COFRADÍA NIÑO MAJESTUOSO ENTE ARTÍSTICO DEL CENTRO ARTICULTURAL ILLATOPA
Presentaciones y Pasacalles en Eventos Culturales Aniversarios y Fiestas Patronales d Las Dif Regiones La danza o cofradía de los negritos de Huánuco, es una organización de un grupo de personas autóctonos o residentes que cultivan, practican e interpretan el sonido de la música, los pasos, mudanzas y la veneración o rituale
s originarios al niño Jesús en los nacimientos de la iglesia del lugar de donde unos y otros somos naturales, conservando la tradición heredada ancestralmente lo transmitimos a nuestros seguidores, devotos y publicó en general de acuerdo con la tradición clásico de la transmisión artística, cultural y costumbrista. La festividad en honor al niño Jesús, se inician en vísperas de navidad, continúa en los reyes y se prolonga hasta finales de enero. Se festeja en toda la región con la presencia y la participación de las cuadrillas para venerar a su niño en sus propios locales o barrios. La danza se remonta a la algarabía por la libertad de la época de sufrimiento de las personas que eran traídos con engaños luego vendidos y obligados a trabajos forzados por sus nuevos amos en las haciendas de Huánuco. Danza de los Negritos de Huánuco
La Danza de los Negritos, conocida también como la 'Cofradía de los Negritos', es una danza folclórica, religiosa y costumbrista de Huánuco está ligada a las festividades y veneración del niño y los Reyes Magos en Huánuco. Esta danza va evocando a través del ritmo cadencioso de su danza el esplendor de pasadas épocas virreinales y el trabajo en los campos agrícolas. También constituye una expresión genuina de la alegría por su libertad y emancipación. Historia:
En la época colonial, los patrones daban libertad a los esclavos desde el 24 y 25 de diciembre porque ellos festejaban las fiestas navideñas en agradecimiento al buen año compartían con sus pares. Esos días, eran aprovechados por los esclavos para implorar al niño acabe su sufrimiento. A partir del Decreto promulgado por Ramón Castilla sobre la libertad de los negros el 13 de diciembre de 1854, los esclavos libres hicieron su aparición en las calles, visitando no solo los nacimientos sino también las iglesias, donde bailaban cantaban y lloraban creyendo en el milagro de su libertad. Los dueños de los nacimientos en recompensa les invitaban huarapo, shacta, años después el locro. Así lo hicieron los años sucesivos y de esta manera se institucionalizó el baile y Danza de los Negritos. El baile de los Negritos, una de las danzas más populares de Huánuco -, nos habla con ironía del rigor de la colonia, aquel tiempo en que los esclavos cultivaban caña en las haciendas huanuqueñas. Sus inicios se pierden en el año de la colonia cuando los hombres de color fueron traídos al Perú desde Cafre y otros pueblos del África para los trabajos en las haciendas, la minería y los conventos. Es muy importante señalar el Decreto promulgado por Ramón Castilla sobre la libertad de los negros el 13 de diciembre de 1854. A partir de esta fecha, conjugando el nacimiento del Niño Dios, las cofradías nombre que proviene del lugar de origen desde donde fueron traídos, organizados con muchas limitaciones en las haciendas, hicieron su aparición en las calles. Los danzantes al son afroide del bombo visitaban los nacimientos y las iglesias. Allí bailaban y bebían. Con el correr de los años los hombres de color fueron exterminándose, por lo que tuvieron que ser reemplazados por los mestizos y luego por lo blancos. Como la danza era de los negritos, éstos tuvieron que confeccionarse máscaras. El 3 de noviembre de 1854, el Mariscal Ramón Castilla, promulga la Ley de Libertad a los esclavos negros. Estos, en multitud se retornaron a sus lugares de origen. Esta ley dio origen, al nacimiento de una danza, que se propagó a los lugares muy apartados del Perú. Actualmente, es bailada en diferentes lugares porque los esclavos no solo eran traídos de diferentes lugares del África sino conducidos en diferentes lugares y para diferentes trabajos como la ganadería agricultura y minería informal en el Perú. En cada coreografía que se realiza se satiriza o se remembranza las penurias, castigos y sufrimientos hasta la liberación de los esclavos negros, como recuerdo de su descendencia. Se baila en muchos pueblos del Perú, bajo diferentes nombres: Morenada, Negreria, Pachahuara, Negros viejos, Rey Moreno, Negritos, etc. Esteban Pavletich, sostiene que la danza “Los Negritos de Huánuco” tuvo su origen, en los galpones de los esclavos. Salió a las calles, cuando llegó de Huancayo la noticia de la liberación de los negros. Por ellos, se celebra en los últimos días de diciembre, coincidiendo con la fiesta de Navidad. La danza de “Los Negritos de Huánuco“, que representa diversos pasajes de la vida de los esclavos negros, desde su llegada en el siglo XVI y durante la Colonia, hasta su liberación, se baila desde el 24 de diciembre hasta el 20 de enero en homenaje al niño Jesús. Mientras tanto, José Varallanos (1987) afirma que la Danza de los Negritos, nació en la Colonia “en las ciudades y villas de encomenderos y acaudalados propietarios de esclavos”. Porque los negros, mulatos imitaban los bailes, danzas y música de sus amos, practicando en los galpones, corrales y las plazas públicas. En la época de la Colonia los nobles, daban libertad provisional a sus esclavos durante los días de Navidad. Éstos, para ganarse el sustento, recorrían calles visitando Nacimientos en las casas de los nobles y, vestidos de gala, con ropa en desuso que les regalaban los amos, bailaban y cantaban ante el Niño Jesús, a cambio de la comida y bebida que les ofrecían los señores. Los Caporales y Pampas, nacieron en los fundos. Pero la escenificación de la danza misma, era una simulación al problema de la esclavitud por la masa indígena, que se identificaba con los negros. Por la similitud de sus problemas y, como también sufrían castigos y humillaciones, la danza, les serviría, para manifestar su descontento y protesta ante el yugo español. Lujosamente vestida, con ropajes de terciopelo, bordados con hilos de oro y plata, a través de la danza. Actualmente la de “Los Negritos de Huánuco”, ha sufrido numerosos cambios desde su origen. Se ha enriquecido con los acontecimientos históricos locales, como iremos viendo en el estudio del vestuario de los personajes que forman la cuadrilla. Durante la celebración de la Navidad, los integrantes de diferentes cofradías bailan por las calles de Huánuco ante la población, compitiendo entre ellos en cuanto al lucimiento de su vestimenta, agilidad y destreza al compás de la música afro-hispana. El inicio del baile es realizado por ''Los Caporales'', representados por dos negros con los rostros cubiertos con máscaras relucientes de cuero, elegantemente vestidos con trajes de terciopelo oscuro, bordados con hilos de oro y plata, cintas de cristal, lentejuelas, se atavían con adornos caprichosos que cuelgan de su pecho y en los hombros portan charreteras doradas. Complementan su vestimenta con vistosos sombreros de plumas de colores encendidos, colocándose cascabeles en las piernas para llevar conjuntamente con sonoras campanillas de bronce y gruesos látigos, el compás de su música contagiante, son los que señalan a la cuadrilla los pasos a seguir. Otro personaje de raída chaqueta y larguísima barba constituye un integrante importante de la danza, es el "Corochano", que representa mediante su máscara a un viejo hidalgo de la nobleza española, quien con su matraca y látigo que agita constantemente gasta bromas al público y asusta a los niños. Las manifestaciones de alegría y danzas de la cuadrilla de los Negritos con los demás personajes, es realizada alrededor de dos figuras centrales: ''El Turco'' y ''La Dama'', símbolos de la nobleza española y propietarios de la hacienda, quienes eran los dueños de los esclavos hasta el momento de su liberación. Otro personaje es el ''Abanderado'', de raza blanca, que cubre su rostro con una careta de dicho color, quien se desplaza entre los negritos portando una bandera de libertad. LOS CAPORALES.- Son jefes mayores, quienes enseñan al resto de los negritos las diferentes mudanzas. Guían y ordenan a los “pampas” que mudanzas hacer. Se visten de manera más vistosa y se colocan a la cabecera de cada lado de la cuadrilla, bailando de manera más elegante y señorial. Representan a los caporales de las cuadrillas de peones de las haciendas, son directores de las faenas de trabajo de campo de los negros. Son dos caporales por una cuadrilla de negritos. De vez en cuando, encabezan bailando, generalmente caminan por el centro de la cuadrilla, en el desplazamiento por las calles de la ciudad. LA PASTORINA.- Sombrero rígido de cartón forrado, parecido al de charro mejicano, con tiesas alas de cuyos bordes cuelgan mallas de perlas menudas. Una toquilla, cinta ancha, bordea el sombrero con el nombre de la cuadrilla o cofradía de los negritos. Un plumaje o penacho multicolor, de un metro de altura se rige verticalmente del sombrero, ajustado con un pasador largo al cuello del negro. Antiguamente se usó el sombrero de paja. Imagen
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LA MÁSCARA.- Es de cuero sintético negro con rasgos físicos de un africano, con los ojos salientes de vidrio. Boca abierta o semiabierta con dientes blanquecinos, labios gruesos y rojos. Cada máscara, se diferencia de otras por su particular expresión facial, ya sea de serenidad o de tristeza. Además están adornadas de collares de perlas, que dan mayor vistosidad a los negros. Los negritos por norma, no deben sacarse las máscaras para no ser identificados. Los niños temen mucho a estas máscaras. EL COTÓN.- Especie de chaqueta o casaca. Es de terciopelo azul, blanco, negro, verde. Grande o de otro color primorosamente bordados con dibujos de tipo barroco, con motivos navideños, temas nacionales, animales, plantas, etc, entretejidos con hilos dorados o plateados con incrustaciones de perlas, lentejuelas, cuentas de cristal. En los hombros llevan charreteras doradas y brillantes. Asimismo cintas largas de varios colores, penden desde ambos hombros del negro hacia la espalda hasta la altura de los tobillos. EL CHICOTILLO.- Es una cadena de eslabones de metal, rematada en una campanilla que es agitada con la mano derecha, al compás de la música y los pasos de la danza. Al bailar el chicotillo es extendido con las dos manos en forma horizontal. Antes el chicotillo era de planta hoy es de plomo. LOS BOTINES.- Están bordados de terciopelo del mismo color que los cotones. En los laterales rezan los hombres de las cuadrillas a la cual pertenece. EL PANTALÓN Y LA CAMISA.- El pantalón es de seda, con franjas bordadas en los laterales que se adhieren desde la cintura hasta los tobillos. A manera de guirnaldas, llevan pañuelos adheridos con prendedores a la altura de los muslos delanteros y en la parte posterior a 2 ó 3 niveles. Cada día, la cuadrilla cambia de color de los otros. Los pampas, tienen pantalones del mismo color, menos los caporales. Las Camisas son de color blanco por lo general. También cambian de color cada día. LA CORBATA.- Es bordada del mismo color de los cotones y botines. Algunas corbatas al centro llevan el estampado de la virgen del Niño Jesús o el Señor de Burgos, como la cuadrilla de la catedral. Antiguamente, los pampas utilizaban un tubito de plata llamado la bombilla colgado en el pecho que servía para beber licor, guarapo o chicha, pero sin sacar la máscara. LOS NEGRITOS DE PAMPA.- Son los negros que obedecen las órdenes de los caporales y ejecutan las mudanzas enseñadas. La música es festiva y el bombo lleva el ritmo característico.
10 a 12 parejas bailan en 2 filas. Los negros visten un cotón adornado en lentejuelas y cintas, un sombrero de plumas, una máscara de negro y en sus manos llevan una “chicotillo” que representa la cadena de la esclavitud. Los “chicotillos” finalizan en una campanilla, que hacen sonar a la vez que ejecutan la danza. Imagen
COROCHAN0.- Es uno de los principales personajes dentro de la historia de las haciendas y dentro o durante las presentaciones. El personaje del corochano representa al brazo derecho del hacendado, era el capataz, era una especie de representante o familiar que daba cuenta directamentamente al dueño, era el que ordenaba, dirigía y supervisaba las labores del campo a los caporales o esclavos más antiguos que se encargaban del grupo de esclavos comunes, quienes cuidaban de la disciplina, alimentación y las labores del campo de sus compañeros en las haciendas. Entre los capataces también había jerarquías los más antiguos y responsables de ahi hoy en día también al más antiguo o al que baila años en la cuadrilla se le llama corochano mayor. El Corochano, como se les llama, es un personaje autoritario y satírico. Representa a los Corregidores españoles (representación burlesca del corregidor español) (Varallanos 1987: 13). Durante el recorrido de la cuadrilla, algunos Corochanos danzan por su cuenta al compás de la música y otros abren campo, guardan el orden en los espectadores, corrigen los errores que cometen los pampas o los reemplaza, desvían el tránsito, solicitan algún regalo en la bodegas, sino roban descaradamente lo que encuentran en su paso, también enamoran a las muchachas, cargan bebés o criaturas, persiguen a latigazos a los mozuelos que les fastidian o sueltan alguna gracia a las personas según sus edades. Los Corochanos, son los únicos personajes permitidos a hablar o dialogar con el público. Se disfrazan con máscaras blancas que simbolizan a viejos y calvos con sus narices rojas, alargadas y torcidas hacia arriba, con bigotes, barbas blancas y largas; algunos corochanos lucen colmillos y narices de chancho, perro ó mono. Llevan sombreros negros de tipo cordobés con cintas y plumas. Cubre su cuerpo con una levita negra, especie de capa o sacón, que por la espalda llega en dos puntas hasta las pantorrillas. En los hombros cargan las charreteras doradas o plateadas con cintillos amarillos o blancos. A esto se agregan las franjas, pecheras o chalecos, fajas, corbatas y botines bordados. Los pantalones son de seda, camisas y guantes blancos. Pañuelos prendidos a la altura de los muslos; así completan los disfraces. Con la mano derecha empuñan la matraca y con la izquierda el rebenque o chicotillo, que le permite al corochano mantener la disciplina y el orden. Imagen
EL TURCO Y LA DAMA.- Son otros dos personajes, que representan a los tratantes de los negros. Ellos, mientras la cuadrilla de negritos danza, orgullosos, como dueños de la fiesta, se pasean de un extremo a otro, tomados de los brazos. Como amos, caminan vistosos, elegantes y orgullosos alrededor de la cuadrilla como muestra de poder. El turco, representa al dueño español y la dama a su esposa. El turco es el poderoso señor, que cobra los tributos y negocia con los indios, se viste casi igual que el abanderado con zapatos finos, medias largas y pantalón corto. Una casaca con faja a la cintura, capa, máscara con bigotes y peluca, sombrero de cordobés con plumajes y guantes blancos. La Dama, o matrona española, luce un vestido de gala, una saya que cubre el cuerpo, guantes blancos, sombrero cubierto con velo blanco y su cartera. Algunas damas llevan anteojos claros. El turco y la dama, siempre se desplazan de brazos. El turco, coge con el brazo derecho al de la dama y ella con el brazo izquierdo, así participan en la danza, con pasos suaves moviendo el cuerpo levemente de un lado a otro al compás de la música. Imagen
LOS ABANDERADOS.- Portan la bandera Peruana y la bandera Argentina. Ellos, fueron incorporados a la danza para perennizar la independencia, fruto del esfuerzo ambas naciones para lograr la independencia. Representan al Alférez Real de la corona española y fueron los miembros de los cabildos que portaban el Estandarte de la Corona española, la bandera de España en las ceremonias y desfiles. Al producirse la independencia nacional, fueron reemplazados por las banderas argentina y peruana, en recuerdo a San Martín ó libertador de los negros (varallanos 1987:13). Sus disfraces, son como de los toreros. Pantalón y casaca de seda de la misma tonalidad de color, corbata michi, mocasines o zapatillas, medias y guantes blancos, gorros de torero: las máscaras con bigotes, que reflejan personajes de color blanco, son de mallas delgadas. Ellos, bailan en torno a la cuadrilla o en el centro de ellas. Danzan con pasos altos y largos. Con la mano derecha llevan el asta de la bandera medio desplegada y la otra mano al cinto. En el desfile toman la delantera, seguidos por los negros guiadores. Durante la mudanza, baila indistintamente pero manteniendo el compás y la distancia de su compañero. MOVIMIENTOS DE LOS NEGRITOS.- Consiste en el desfile de la cuadrilla, por las calles de la ciudad haciendo visitas a los templos de Huánuco, Instituciones públicas y nacimientos del niño Jesús. Se desplaza en columna de dos, ejecutando las danzas al compás de la música, en forma sincronizada derrochando belleza en coreografía y vestimenta. Cada día, trasladan al Niño en anda conducido por señoritas uniformadas desde el domicilio del mayordomo hasta el templo, la comparsa se desplaza al son de la música, cohetes y aglomeraciones del público transeúnte y vecinos. MUDANZAS.- Llamadas figuras o números, se ejecutan en el frontis de los templos, Instituciones públicas y domicilios. Donde hay nacimientos del Niño Jesús. Las mudanzas pueden ser de 3 a 5 o más figuras. Los Caporales, se ubican a los extremos de las dos columnas desde allí se desplazan con pasos rítmicos, dando ligeros saltitos hacia adelante con un pie y el otro suspendido. Al encontrarse en el centro, empiezan a mostrar figuras, que consiste en ciertos movimientos sincronizados por ambos caporales. Los movimientos demuestran gallardía y belleza, regresan a su posición inicial. Terminada la demostración de los caporales, los pampas deben repetir los mismos pasos de la figura cada mudanza, tiene su nombre y su significado y se diferencia de las anteriores por el particular movimiento que realiza los caporales, en el centro una de ellas se llama por ejemplo: tirabuzón, cuando bailan mirándose por los costados. Las Mudanzas, fueron consideradas por el escritor Esteban Pavletich (1972:5) como un ballet popular, donde los caporales ponen como muestra la figura inicial de la Danza, breves y rítmicos saltos, apoyándose ya sobre el pie o sobre el otro y entre cruzando primeramente los brazos y seguidamente las piernas, sin romper en ningún instante la cadencia de la música. La cuadrilla, integrada por los negros más Jóvenes acompañan las evoluciones de los Caporales, haciendo tintinear armoniosamente sus campanillas y seguir con atención los movimientos que aquellos aderezan. ADORACION.- Se realiza delante de la imagen del Niño Jesús, en el interior o en el frontis del templo o domicilios, donde haya nacimientos todos sin pastorinas, ni sombreros, solo con mascaras. Los caporales y pampas en pareja, se desplazan ante el Niño. Allí, uno de ellos se arrodilla y el otro, da vuelta alrededor de su compañero con las manos hacia arriba, agitando la campanilla a manera de palmada, demostrando su reverencia y alegría por el nacimiento del Niño Dios. Las parejas, se turnan en el culto. Cada pareja, se acerca al Niño, efectuando determinado número que pueden ser con las manos en Cruz, sobre el pecho con los chicotillos en cruz, o acercarse arrodillados como lo hacen de la Catedral. Terminado la adoración por parte de los Negritos o pampas, los Corochanos se acercan a la imagen en columna, tomando con las manos, las puntas de las levitas y danzan delante del Niño, dando palmadas a sus cabezas calvas, en son de alegría por el Nacimiento. LA COLONIZACIÓN Y ESCLAVITUD
A su establecimiento, los blancos peninsulares utilizaron en calidad de mulas de cargas a los indígenas y los negros esclavos, este último había sido capturado como animales en los alrededores de la costa del África por mercaderes europeos, quienes transportaban en barcos con destino para ser vendidos como mercancía en los puertos de España para luego rematarlos en las colonias del nuevo mundo. Los negros que se compraban en los puertos del Callao en las barracas de Lima, se pagaba de acuerdo a la casta y tacha del esclavo en pesos de 500, 400, 300 y hasta de 200 pesos por cada negro y si estos se encontraban enfermos los llevaban al veterinario para ser atendidos como si fueran animales. Los mercaderes, que transportaban negros a la ciudad de Guanuco, eran trasladados en carretas movidas por caballos o mulas. Otros eran traídos a pié, pues estos eran muy duros su peregrinaje en el trayecto por las alturas de las zonas andinas: Ticlio y Cerro de Pasco sufrían el inmenso frío, heladas, hambre y hasta algunos morían en la travesía a Guanuco, sus cadáveres eran abandonados en el camino, y el vendedor sufría una pérdida. Después de dos semanas de viaje, la mercancía de "oro humano negro", llegaba a la ciudad de León de Guanuco. El producto tenía que ser lavado, bañado y presentado con una túnica blanca al día siguiente en la plaza mayor de la ciudad, eran rematados a los encomenderos y hacendados para la faena agrícola, para la producción de la caña de azúcar y otros para los servicios domésticos en las casas coloniales de los patrones. Una vez adquirido era conducido al herrero de la ciudad para ser marcado cada negro, con un signo distintivo puesto en la espalda o en el brazo derecho con un fierro hecho de ascuas (fierro candente) cual si fuera un animal, a este acto se le llamó "Carimba", esto lo hacía cada señor hacendado para reconocer cada negro de su propiedad, comprar un esclavo era costoso pero lo cual su propietario trataba de sacarle ganancia lo más rápido posible. Los primeros esclavos negros que llegaban al valle, fueron destinados a la agricultura, comenzaron a trabajar la tierra abriendo campos de cultivos, otros preparaban los terrenos utilizando la nueva tecnología traída por los europeos; el arado por medio de dos novillos dejando surcos para la siembra de los tallos de la caña de azúcar en grandes extensiones de terrenos, esta faena comenzaba cada mañana, los negros al oír el sonido de la campana, salían de los galpones listos para el trabajo agrícola, llevaban sus herramientas y a la vez portaban un sombrero de paja para protegerse de los rayos de la luz del sol, una camiseta, portaban un pantalón de jerga arremangada hasta la altura de la rodilla y caminaban descalzos. Los negros que se quedaban en sus galpones por enfermedad o por llegar tarde eran azotados y trasladados a los campos de cultivo, el lenguaje que utilizaba el capataz como medio de comunicación con los negros esclavos fue el látigo quien lo llevaba enrollado y colgado en la cintura, su sonido en el aire sonaba c***o un chasquido parecía una víbora dispuesta a morder. Algunos negros no soportaban estos tratos se evadían mientras se descuidaba el capataz y fugaban por las alturas de Ambo y San Rafael con rumbo desconocido: el frío y el hambre fueron sus peores enemigos de los que se fugaban pues morían en las quebradas abandonados solo se encontraban sus restos fósiles que quedaban como huellas, otros el desconocimiento del camino eran presos de sus captores hombres armados de arcabuces, estos negros eran capturados y conducidos a la hacienda a donde pertenecían para cobrar alguna recompensa por su captura, estando en la merced de sus hacendados se les aplicaba castigos bárbaros como la brea, los fierros malvados, quemándoles su carne, 200 azotes, hasta dejarlos casi mu***os, todo esto lo hacían delante de sus compañeros para que así enmendaran y se les quitara las ganas de huir, el trabajo en el campo continuaba con eficacia sin descanso, el factor geográfico y climático favoreció el establecimiento de los negros esclavos y el cultivo de la caña de azúcar, de ellos se tuvo que hacer una gran industria de los productos derivados, siendo el primer ingenio en el Perú durante la colonia de producción de la famosa caña de azúcar traída por los europeos adaptados similar a las de las islas Antillas. Cada vez se necesitaba mayor cantidad de la mano negra de esclavos y se procedió a la exportación en mayor escala, el trabajo de éstos negros eran satisfactorio y rendidor para el hacendado que tuvieron enormes ganancias en esta zona de Guanuco. Los negros que trataban de huir eran encadenados en los pies y así trabajaban a consecuencia de su osadía. Se crearon los nuevos jefes llamados los caporales, estos eran dos negros que se ocupaban de cuidar y vigilar a los negros que trataban de huir del trabajo. Comenzaron a producir la caña de azúcar en gran cantidad hasta que se comenzó a exportar los productos de la caña por la Sierra Central y una parte para la Capital, al finalizar el siglo XVI., en el valle primaveral del Huallaga o Pillcomayo la producción era muy fructífera, comenzó a tener gran importancia, produciendo como azúcar, chancaca, alcohol, aguardiente, huarapo y otros, pero esto se debió al sudor, al esfuerzo y a las lágrimas de los trabajadores esclavos negros quienes habían reemplazado a la mano de obra del indio o indígena en las faenas agrícolas. En la mañana, cuando el sol levanta su vuelo por el cristalino cielo azul, en el campo a paso lento, se desplazan dos caballeros montados en su caballo. El jinete, que lleva la delantera de sombrero de paja a la pedrada, con traje dril azulino, calza unas recias botas con relucientes espuelas de plata, se trataba del Capitán Luis Quesada de Velásquez, dueño de la casa hacienda. A su costado, le acompaña el Capataz Don Andrés de Rivera, en la supervisión de los campos de cultivo de la casa hacienda de Andabamba, después de algunas horas en las zonas de plantaciones. Las otras áreas de cosecha de la caña, pasó a revisar el molino, allí se encontraba el negro José y otros negros en la destilación del cañazo, entraron los dos caballeros a beber algunos vichis de aguardiente y antes que se le ordene el negro José, salió a saludarlo.
- Buen día mi patroncito preguntó ¿se le ofrece mi servicio?
- Respondió el Capitán - Si José.
- Tráeme una botella y dos vichas para probar la calidad del cañazo que tenemos.
- José contestó - si mi patrón.
- Corrió al depósito, donde se encontraba listo para su exportación, hacia la capital, la trajo y se
pusieron a beber.
- Esto sí es calidad - dijo el capitán.
¡Aah! Respondió su capataz, es muy buena, pero los ojos del capitán reflejaban tristeza por su esposa y extrañó su menor hijo Juan, que se encontraba en la capital. Tomaron algunos cañazos, pero como estos se encontraban muy fuertes, salieron y se fueron a descansar. Desde el patio de la casa colonial, al pie del majestuoso arco, dirige la mirada hacia adelante y encuentra una majestuosa torre, postrada firmemente en una sola pared. En cuyo altar, se observa el símbolo de la cristiandad: la cruz, recibiendo los primeros rayos del sol. En este lugar, posee tres hornacinas de estilo europeo donde guardan celosamente, en cada una de ellos una campana de diferente tamaño, como el sonido de cantar, está a la vez sostenida por una madera de huarango. Lo llamaban el reloj de la hacienda, otro símbolo de la esclavitud, símbolo de la salvación, lo llamaban los negros esclavos. Este trabajo de tocar las campanas estaba a cargo del capataz y de los negros caporales de la hacienda. En la casa hacienda, se hallaban como caporales dos negros más fuertes, quiénes habían sido designados años atrás para ordenar y hacerse cargo de los negros esclavos de la hacienda. Estos eran Benito y Blaz Berrospi, el primero provenía de la tribu del Congo. Era el negro más cristiano allegado al grupo de sus hermanos negros esclavos. El segundo, el negro Blaz, provenía de la tribu o nacionalidad de Angola, quien tenía un corazón fuerte y muy duro en contra de sus hermanos, que siempre servía y estaba dispuesto a las órdenes de su señor hacendado, al pie de la letra. El horario de trabajo, en las faenas agrícolas, era desde las primeras campanadas, pues éstas eran el reloj. Tres campanas, simbolizaban el cambio o el turno a que se sometían los negros al oír el sonido de ellos. La campana más grande, que se ubica en la parte baja al lado derecho, el sonido de ésta significaba que los negros, se levantarían de sus galpones para ir a trabajar a las faenas agrícolas, o en los trabajos de los servicios domésticos de la hacienda. Se dejaba escuchar desde las primeras horas en que el cielo alumbraba, y esta era muy dolorosa por que los negros decían:
- Un día más.
- Un día más para sufrir. La otra campana mediana, que se ubicaba al lado izquierdo tenía un sonido agudo y era lo contrario de la otra. Ésta significaba el retorno del trabajo a la casa, el descanso. Se escuchaba cuando el sol se encontraba al centro del cielo, era la una de la tarde, para el almuerzo. También a las seis y media para el descanso, hasta el día siguiente, siendo el alivio de los negros al oírla. La campana, que se ubica en lo más alto se escuchaba para la ceremonia de los patrones, visita de algún pariente o visita de algún comerciante que venía con productos de la capital. Esta en combinación con la otra más pequeña, significaba reunión de urgencia en la finca con todo el personal. Y todos los días, se dejaban escuchar desde las primeras horas, que el cielo azul alumbraba hasta que el astro Rey se ocultase. El día pasaba, el capitán ansioso se preguntaba
¿Cuándo su esposa arribaría a la hacienda?... su mente lo transportaba mas allá de su imaginación.
¿Tal vez tuvo un accidente en la trocha carrozable por las alturas? tenía diferentes pensamientos. Salió de la sala y se dirigió al patio, allí se encontraba la criada María a quien ordenó:
- María, vete al campo a recoger algunas flores para el señor que se encuentra en el altar de la capilla. María respondió:
- Si mi señor. Todas las mañanas, antes de salir al campo se postraba de rodilla ante el altar del señor crucificado, poniéndose a rezar. La servidumbre en silencio observaba todos los movimientos del patrón, que presentía la ausencia de su esposa. Su tristeza era notoria, este se ponía triste acompañándole su sentimiento José, Fermina, Tomas y otros negros que se encontraban en el servicio doméstico, también María, no dejaba de poner flores al señor en el altar. Doña Francisca, la esposa del capitán, era muy considerada por todos los negros de la hacienda y le tenían mucha pena durante su ausencia en la casa. Estaba por finalizar el año, 22 de diciembre de 1650, a las nueve de la mañana a la vista del negro Manuel, dio la alarma gritando, que se acercaba un coche y un jinete acompañado, era la señora esposa del capitán, la dama Francisca Ulloa que retornaba de la capital. La señora venía en un reluciente carruaje en el cual iban cinco personas. La señora, su hijo Juan, una criada, el cochero y un negro montado en su caballo, acompañándole. Los criados le cayeron como oleada al carruaje, recibiéndola con alegría, a la entrada de la hacienda el negro Benito, al ver corrió a recibirla quién la besó los pies al bajar del carruaje, ella le preguntó.
- ¿Dónde se encuentra mi esposo?
- Le respondió
- Mi señor amo, se fue muy temprano a observar el trabajo de la cosecha de la caña. Al rato llegó el capataz Andrés, quien le dio una orden al negro Benito:
- Negro Benito toca la campana del altar para que viniera el señor capitán.
- Si mi señor respondió Benito, corriendo a la torre y comenzó a tocar la campana con toda alegría por la venida de la señora, porque ella era muy buena y muy bondadosa con sus hermanos de raza. Al oír estas campanadas, el Capitán Luis tomó su caballo echó a galope de su bestia a ver quién había venido, al llegar a la hacienda se dio con la sorpresa, y la alegría al ver a su esposa, corrió a sus brazos y de su menor hijo. Mientras esto sucedía en la casa hacienda, en el campo los negros se preguntaban ¿Quién había venido? o han llegado más negros para la chacra. El Capitán, le dijo a Andrés que coordinara con los caporales, para que suspendan la labor agrícola y otros trabajos de los negros en la hacienda, pero el caporal Blaz no se encontraba, y solo hallándose Benito quien tuvo que ir en su busca. Este fue acompañado de su menor hijo Juan. Después de un rato, lograron ubicar al negro Blaz, por el camino de vuelta a la casa hacienda el pequeño Juan, contaba a Benito cómo había estado en la ciudad capital. Una vez reunidos, fueron al pié de las campanas y comenzaron a tocar en combinación, al oír los trabajadores negros en la chacra se sorprendieron pues era una reunión de todos los trabajadores en la finca, corrieron dejando las labores agrícolas y ganaderas en el campo. Una vez concentrados en el patio, se dio a conocer la gran noticia mediante las palabras del capataz don Andrés.
- ¡Escuchen con atención! al personal.
- Doy a conocer la llegada de la señora esposa de nuestro Capitán y honra nos hace con su presencia en vuestra hacienda. Después de haber anunciado estas palabras, salió detrás de uno de los arcos que conducía a la sala doña Francisca Ulloa, al verla todos los negros se alegraron, ella manifestó diciendo:
Criados de mi gran esposo, se aproxima la fiesta de Pascua y se tiene que preparar por primera vez el nacimiento del niño Jesús en nuestra hacienda. Es una antigua costumbre que celebraban mis antepasados allá en España y hoy se tiene que seguir esta devoción en nuestra casa. Después tomó la palabra el Capitán y dijo:
- Se celebrará la fiesta de Pascua al niño Jesús y la llegada de mi amada esposa.
- ¡Querido Esposo! Tomados de las manos, se dirigió por el pasadizo, llegaron a la sala y empezaron a hablar con voz muy tranquila. En la hacienda de Andabamba, para las festividades de Pascua los negros se alistan para preparar de sus patrones y amos. La fiesta navideña, se celebra cada año en España, los patrones tenían mucha fe católica a la religión cristiana, a esto se suma que los negros esclavos comenzaron a creer en la religión de sus patrones, con un sentimiento negro cristiano, creando su propio niño a quien le pusieron de nombre: niñito Jesús. En los galpones, las nodrizas, María del Carmen y Fermina comenzaron a idear que ellos también podrían confeccionar un pequeño niño, para llamarle "NIÑO JESÚS", como el de sus patrones, para rendirle devoción ocultas en las barracas de los galpones. La devoción tenía el sentimiento de liberación la cruel esclavitud, en la danza de la adoración. Era una mezcla de ritmo y devoción a los símbolos cristianos, a través de sus saltos y cantos, similar a los cultos rituales de origen africanos. En la noche del día 23 de diciembre, este pequeño Niño Jesús, llamó la atención. Todos reunidos en los galpones estaban de acuerdo, solo faltaba informar al presidente de las juntas "Los Caporales". Se sabía que el caporal Benito estaba de acuerdo, pero el caporal Blaz, no lo aceptaba. Al final, las negras convencieron a los caporales y quedaron que el 24 en la noche se reunirían en los galpones. Las tareas, se dividieron entre los dos negros caporales y todos los hombres se pusieron en actividad, de inmediato organizándose en grupos. Benito, con el grupo de negros de pampas, salieron con dirección a las quebradas, valles, peñas y orillas de los ríos, para recoger plantas nativas de la zona: cabuya, barbasco y otros. Benito mientras tanto, pensaba en voz alta y decía: Este es un hecho histórico, gracias a la bendición del niño Jesús de mis patrones. Retorno a la hacienda horas después el Capitán Luis Quesada, ordeno al caporal Benito, adornar plantas de la zona, un nacimiento en la capilla de la casa. Si mi Señor - respondio. Otro grupo de negros apoyaban en la cocina, se mataron seis carneros para el banquete del 25 de Diciembre, día central. No solo se hizo el banquete para los señores de la casa, sino también, las criadas negras, hicieron comidas en grandes pailas para todos los negros de la hacienda. Esta comida fue llamada: sopa de mote, posteriormente se cambio de nombre, llamándole Patasca, comida favorita de los negros esclavos. Consistía en una sopa con mote, cabeza de carnero, patas, menudencia, comida que no era consumido por los señores hacendados. En la lujosa sala, don Luis dio orden al capataz, ir a la ciudad, para que personalmente le pusiera en conocimiento la llegada de su patrona e invitar a algunos de sus familiares, para pasar la Fiesta de Pascua en familia, en la Casa Hacienda. Era las 10:30 de la noche del día 24 de diciembre y don Luis ordenó a su capataz Andrés, para que vinieran los caporales, los negros y negras esclavos de la hacienda, para que escucharan la santa misa: de noche buena en la capilla de la casa Hacienda de Andabamba. Los negros, se mantenían en silencio. Concentrados en la parte baja del pasadizo, que da al patio de la casa, arrodillados mirando al altar. Mientras que los dueños de la hacienda y su pequeño hijo, salieron al pasadizo. Don Luis dijo: Andrés, haz pasar al sacerdote para que celebre la misa de Nochebuena. El padre Fray de Martínez, salió y se postró ante el altar, frente a todos, y comenzó la misa. A las doce de la noche, la señora Francisca tomó al niño Jesús y lo puso en el pesebre sobre una porción de paja. Entonces, el padre Fray de Martínez, invitó a don Luis para que tomara la palabra. Éste manifestó frente a sus familiares, servidumbre y esclavos, leyendo el libro de actas que había escrito el día anterior:
"Todos reunidos delante del altar del nacimiento de nuestro Niño Jesús, os digo que todos los negros que se encuentren bajo el techo de mi Hacienda, tendrán derecho desde hoy en adelante a ser libres, en días de Fiestas Pascuas del nacimiento de nuestro Niño Jesús de esta Hacienda de Andabamba. Ante este libro de actas, suscribo yo el señor Luis Quesada de Velásquez, frente a nuestro redentor el Niño Jesús." Ante estas las palabras del hacendado de Andabamba, su esposa al escuchar se sintió muy feliz, pues ella estimaba a los negros. Mientras tanto, los negros al escuchar las palabras de su amo, volcaron su alegría hacia el hacendado y su esposa, quienes dijeron que ellos también deberían celebrar a su estilo. Los negros, mulatas, zambos y otras castas comenzaron a regresar a sus barracas para festejar su libertad por primera vez. Libertad incondicional, de un solo día a todos los negros de la hacienda de Andabamba, por Fiesta de Pascua. Era más que un asueto, los negros y las negras en los galpones de sus barracas, llevaron flores al Niño, que habían confeccionado las nodrizas. La cofradía de negros realizaba este acto, sin que se enteraran los capataces blancos del hacendado. Ante noticia recibida de los patrones, los negros en sus galpones, también iban ha celebrar las festividades por su libertad o asueto al finalizar el año. El caporal de cada nación o presidente de las juntas, realizaron sus reuniones en esta noche de fiesta, más no debían beberán. Se divertían, a su estilo tomando las cadenas en sus manos y bailaban formando cofradías de negros, haciendo sonar sus cadenas. Mientras que un grupo de ellos, cantaba, sentados o arrodillados, tocando sus mates con tambor (plato seco de calabaza que en el día servía como medida de los granos de maíz, y como plato para recibir su comida) y otros instrumentos. En los galpones, reunidos todos los negros y negras comenzaron a bailar, pero como no podían agradecer al Niño de sus amos, porque no era permitido que los esclavos danzaran alrededor del Niño Jesús. Ellos, comenzaron a adorar al niño que confeccionaron las nodrizas Marín del Carmen y Fermina, como si fuera el Niño Jesús de sus patrones, éstos llegaron a tener mucha fe al Niño. Tomando huarapo y aguardiente, celebran una gran fiesta. Esta acción, se dejó escuchar por los hombres de guardia y demás dueños de la casa, al ver tanta alegría y canto de aquellos negros que se escuchaba entre sus galpones, el capataz de la hacienda se acercó a ver los festejos de los esclavos y sorprendido informó todo lo que había visto a sus señores patrones. Toda la alegría y el comportamiento en los galpones de los negros, las alabanzas que hacían de su libertad, lo hacían como si ellos estarían alabando y adorando al niño de sus patrones. Al llegar los señores hacendados, quedaron impresionados al observar el baile de sus esclavos que danzaban en su galpón. Esta visión, produjo un dulce sentimiento en el corazón de la señora del patrón. Mientras oía los cantos y veía el baile de los negros, se prometió así misma obsequiarles ropas y vestidos para todos. Al día siguiente 25 de diciembre, fiesta central de Pascua. Los hacendados entregaron ropa nueva a todos sus esclavos. Esta ropa, se obtenía de los obrajes (centros laborales de gran importancia en el Virreinato dedicados a la manufactura de textiles e hilos de lana, algodón y cabuya) de Quivilla, Puños, Baños, Llata y otros, obrajes gracias al intercambio con el aguardiente, azúcar y otros productos de la hacienda. A partir de ese año, las ropas se entregaban en cada fiesta de Pascua infaltablemente. La vestimenta consistía: para los hombres, calzón de cordellate, capotillo del mismo, un cotón de bayeta, bordado en las solapas con hilos de colores y un sombrero de paja que era traído del norte del país. Para las mujeres la vestimenta consistía en: un faldellín cosido con cintas de resta, dos varas de tocuyo en corte con diez hebras de pila para camisa o justan y un paño para la cabeza. Esta vestimenta, era repartida para todos. Sean adultos o niños, de acuerdo a su edad y tamaño. A los recién nacidos, se les proporcionaba "dos varas de bayeta de tocuyo para pañales y mantillas". Al día central, se invitó a los caporales negros a bailar en el patio de la hacienda, para adorar a su Niño Jesús, el cual se convertiría en su salvador por lo que a partir de ese momento le rendirían culto con sentimiento, haciendo conocer el sufrimiento, con las mudanzas del castigo en el arco hoy en día denominado el tirabuzón. Al ver el sentimiento de los negros por el Niño Jesús, doña Francisca toma del brazo a su esposo y lo invita a bailar dentro de esta cofradía, disfrutando conjuntamente con sus esclavos. Esta fiesta se prolongó un día más, donde se invitaron a los hacendados de los diferentes lugares de Guanuco como:
Tomayquichua, Vichaycoto, Quicacán, Cayhuayna, Colpa Baja, Colpa Alta, Huancachupa y demás señores de la ciudad de León de Huánuco, a presenciar el baile de la Cofradía de Negros. Los hacendados invitados, salieron impresionados por esta danza por lo que pidieron permiso a don Luis y doña Francisca para que esta Cofradía, visite a sus respectivos fundos con el fin de adorar a su niño. Cuando esta Cofradía bailó en cada una de las haciendas, sus hermanos de raza también quedaron impresionados, imitando este ritmo negro andino, propagándose de esta manera este baile de adoración al niño Jesús, por fe y devoción casi en toda nuestra región Huanuqueña. En las demás haciendas los señores dueños, no tuvieron la misma voluntad de don Luis y doña Francisca, para participar con sus esclavos por lo que un par de esclavos negros se tenían que vestir con ropas viejas de sus amos, para disimular o imitarlos en la Fiesta de Pascua. Esta cofradía era agasajada con guarapo y aguardiente en vichis de barro, como agradecimiento por haber danzado y adorado a su niño Jesús. Y es así que los negros visitaban las demás haciendas y fundos de Huánuco cada año.