11/06/2024
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A Jeroboam ya no le importó el bien espiritual ni el destino de su gente. Solo quiso satisfacer sus propios intereses y deseos de poder. Manda hacer dos becerros de oro, y le dice al pueblo, que ya no suba a Jerusalén adorar a Dios, que aquí tienen ya sus dioses, y que estos dioses fueron quienes los sacaron de Egipto. Y puso sacerdotes a quien él quería, y estos no eran de la tribu de Leví. El pueblo se volvió idolatra a causa de él.
En este capítulo 13 de 1 Reyes, viene un varón de Dios al altar de Bet-el dónde también esta Jeroboam listo para quemar incienso, este profeta clamó contra el altar y dijo, altar, altar, así ha dicho Jehová: He aquí que a la casa de David nacerá un hijo llamado Josías, el cual sacrificará sobre ti a los sacerdotes de los lugares altos que queman sobre ti incienso, y sobre ti quemarán huesos de hombres. Este profeta dice que este mismo día el altar se quebrará, y la ceniza que sobre él está se derramará. Cuando el rey Jeroboam oyó la palabra del varón de Dios, que había clamado contra el altar de Bet-el, se molestó tanto que, extendiendo su mano desde el altar, dijo: ¡Prendedle! Mas la mano que había extendido contra él, se le secó, y no la pudo enderezar, y el altar se rompió, y se derramó la ceniza del altar, conforme a la señal que el varón de Dios había dado por palabra de Jehová.
Al darse cuenta Jeroboam, le dice al varón de Dios, que ore a Dios para que su mano pueda ser restaurada, pero ojo aquí, Jeroboam no le dice al profeta que ore para que su pecado sea perdonado y su corazón cambie, sino solo para que su mano sea restaurada, que ironía la de Jeroboam; luego le dice ven conmigo a casa, y comerás, y yo te daré un presente, pero el varón de Dios le responde aunque me dieras la mitad de tu casa, no iría contigo, ni comería pan ni bebería agua en este lugar, porque así me ordenó Jehová, diciendo: No comas pan, ni bebas agua, ni regreses por el camino que fueres.
Muerte del varón de Dios. La historia del varón de Dios se desvía inesperadamente y trágicamente cuando aparece un profeta anciano de Bet-el. Este anciano al escuchar lo que había acontecido alrededor del altar, logra alcanzar a este varón de Dios que estaba descansando en el camino, y le extiende su propia oferta de hospitalidad la cual al principio rechaza por las mismas razones que antes. Pero este profeta le miente, afirma que Dios le había hablado a él y le dijo que lo trajera a su casa, para que coma pan y beba agua.
Pero a este varón de Dios hizo caso al anciano. Dios mismo le había dado órdenes estrictas de no comer o beber nada mientras estuviera en su misión (v.9). Este varón de Dios al comer, beber y viniendo la Palabra de Jehová, diciéndole porque no le había hecho caso. Este varón inmediatamente ensilló su asna, y yéndose en el camino le topó un león (v.24) y le mató. Murió porque escuchó a un hombre que decía tener un mensaje de Dios, en vez de obedecer lo que Dios le había ordenado. Este profeta debió haber seguido la Palabra de Dios en vez de los rumores, además ni conocía aquel supuesto profeta anciano. Confíe en lo que dicen las Escrituras y no en lo que alguien dice que es verdad. Rechace lo que otros digan que son mensajes de Dios si sus palabras contradicen la Biblia.
Los creyentes corren el mayor peligro de ser sacados de su camino al escuchar también a los falsos pastores y lideres religiosos de estos tiempos. Podemos preguntarnos si el malvado profeta quedó impune, mientras que el hombre santo de Dios fue castigado repentina y severamente. ¿Qué haremos de esto? Los juicios de Dios están más allá de nuestro poder de comprender; y hay un juicio por venir. Nada puede excusar ningún acto de desobediencia voluntaria a Dios. Esto muestra lo que deben esperar quienes escuchan al gran engañador. Los que ceden ante él como tentador, se aterrorizarán por él como torturador. Aquellos a quienes ahora adula, luego volarán; y a quien él dibuja en pecado, tratará de conducir a la desesperación.
Sin embargo, Jeroboam no aprendió su lección. Los acontecimientos mostraban sin lugar a duda que el altar en Bet-el existía en contra y en desafío de la voluntad de Dios, pero Jeroboam persistió en su pecado, el pecado que finalmente resultaría en la destrucción total de Israel y de su propia casa.