28/08/2020
Colima y sus Leyendas
"TARDE DE LLUVIA"
Hoy no llegarás a casa. No darás vuelta por la esquina para mirar a tu familia que ya te esperaba. Todos los días vamos jugándole una carrera al tiempo, todos los días maduran las cosas que solemos ignorar mientras la tarde sucede. Toda la mañana de hoy estuvo lloviendo, jovencita. Me enteré de ti porque están llorando a cántaros los corazones de aquellos que te quisieron. Lloran como el cielo: sin remedio, sin tener para cuándo. Es mejor amar en vida que mirar siempre una cama vacía donde nadie más dormirá.
El molino brotó tu sangre buena en el piso, tu angustia se enjugó en el maíz roto por la faena. Mañana dirán qué pasó y echarán tierra en tu ataúd. Ojalá brotes en la otra vida como esas semillas que se escapan de la bodega y van a parar a las banquetas y montes.
¿Medidas de seguridad? ¿Protocolos de riesgo laboral? ¿Qué son esas cosas en este país? Aquí es el tercer mundo, aquí andamos dentro de la frontera donde la vida está por debajo abajo de los pesos y los centavos. Unos movimientos mágicos y se acabó tu asunto con salubridad y ayuntamiento.
“Tortillera” a menudo escucho gente usar ese nombre para insultar a alguien. Qué bajo hemos caído al permitir dichas frases. Anoche justamente platicaba con un paisa que llegó del norte
“Allá, el enemigo del mexicano, es otro mexicano” dijo el paisa, entonces pensé ¿aquí también será lo mismo?
Hoy no te servirán la cena y no verás tu programa favorito. Muerte laboral, así empezaron las grandes revoluciones de este país, esas guerras que siguen abiertas como una herida que nunca cierra. Tu muerte: un recordatorio triste de nuestra actualidad, de nuestra situación como municipio, estado y país.
La policía llegó tarde, la ambulancia hizo lo posible con lo disponible, pero no pudieron lograr alcanzarte. Te has ido en una tarde triste, llena de susurros que dejan las gotas de agua cuando se acurrucan en la tierra. Ojalá nos dé más alegría el tiempo que viene, porque en este ya nos colmamos de oír tantas tragedias. Tu noticia cayó como balde de agua fría en medio de esta tormenta congelada. Espero que tengan respeto por tu vida en ese empleo, que son ese tipo de empleos donde no pagan bien, donde no dan seguro ni atención médica o la ilusión siquiera de poseer las llaves de una casita encaramada allá en las orillas del mundo.
El molino debe tener guardacadenas, mallas de protección, utensilios para llenarlo poco a poco. No debe uno usar pulseras, ropa suelta, cabello suelto, (si es muy largo) Pero esas palabras creo que ya salen sobrando.
El señor de la ruta se parará en esa misma esquina a la hora de siempre, pero tú ya no estarás ahí, con tu ropa llena de masa, con tu lucha incansable de mujer, con tus labios llenos de fe, de esperanza. Ya no habrá una moneda que ruede al cajón donde están las demás, esa moneda de a 10 que te ganabas con sudor y sacrificio.
Descansa en paz, yo te dedico estas palabras porque también trabajé haciendo exactamente lo mismo que tú, porque conozco ese modelo de molino, que es el más peligroso para usar. Quisiera saber más de tu vida, espero en dios no hayas dejado solo a un hijo. Yo espero que la sociedad tome más en serio todos los oficios honrados, porque poner el pan sobre la mesa honradamente siempre será un gesto noble de fuerza y valor.
Yo sé que por la lluvia se saturó el trabajo y en un esfuerzo extra, diste tu vida.
(A la memoria de las personas que laboran sin seguridad y justicia social. Esperemos que vengan mejores tiempos para todos)
Autor: Osvaldo Mendoza