11/06/2024
La Historia Perdida:
"Caperucita y el Lobo"
- El lobo siempre será el malo, si sólo escuchamos la versión de caperucita- me dijo.
- ¿Disculpa?
-Lo que estás escribiendo, ya sea poesía o ensayo solo sigue la misma versión de siempre.
- ¿Y tú dices que hay otra?
- Por supuesto, invítame una cerveza y te la cuento si gustas.
Llevaba 12 cervezas y aún no conseguía escribir nada, en mi ebriedad solo había conseguido redactar un vago punteo mientras seguía mirando una imagen de caperucita y el lobo, así que la propuesta de tan misteriosa dama me dejó intrigado, por lo que, desde luego acepte.
- Entonces, si el lobo no es el malo ¿Quién lo es?
- Despacio, te estás apresurando mucho buscando al malo de la historia, la cerveza está recién servida, así que tendremos un buen rato para discutir, dime ¿De qué crees que trata el cuento?
- fácil po, Caperucita, el Lobo y la indicación de no hablar con extraños.
- Que literal eres, y si te digo que el cuento no es lo que parece, si lo que nos enseñan de niños es una versión infantilizada y resumida de la historia. Si caperucita y el lobo no eran extraños, se conocían de antes.
- ¿Cómo es eso?
- Acomódate bien, que esta historia perdida te va a volar la mente.
- SÍ, caperucita era mujer, pero no era una niña, la capa roja que portaba era símbolo que estaba en edad de ser amada, pero por su espíritu indomable y constante hábito de hacer caso omiso a las advertencias, no podía encontrar el amor.
- De acuerdo, tiene sentido metafóricamente hablando. ¿Y el lobo? – pregunté en un lenguaje escasamente entendible.
- Calma, ya aparecerá, nuestra bella caperucita iba cortando flores por el bosque que llamamos vida, siempre le dijeron que tuviera cuidado, pero, ella en sus andanzas no tenía miedo, solo curiosidad por aquello que llamaban amor. Cierto día, avanzando en este bosque conoció un príncipe, pero no era cualquier príncipe, era un lobo, un lobo renuente de las emociones y la felicidad.
- La atracción fue instantánea, ella se acercó curiosa a él, mientras que la feroz bestia trataba de espantarla, muchas otras hadas y ninfas lo habían intentado antes, pero ninguna consiguió amansar a semejante criatura. No obstante, no contaba con que caperucita estaba decidida en tocar el corazón de la alimaña. El lobo trataba de mostrar sus garras y sus colmillos, al mismo tiempo que intentaba ocultar sus cicatrices, sin embargo, el calor que irradiaba caperucita fue mayor, su ternura y su dulzura lograron traspasar todas las defensas del lobo, hasta que un día lo sintió, el lobo que era renuente a sentir amor, lo sintió, aquella bestia que no sonreía sonrió.
- Se enamoraron
- Exacto.
Mientras mi enigmática acompañante fue al tocador, yo pedí otra ronda, su manera de narrar había hecho que me olvidara de mis problemas por un instante, siempre creí que el lobo era el malo de la historia, pero este nuevo escenario hipotético despertó en mì un interés especial, quizás por el significado que tiene este bar y esta historia para mí.
- En que estábamos - me dijo con una sonrisa
- Caperucita y el lobo se enamoraron.
- Cierto, caperucita y el lobo se amaron como nunca, ella solía acurrucar su cuerpo desnudo en la piel del lobo y a su vez cubría a ambos con su icónica casaca roja. Cuando dormían bajo las estrellas caperucita despertaba solo para ver a su príncipe dormir. Él se hacía el dormido, y cuando a ella le venció el sueño, él se encargaba de estudiar cada detalle de su perfecto cuerpo. Abría sus ojos para verla mejor, guardaba silencio para oírla mejor y no resistía las ganas de comerla mejor, la pasión de uno por el otro era desbordante. Eran tal para cual.
- ¿Y qué es lo que salió mal, si se amaban tanto?
- Bueno no es difícil de explicar, por muy príncipe que caperucita lo viera, él seguía siendo un lobo, y como tal le causó mucho daño a caperucita. A pesar del daño causado, ella en su afán de traerlo de regreso también lo daño, por lo que él decidió alejarse a su cueva en las montañas. Ambos se encontraban destrozados, sin embargo, ella lo demostraba más que él, ya no cortaba flores ni solía ir alegre por la vida, lloraba a mares y sentía su vida sin sentido. Él por su parte con la sangre de sus cicatrices le escribió cartas que nunca le mando, la noche su amiga le preguntó por qué si la amaba no volvía donde ella, a lo que el lobo solo decía que se terminarían lastimando más.
- Una decisión bastante madura la de ese lobo.
- Madura, pero torpe e infeliz, ya no dormía, tenía pesadillas y siempre aullaba extrañando a caperucita, pero, en su afán de demostrar fuerza se negaba a demostrar lo que sentía y evitaba salir de su cueva. Caperucita sufrió como nunca, es más creo que sigue sufriendo y aunque siempre intento luchar por su amor, terminó resignándose, después de todo la vida debía continuar. Así que cierto día en casa de su abuela conoció a un cazador y decidió iniciar de nuevo.
Tiempo después, el cazador le prestó su arco a caperucita y ella se internó en el bosque, mientras manipulaba el arma se le escapó una flecha. Irónico el destino, ya que esa flecha le llegó al lobo que justo había decidido bajar tras mucho tiempo en las montañas, la punta atravesó su piel y se alojó en algún lugar cerca de su corazón. El eficaz proyectil, fue cual bala de plata en el su cuerpo. La feroz fiera que después de tanto tiempo creyó estar bien, descubrió que aún podía ser herido, no obstante, fiel a sus instintos no dio ningún alarido, retiró la flecha no así su punta y volvió a su cueva.
- Y luego ¿qué pasó? ¿Murió? ¿Qué pasó con caperucita?
- Lo siento, esa parte tendrás que decidir tú – me dijo mientras se levantaba de la mesa.
- Espera, no te puedes ir así, dime cómo acaba la historia o al menos dime tu nombre.
No hubo caso, se calzó una distintiva casaca roja y se marchó, ya sentado, miro a mi alrededor y de la nada todo fue muy claro, el relato que me contó, esa historia perdida, es mi historia, mi fugaz historia de amor, yo soy el lobo herido que con dolor se resignó a dejar ir a caperucita para siempre y en este momento estoy sentado en el mismo bar donde todo acabo. El camino de regreso a casa fue en total silencio, ningún sollozo, ningún alarido tal como aquel lobo regresando a su cueva.
RADCG IBU KOLE
Maktub
240611
Luchadores Maktub
Los Luchadores De Richard Aguilar