𝐧𝐢́𝐟𝐢𝐜𝐨 𝐞𝐣𝐞𝐦𝐩𝐥𝐨 𝐝𝐞 𝐬𝐨𝐜𝐢𝐞𝐝𝐚𝐝 𝐬𝐮𝐩𝐞𝐫𝐢𝐨𝐫 𝐲 𝐬𝐚𝐛𝐞𝐧 𝐩𝐫𝐞𝐩𝐚𝐫𝐚𝐫 𝐥𝐚 𝐦𝐢𝐞𝐥: 𝐭𝐫𝐚𝐛𝐚𝐣𝐚 𝐩𝐚𝐫𝐚 𝐪𝐮𝐞 𝐥𝐚 𝐢𝐝𝐞𝐚 𝐝𝐞 𝐥𝐚 𝐟𝐫𝐚𝐭𝐞𝐫𝐧𝐢𝐝𝐚𝐝 𝐮𝐧𝐢𝐯𝐞𝐫𝐬𝐚𝐥 𝐬𝐞 𝐞𝐱𝐭𝐢𝐞𝐧𝐝𝐚 𝐬𝐨𝐛𝐫𝐞 𝐥𝐚 𝐓𝐢𝐞𝐫𝐫𝐚, 𝐲 𝐚𝐩𝐫𝐞𝐧𝐝𝐞 𝐚 𝐞𝐥𝐚𝐛𝐨𝐫𝐚𝐫 𝐬𝐮 𝐩𝐫𝐨𝐩𝐢𝐚 𝐦𝐢𝐞𝐥 𝐞𝐬𝐩𝐢𝐫𝐢𝐭𝐮𝐚𝐥”
Cuidemos entonces a las abejas... tanto por su importancia biológica en el ecosistema del planeta, como por la miel, que siempre ha estado presente en la Medicina por sus poderes regeneradores. Pero también tengámoslas presentes por el precioso simbolismo espiritual que tanto nos puede inspirar... Animal solar, símbolo de la resurrección y del alma, las abejas siempre nos han acompañado y es justo ahora que la sociedad por fin reconozca su importancia, impidiendo que esta especie pueda desaparecer
¡Muchas gracias pequeños "soles" alquimistas por vuestra preciosa e importante labor en el planeta!
Fuente: ARTISOPHIA
Cultura, Belleza, Alegría