23/07/2020
El ruido de la ciudad
FROTÉ UNA VELADORA POR SU CUERPECITO PARA LLEVÁRSELA A LA “MORENITA”
Jacobo Salinas Mexicano peregrino de la tercera edad y discapacitado visual ha recorrido hasta el momento 100 kilómetros desde su natal Tecozautla, Estado de Hidalgo a San Juan del Río con la finalidad de pisar y sentir el suelo de la Basílica de Guadalupe en el Tepeyac el próximo domingo; comenta que esta vez su lento pero firme caminar lo encomienda a Aaron un pequeño niño de 5 años al cual desde hace aproximadamente 6 meses le detectaron leucemia , asimismo dijo que para acercarlo con la “Morenita del Tepeyac” lleva como ofrenda una veladora que le paso por el cuerpo al pequeño para ofrecérsela al legar a la Ciudad de México.
“Este año vengo pidiendo por un niño que tiene leucemia que vive ahí en Tecozautla, venimos a pedir por él” (…) “El niño se llama Aaron tiene 5 años y desde hace como medio año le detectaron esa enfermad” (…) “Estoy ofreciendo mi sacrificio a mi “Virgencita de Guadalupe”, y antes de empezar con mi peregrinación le froté por todo su cuerpecito al niño una veladora para llevársela y cure su sangre de todo mal ”, detalló con lágrimas en su ojos, las cuales se secaban con el radiante sol a las afueras de la iglesia de San Juan Bautista.
Así es como Jacobo Salinas Mexicano recorre kilómetros y kilómetros desde hace 29 años, muchas veces acompañado de sus hijos o de algún otro integrante de su familia pero si dice, siempre fiel a la “Virgen Morena del Tepeyac”.
Este peregrino de igual manera dice que, como medio de vida se dedica a trabajar en la construcción allá en el municipio de Tecozautla, lugar que lo vio nacer; indicó que para esta peregrinación ahorró una cantidad estimada de 2 mil pesos para los gastos que pudiera llegar a tener y que el próximo domingo sus familiares lo estarán esperando al arribar a la Basílica de Guadalupe.
Finalmente platicó que aunque no pueda ver, él se imagina que paso a paso y con devoción su caminar es más fuerte, aunque las ampollas duelan más al contacto con los huaraches ya desgastados por los caminos Queretanos.
Por: Dolores Martínez.