05/03/2025
MI RITUAL…
Mi ritual de la lluvia, lo aprendí de mi mamá Paula, y consiste en bañarse bajo la medicinal lluvia primera de cada año, lavar bien mis manos, capear y beber de esas míticas aguas, agradeciendo a Dios, un año más.
Mi madre, tenía su puesto de comida y nieve raspada, en la plaza principal de Poncitlán, Jalisco. Cada año, al caer la primera lluvia, propia de temporada, esperaba un poco a que amacizara, decía ella, poco a poco, caminaba ha descubierto, previamente, se quitaba su mandil, y así sin más, se paraba a media plaza, a recibir la bendecida lluvia primera del temporal, mientras rezaba una oración, al terminar, se enjuagaba las manos y capeaba con ambas, agua directa del cielo y se bebía dos generosos tragos, y regresaba, sin más, toda empapada a seguir trabajando.
En una ocasión, tenía su puesto lleno de clientes, y parecía que iba a llegar un tormenton, el primero de ese año, caía la tarde, ya casi noche, y de los comensales, puro jornalero, todos empleados del chato Becerra, presente ahí, junto con su bonita esposa Irene, llevaron a sus trabajadores a cenar, festejando haber completado las faenas del campo y se declaraban deseosos de que ya iniciara la temporada de lluvias.
El chato Becerra, era muy generoso con sus trabajadores, muy espléndido con la comida, pedía, que las tostadas fueran bien servidas, con media panela, con mucha carne y todo lo que el hambriento comensal pidiera, se le daba, el pagaba con peculiar alegría.
A medio atender a los voraces clientes, empezaron a caer las gotas de la lluvia primera de ese año, bendito Dios, se escuchó al unísono, mi madre, dejo todo, pidió disculpas por dejar de atenderlos y empezó su ritual.
Se fue a media plaza, y la lluvia arreciaba, estaba a media oración, cuando el patrón, el chato becerra, se le unió a un costado y se hinco, siguiendo la oración de mi madre, enseguidita, todos los trabajadores del campo que lo acompañaban, hicieron lo mismo, elevaron su plegaria de agradecimiento al cielo.
Aquella escena permanece aún en mi memoria, el lado chusco, es que una muchacha que trabajaba con mi madre, de nombre socorro jaras, empezó a pedir a los señores que estaban hincados rezando, que abrieran sus manos, y les depositaba un poco de jabón en polvo, para que de una vez se lavaran las manos, y continuaran cenando con las manos limpias, algunos se lavaron hasta la cara.
Alegría y risa… todos regresaron a sus mesas a seguir disfrutando su platillo, mi madre a seguirlos atendiendo, y de postre un riquísimo café de grano, que exprofeso fui a comprar con Edmundo García, el de la patria, con piloncillo, grata noche sin alcohol, ya que este estaba prohibido en su puesto, el que deseaba un alipus, se tenía qué retirar con su taza a los puestos vecinos, aunque cacharo, el del mocambo invito a algunos, nadie se fue del lugar. Continuo un rato la velada a oscuras, dado como era costumbre, llovía poquito fuerte y se iba la luz eléctrica, a veces regresaba hasta el otro día.
Este ritual, es parte de mi herencia de vida y lo hago cada año, algunas veces en plenitud y otras no tanto, solo capeo agua, a través de la ventana del vehículo si voy viajando, y en la medida de lo posible y bajo el pretexto de cerrar mi carro, cuando me encuentro trabajando.
Este año, Dios me dio la oportunidad de repetir este ritual en mi casa, en mi calle, en mi pueblo de Poncitlán y doy gracias a Dios por permitirme vivir un año más.
Este círculo ritual, termina al ir a agradecer el próximo día 8 de septiembre el día de la natividad de María, a la Santísima Virgen, fiesta por cierto en el templo de chapitas en Poncitlán, día de fiesta de mi segundo barrio, lleno de añoranzas y recuerdos, en donde DM completare mi ritual anual, no sin antes ir a robarnos unos elotes y hacer la tatema correspondiente, en el lugar de los hechos, precisamente en la natividad de María.
Hoy los agricultores, ya no confían ni el libro de Galván, según me dicen dejo de imprimirse hace varios años, ha cambiado mucho el clima y los tiempos son inciertos, y más aún si agregamos la presencia de perturbadores atmosféricos creados por el hombre como los famosos cañones antigranizo, ya presentes en nuestra región, por obra y gracia de los invernaderos.
Esos aparatos que manipulan el clima, tal parece que si alejan las lluvias y el granizo, pero se llevan entre las patas al vecino y su cosecha, que languidece por falta de agua, y su uso no está reglamentado, alejando la vida que nos trae el agua anual, aunado a la explotación de las pedreras, vemos que cada vez se aleja el agua superficial y la de los ríos subterráneos.
Dar reversa a situaciones que nos afectan a todos, es responsabilidad de nuestras próximas autoridades, despidamos con alegría a los que ya se van, a los que les sobro inteligencia, pero les falto sencillez y humildad para retomar el rumbo.
Estoy tomando agua viva con mi hijo Jesús, agua de lluvia, y me mira a los ojos con alegría, me recuerda que…
NO EXISTE MEJOR PREGUNTA QUE UNA MIRADA,
NI MEJOR RESPUESTA, QUE UNA SONRISA.
Demos la bienvenida al mes de Septiembre, con sus gritos de independencia, coronación de reinas, desfile de infantes, combatamos nuestras deficiencias con educación y cultura. Y pidamos a Dios nos mande cada año un buen temporal, como el que parece será la culminación de este año, y de que mande lluvia necesaria a esos lugares que la mano del hombre, con sus acciones quiere alejar sus bendiciones, con explotación irracional del recurso natural, o con aparatos que alteran el subsuelo, la atmosfera y hasta la estratosfera.
Le pregunte a un grupo de niños de secundaria, cual es el nombre del rio, que dio en antaño vida a el pueblo, y hoy es fuente de contaminación y fábrica de zancudos, y no obtuve respuesta.
Platiquemos con nuestros jóvenes, transmitámosles nuestra experiencia de vida y nuestros rituales.