18/03/2023
Antonia Nava de Catalán.
Nació en Tixtla el 18 de noviembre de 1779 y fallece en Chilpancingo, 19 de marzo de 1843 a sus 64 años de edad fue una mujer militar mexicana, he***na de la independencia de ese país. Nava fue esposa del militar insurgente Nicolás Catalán, y participaron en la guerra junto a José María Morelos hasta su muerte. Sus padres fueron Nicolás Nava y María Celestina. Posiblemente en los últimos años del siglo XVIII, en la aldea Tepecoacuilco (a unos 16 km al sureste de la villa de Iguala), Antonia Nava Celestina se casó con Nicolás Catalán, oriundo de la villa de Chilpancingo (a 15 km al oeste de Tixtla), que estaba viviendo en Tixtla con sus padres (Nicolás Catalán y Nicolasa Catalán). Vivieron un tiempo en Tixtla de Guerrero. Después vivieron poco tiempo en Chilpancingo. Pero el joven Nicolás se peleó con su padre, por lo que se mudaron con su madre y sus hermanas a la remota aldea de Jaleaca (a unos 120 km al oeste de Chilpancingo), donde se establecieron por un periodo considerable. Nicolás y Antonia tuvieron ocho hijos (cinco varones y tres mujeres). La historia registrada de estos personajes es sensacional González Obregón cita el siguiente pasaje histórico; "Señores, los soldados necesitan pelear por la defensa de la patria. Cada uno de que sucumba será un distinguido insurgente que la independencia pierde", señaló Antonia Nava de Catalán, más conocida en las filas insurgentes como La Generala, cuando combatían en el sitio de Jaleaca, sierra de Tlacotepec, Guerrero. Debido a que durante el sitio de Jaleaca en un momento dado resultaron insuficientes los víveres para alimentar a los insurgentes, la dirigencia decide sacrificar a algunos de sus soldados. El sitio tenía 50 días resistiendo el asedio del bando realista de Gabriel Armijo, el tiempo hizo que la comida escaseara y el general tomó la decisión de asesinar soldados para reducir la población y hacer rendir las reservas de comida. Ejecutar la orden recayó en Nicolás Catalán, lugarteniente del general Bravo y esposo de Antonia Nava, La Generala. Al conocer la decisión, ésta y Catalina González (esposa de un sargento) dieron un paso adelante para ser las primeras en ser sacrificadas por el bien de la causa. Su valentía valió para que ningún soldado fuera sacrificado. Este acto de audacia dio nuevos bríos a las filas insurgentes apostadas en Jaleaca, por lo que se lanzan al ataque contra las fuerzas realistas; En el combate muere Nicolás Catalán y su esposa, doña Antonia Nava, es llevada ante la presencia del general José María Morelos. Cuando el caudillo quiso consolarla, La Generala dirigió estas palabras: "No vengo a llorar, no vengo a lamentar la muerte de Nicolás: él cumplió con su deber. Por el contrario, vengo a traer a mis cinco hijos: cuatro de ellos pueden ser soldados y el más pequeño tambor." Antonia Nava, La Generala es un claro ejemplo de lo que las mujeres aportaron a lucha insurgente por la independencia de México.
Ahi les hablan feminazzis!