26/12/2024
La época navideña puede ser muy agotadora, especialmente cuando tienes hijos. La presión de las festividades, las expectativas y el estrés pueden hacer que esta época sea desafiante.
Es un buen momento para reflexionar sobre lo que he logrado hasta ahora y reconocer el esfuerzo que he puesto en superar las dificultades, hablemos:
Reconocimiento del Esfuerzo: A pesar de los desafíos, he logrado superar la primera etapa de diciembre y la Navidad. Esto es un logro significativo, especialmente considerando las responsabilidades y el estrés que conlleva ser padre, aunque no estoy ni cerca del ideal del padre dando regalos a mis hijos, los que logro darles son producto del más sincero cariño y esfuerzo de eso no tengan duda.
Balance y Autocuidado: Es importante recordar la importancia del autocuidado. Tomarte un tiempo para ti mismo, aunque sea breve, puede ayudarte a recargar energías y enfrentar el resto del año con una mejor perspectiva, empezar el año bajo de energías y sin ganas de seguir es una de las cosas a las cuales siempre me enfrento y sobretodo por mi profesión dónde no es secreto que los dos primeros meses del año suelen ser bastante lentos, ojalá esto cambie el próximo año.
Conexión Familiar: Aunque puede ser agotador, esta época también ofrece oportunidades para fortalecer los lazos familiares. Reflexiona sobre los momentos especiales que has compartido con tus hijos y cómo estos momentos contribuyen a su crecimiento y felicidad.
Expectativas Realistas: A veces, la presión de cumplir con las expectativas puede ser abrumadora. Es útil recordar que no todo tiene que ser perfecto. Lo más importante es estar presente y disfrutar de la compañía de tus seres queridos, gracias dios por darme esa dicha.
Mirando Hacia el Futuro: Con el fin de año a la vuelta de la esquina, es un buen momento para pensar en tus metas y aspiraciones para el próximo año. ¿Qué te gustaría lograr? ¿Cómo puedes prepararte para un año nuevo más equilibrado y satisfactorio? Son cosas que pienso a menudo justo antes de dormir y siempre con la convicción de que una mañana me despierte dando un salto sustancial en mi calidad de vida y la de mis hijos, nunca es tarde.