CARPE DIEM. Aquí nos tocó vivir.
Me gusta muchísimo la navidad, evoco mi infancia a través de los esplendidos nacimientos que se elaboraban en mi barrio de san francisco o la bandera negra ahí en mi querido Poncitlán, las distintas versiones de los elementos, diferían entre Luis Antonio Franco y el del señor Pedro Rodríguez, me gustaban ambas con respecto a el burro y la mula, una hablaba de sencillez y humildad y la otra les cargaba representatividad al pueblo judío y al pueblo no judío.
En uno había además del nacimiento, un árbol y se justificaba diciendo que el árbol de hojas perenes que simbolizaban la promesa de vida eterna y nos emula la muerte y resurrección de Jesús.
El bastón de dulce, que tiene forma de el de los pastores que presenciaron el nacimiento de Jesús, y los colores blanco y rojo cuidadosamente escogidos para regalar que significaban la pureza, así como la sangre derramada por nuestro salvador.
La corona de navidad, es un anillo sin principio ni fin, significan eterno igual que Dios.
Declaro que mis recuerdos navideños son los causantes de mis declaraciones de que necesitamos tratar temas en común, y de que la esperanza es lo ultimo que muere, si no es hoy será mañana.
se necesita leer para saber, hoy, hay, cada vez, menos personas que saben, que investigan, que conocen el fondo de lo que hablan, no leen o no comprenden lo que leen, porque no saben leer de corrido, por flojera mental se saltan los capítulos, solo goglean o twitean con faltas de ortografía, y tienen flojera mental para una lectura formal, les parecen largas y tediosas, para nuestras autoridades, en cultura general les recomiendo leer y comprender lo básico en la norma jurídica municipal.
Me recomendaron leer, LA SOMBRA DEL VIENTO, de Carlos Ruiz Zafón, y desde las primeras páginas me atrapo, 475 que devore en poco menos de tres días, y solo en mis tiempos libres, y hoy es tema de conversación profunda para con quien ya lo